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Lula, Petro, Boric, AMLO… Las variopintas izquierdas de la región
Con el reciente triunfo de Lula en Brasil, América Latina, dicen especialistas, no da un “giro a la izquierda”, sino a “las izquierdas”, pues los mandatarios que se inscriben políticamente como lo opuesto a la derecha, esgrimen discursos heterogéneos y podrían dividirse en tres grupos.Con el reciente triunfo de Lula en Brasil, América Latina, dicen especialistas, no da un “giro a la izquierda”, sino a “las izquierdas”, pues los mandatarios que se inscriben políticamente como lo opuesto a la derecha –desde López Obrador hasta Boric, pasando por Ortega, Maduro, Díaz-Canel o Petro– esgrimen discursos heterogéneos y podrían dividirse en tres grupos: el autoritario y antidemocrático; el socialdemócrata, ambientalista y feminista, y por último el “híbrido”, en el que colocan al mandatario mexicano.
BOGOTÁ (Proceso).– Más allá del lugar común en que se ha convertido hablar del “giro a la izquierda” de América Latina, el proceso que se sella en la región con el triunfo electoral de Luiz Inácio Lula da Silva en Brasil, el pasado 30 de octubre, es un “giro a las izquierdas”, que se caracteriza por la “enorme diversidad” de los proyectos políticos e ideológicos que se desarrollan desde el Bravo hasta el Cono Sur, “con discursos que apelan al desarrollo social, a la lucha contra la inequidad y a la revaloración del papel del Estado”.
Así lo plantea la maestra en estudios latinoamericanos María Fernanda Zuluaga Gómez, quien dice que “las izquierdas” que han llegado al poder en la región “son tan variopintas, que gobernantes que se dicen de izquierda, como Nicolás Maduro (Venezuela) y Daniel Ortega (Nicaragua), chocan y antagonizan con progresistas modernos, como Gabriel Boric (Chile) y Gustavo Petro (Colombia)”.
Y eso, asegura, significa que el “viraje a la izquierda en la región tiene como particularidad una gran heterogeneidad política e ideológica”.
En entrevista con Proceso, Zuluaga Gómez divide a las izquierdas latinoamericanas que han llegado al poder en tres grupos o “variantes”: la “autoritaria y hostil a la democracia liberal”, en la que ubica a Ortega, a Maduro y al mandatario cubano Miguel Díaz-Canel; la “socialdemócrata, ambientalista y feminista”, con Boric y Petro como principales exponentes, y “la híbrida”, en la que ubica al mexicano Andrés Manuel López Obrador.
De acuerdo con la latinoamericanista colombiana, López Obrador “llegó al poder con gran legitimidad democrática, pero tiene rasgos que revelan su desdén por la institucionalidad democrática y su aversión por los organismos autónomos”.
Dice que resulta “poco comprensible la iniciativa (del gobierno de López Obrador) para reformar a la autoridad electoral mexicana (el Instituto Nacional Electoral), que es referente de transparencia y buen funcionamiento en América Latina”.
En esa “izquierda híbrida”, que tiene “elementos de la vieja izquierda latinoamericana y al mismo tiempo muestra un respeto formal por la democracia y el mercado”, Zuluaga Gómez sitúa también a los presidentes Alberto Fernández (Argentina), Luis Arce (Bolivia), Pedro Castillo (Perú) y Xiomara Castro (Honduras).
“Son proyectos políticos que tienen rasgos caudillistas, nacionalistas, socialdemócratas, cierta idealización de la Revolución Cubana y mucha influencia del movimiento social, como el peronismo argentino en el caso de Fernández y el indigenismo en el caso de Luis Arce”, señala la maestra en estudios latinoamericanos de la universidad española de Salamanca.
Dice que Lula, quien asumirá como presidente de Brasil el próximo 1 de enero, está “mucho más cerca de los izquierdistas modernos Boric y Petro, quienes están muy comprometidos con las mujeres, las minorías raciales y sexuales, y la lucha contra el cambio climático”.
De acuerdo con Zuluaga Gómez, las izquierdas latinoamericanas que llegaron al poder no sólo son diferentes, sino que chocan en temas como los derechos humanos.
En septiembre pasado, durante un conversatorio con estudiantes en la Universidad de Columbia en Nueva York, Boric criticó a la izquierda que evita criticar las violaciones a los derechos humanos en Nicaragua y Venezuela.