Narcotráfico
"No queremos otra Reynosa"
Habitantes de la zona le habían entregado al presidente López Obrador una extensa carta donde le detallaban el pleito por la plaza y cómo, a raíz de la ejecución del Morgan, la inseguridad, los retenes y las ejecuciones habían aumentado.CIUDAD DE MÉXICO (Proceso).– La tarde del 2 de julio, el presidente López Obrador estaba en un restaurante de la ciudad de San Luis Río Colorado, Sonora, cabecera del municipio del cual forma parte Luis B. Sánchez, pueblo dominado por El Ruso.
Momentos antes, habitantes de la zona le habían entregado una extensa carta donde le detallaban el pleito por la plaza y cómo, a raíz de la ejecución del Morgan, la inseguridad, los retenes y las ejecuciones habían aumentado.
El grupo que firmó la carta al presidente comenta: “No queremos otra Reynosa”, en referencia al enfrentamiento ocurrido el 21 de junio en la ciudad tamaulipeca, donde murieron 14 civiles.
“Aquí todos sabemos dónde viven los narcotraficantes, así como también lo sabe el Ejército y no hace nada por cambiar la situación”, dicen que le comentaron al Ejecutivo federal.
Dos semanas después, la Guardia Nacional y el Ejército incrementaron sus “patrullajes disuasivos” y en la mesa de seguridad del estado de Sonora se abordó el tema por órdenes presidenciales.
Además, en cuatro de los siete accesos que tiene el núcleo poblacional que forman Luis B. Sánchez, Sonora, y Estación Coahuila, Baja California, la policía municipal del valle realiza operativos coordinados.
Por parte del Ejército, el 23 regimiento de caballería adscrito a Mexicali y la base de operaciones mixtas en Francisco Munguía, a 10 kilómetros de Luis B. Sánchez, realizan recorridos por la zona. A su vez, la Guardia Nacional envió más de sus elementos a reforzar labores de los que ya están basados en San Luis Río Colorado.
Todos ellos participan en los “filtros” y operativos que realizan las policías municipales de las 21:00 a las 05:00 horas.
Pero en especial, Ejército, Guardia Nacional y policías municipales centran su trabajo en la zona conocida como “el vado”, por donde, según los informes de la mesa de seguridad nacional, se supone que cruzan “los grupos delincuenciales” de un estado a otro.
También se comisionó a personal para hacer revisiones en otra de las salidas de Luis B. Sánchez-Estación Coahuila, que da al pequeño poblado llamado Riito, a escasos 15 minutos.
A pesar de todo eso, unos pobladores relataron a Proceso que hace dos semanas, una madrugada que regresaban de una fiesta familiar, un grupo del crimen organizado que no ocultaba sus rostros los detuvo.
“Nos revisaron, nos apuntaron con armas largas y, aunque no nos hicieron daño, sí nos asustamos mucho. Nunca dijeron qué buscaban pero, cuando les dijimos que vivimos en el pueblo, nos dejaron pasar y nos regresaron nuestros celulares…
“En el pueblo estamos aterrorizados, no podemos salir de nuestras casas y nos autoimpusimos un toque de queda para evitar una bala perdida, pero también porque ellos no se cubren el rostro y nos da temor reconocerlos luego en cualquier calle, donde por cierto, andan sin ningún problema, con sus cuernos de chivo a la vista.”