Frida Kahlo
Frida Kahlo, un éxito a medias
Aunque los medios de comunicación se han desbordado en exaltar que una pintura de Frida Kahlo se subastó el pasado martes 16 de noviembre en 34 millones 883 mil dólares, la venta no es tan exitosa como parece.CIUDAD DE MÉXICO (Proceso).– Aunque los medios de comunicación se han desbordado en exaltar que una pintura de Frida Kahlo se subastó el pasado martes 16 de noviembre en 34 millones 883 mil dólares, la venta no es tan exitosa como parece.
Con un rango de salida entre 30 y 50 millones de dólares, el retrato doble x de 1949 apenas rebasó su estimado más bajo, vendiéndose en 31 millones. Los otros 4.9 millones de dólares corresponden al “premium” que cobra la casa subastadora como un porcentaje sobre el cierre de puja. Sin embargo, aún así, el resultado es positivo porque permite cuestionar prospectivas y ubicar tendencias y estrategias de construcción de valor de la industria artística de alto nivel y presencia global.
Subastada por Sotheby´s en su sede neoyorquina, en modalidad presencial con participación telefónica bajo el título de Modern Evening Auction (Subasta de Arte Moderno nocturna), la puja por la pintura de Frida Kahlo no provocó tanto interés, ya que sólo contó con dos interesados y se cerró en 1.37 minutos; diferencia notoria con la puja, en la misma sesión, por una escultura móvil de Alexander Calder de 1949, que mantuvo a varias personas ofertando durante 12 minutos, rebasando el estimado más alto de 15 millones al venderse en 19.7 millones de dólares https://www.instagram.com/p/CWW9A1yoNAb/ y https://www.instagram.com/p/CWXeT7tARwg/.
Que el mercado secundario global de alto nivel ha descubierto el potencial que actualmente tienen las mujeres artistas, es evidente. En la segunda sesión de la misma subasta celebrada un día después por la mañana ?–Modern Day Auction, miércoles 17 de noviembre–, tres mujeres artistas sorprendieron aun cuando su cotización no alcanzó los seis ceros. Ellas son la francesa Sonia Delauney (1855-1979) que, con una obra en papel ?–gouache, pastel y lápiz– realizada en 1962 rebasó su estimado más alto de 80 mil dólares, al venderse en 201 mil 600 dólares; la norteamericana Elaine de Kooning (1918-1989) que, con un estimado de 20 mil a 30 mil dólares para su acuarela Catskill Woods Study (Estudio del Bosque de Catskill) de 1965, llegó a los 441 mil dólares; y la alemana Gabriele Münter (1877-1962) que, con un precio de salida de 250 mil a 350 mil dólares por su óleo sobre tabla de 33 x 44.5 cm realizado en 1908 con el título de Obere Hauptstrasse, Murnau (Alta calle principal, Murnau), alcanzó una venta por 1 millón, 411 mil 500 dólares.
Tres ventas que, al compararse con los resultados de la adquisición de la pintura de Frida Kahlo, evidencian tanto su moderado valor comercial como la imposibilidad de competir con la artista norteamericana que, desde 2014, sobresale por haber vendido en subasta la obra más cara de una artista mujer: Georgia O’Keeffe (1887-1986) con su pintura Jimson Weed/White Flower No. 1, de 1932, que se subastó en 2014 por 44.4 millones de dólares.
Adquirido por el empresario y coleccionista argentino Eduardo F. Constantini (1946) ?–fundador del Museo de Arte Latinoamericano de Buenos Aires (MALBA)–, el pequeño óleo sobre masonite de 30 x 22.4 cm, Diego y yo, es una pieza que realizó Frida Kahlo para los norteamericanos Florence Arquin y Sam Williams en junio de 1949, un año antes de que empezara el sufrimiento físico que la llevó a la muerte en 1954.
Sin contar con descripciones específicas de la artista, la pintura se ha interpretado como una narrativa en la que Frida representa en su frente el retrato de su esposo, Diego Rivera, como referencia simbólica tanto a la inteligencia de su cónyugue como a la importancia que tenía en su vida. Las tres lágrimas que fluyen de sus ojos y que recuerdan a las vírgenes dolorosas virreinales, se han interpretado como el dolor de la artista por las infedilidades de Rivera.
Ante este escenario, ¿qué tan valiosa es la propuesta de Frida Kahlo?
Crítica publicada el 21 de noviembre en la edición 2351 de la revista Proceso, cuya edición digital puede adquirir en este enlace.