Computación

Anuncian el Premio Nobel de Física 2023

Curiosamente, en esta ocasión el Premio no se concede por una contribución directa al conocimiento, sino a una herramienta que permitirá a los científicos a investigar fenómenos que antes simplemente era imposibles de observar.
domingo, 8 de octubre de 2023 · 21:13

CIUDAD DE MÉXICO (proceso.com.mx).- El Premio Nobel es probablemente el máximo galardón que puede recibir un científico. De acuerdo con la Wikipedia, Alfred Bernhard Nobel (1833 - 1896) fue un químico, ingeniero, escritor e inventor sueco, famoso principalmente por la invención de la dinamita. Nobel se inspiró para legar su fortuna a la institución del Premio Nobel, que reconocería anualmente a aquellos que "confirieron el mayor beneficio a la humanidad". Alfred Nobel fue elegido miembro de la Real Academia Sueca de Ciencias, que, según su testamento, se encargaría de elegir a los premios Nobel de física y química.

Hace un par de días, dicha Academia anunció a los ganadores del Nobel de Física, 2023, cuyos acreedores son Pierre Agostini (Universidad Estatal de Ohio, EEUU), Ferenc Krausz (Instituto Max Planck de Óptica Cuántica, Universidad de Múnich, Alemania) y Anne L'Huillier (Universidad de Lund, Suecia), por su gran contribución al estudio de la dinámica de los electrones. Los investigadores son responsables de haber creado pulsos de luz extremadamente cortos con los cuales se abre la posibilidad de medir y fotografiar los procesos de los electrones cuando se mueven o intercambian energía. Estos eventos ocurren en tiempos muy pero muy cortos, llamados attosegundos. Los ganadores compartirán un premio en metlaíco de 950 mil euros. De acuerdo con el comunicado de la Academia de Suecia, "el trabajo de los físicos demostró una forma de crear pulsos de luz extremadamente cortos que pueden usarse para medir los rápidos procesos en los que los electrones se mueven o cambian de energía."

Anne L'Huiller es la quinta mujer que gana el Nobel de Física desde 1901. Pierre Agostinii, por su parte, trabaja en la producción de series de pulsos consecutivos con una duración de 250 attosegundos. Ferenc Krausz logró un pulso de 650 attosegundos. Los tres galardonados han logrado una contribución notable porque sus experimentos abren el camino al estudio de procesos que son tan rápidos, que antes era imposible de seguir.

Por ejemplo, algunos experimentos hechos en el 2010 han permitido visualizar cómo se mueven los electrones en una molécula. Este proceso ocurre en attosegundos, que es a millonésima de la millonésima de la millonésima de un segundo. Un electrón tarda, por ejemplo, unos 150 attosegundos en dar la vuelta al núcleo de un átomo de hidrógeno.

Por años, estudiar el comportamiento de los átomos cuya dinámica se desarrolla en attosegundos -equivalente a la trillonésima parte de un segundo-, había sido un problema muy complejo de resolver para los científicos. Sin embargo, como fruto de su trabajo, ahora tienen una herramienta basada en pulsos de luz tan cortos que se pueden utilizar para proporcionar imágenes de procesos dentro de átomos y moléculas.

La nueva herramienta, que data en sus primeros esfuerzos de 1987, cuando Anne L’Huillier observó el surgimiento de muchos matices diferentes de luz al transmitir luz láser infrarroja a través de un gas noble, podría ofrecer grandes avances no solamente en física de partículas, sino en otros campos como por ejemplo, la medicina.

Este premio destaca la importancia de la medición de los procesos cuánticos y cómo los láseres pulsados están impulsando un nuevo paradigma en la ciencia y la tecnología. Estos instrumentos (los láseres) producen haces de luz altamente concentrados -llamada luz coherente- y de corta duración, que han encontrado ser útiles en una variedad de aplicaciones. Estos láseres, en el rango de luz ultravioleta o infrarroja, tienen la capacidad de generar pulsos de luz extremadamente cortos y potentes, con duraciones de femtosegundos ( un millón de billonésimas de segundo) o incluso menos.

Curiosamente, en esta ocasión el Premio no se concede por una contribución directa al conocimiento, sino a una herramienta que permitirá a los científicos a investigar fenómenos que antes simplemente era imposibles de observar. Es claro pues que hoy sabemos que la observación experimental requiere cada vez más de tecnología que hace apenas pocos años era francamente una idea de la ciencia ficción.

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