Computación

Del cómo se ha eliminado la piratería de software

Con los programas en formatos de ceros y uno, guardados en cassetes de audio, empezó la piratería. Copiar un cassette era una trivialidad y además, era imposible protegerlos.
lunes, 30 de mayo de 2022 · 13:09

CIUDAD DE MÉXICO (proceso).-Cuando la computadora personal se hizo una realidad, por los años 1980s y salieron las primeras compañías de software, ocurrió el fenómeno de la piratería. En las primeras computadoras de 8 bits, con 64K bytes de memoria, los programadores compartían su código a través de impresiones en papel, en donde se listaban los programas –casi siempre en lenguaje BASIC o ensamblador– o bien, en cintas magnéticas, contenidas en cassetes de música, uno de los primeros medios para guardar información de toda esta tecnología digital de la que ahora ya es parte de la cotidianidad.

Con los programas en formatos de ceros y uno, guardados en cassetes de audio, empezó la piratería. Copiar un cassette era una trivialidad y además, era imposible protegerlos. Una de las empresas que iniciaron con la venta de software, Microsoft, a través de una carta pública del mismísimo Bill Gates, protestaba contra la piratería pues decía, acabaría con este negocio del software. Vamos, Gates apelaba a no compartir código o copiarse archivos binarios en cintas porque entonces el o los creadores de contenidos digitales, no recibirían su justa paga.

Las cintas de audio fueron un primer paso, pero pronto se desarrolló el disco flexible de 5.25 pulgadas. La popular computadora Apple II tenía, por ejemplo, unidades de discos de 5.25 y en cada floppy cabían unos 77K bytes (hoy en día hay imágenes que ocupan más espacio que todo lo que podía almacenarse en un diskette de la época). Obviamente los discos flexibles se volvieron el estándar y al principio la gente se los copiaba, pero entonces los programadores empezaron a ponerles “candados”, y entonces los programas estándar de copia fallaban. Y aquí había un problema. Las leyes estadounidenses permitían hacer copias de respaldo pero… estos programas estaban protegidos y no se podían copiar.

Y así nacieron esquemas para proteger software y para desprotegerlo. Nacieron varios programas copiadores: Copyy II Plus y Locksmith en la Apple II, y los esquemas de protección se pusieron tan sofisticados que el mejor programa, Locksmith, incorporó un lenguaje de scripts para copiar algunos programas que se resistían a ello.

El tiempo pasó y los sistemas evolucionaron. Llegaron los diskettes de 3.5 pulgadas, que permitían más información en menos espacio físico. La Apple II dejó de ser popular y la IBM PC tomó la estafeta pues usaba procesadores más poderosos. Llegaron los discos compactos también y se crearon unidades de almacenamiento masivas, como los discos ZIPDisk. Y entonces la gente copiaba información y programas a estas unidades. De nuevo, la piratería vencía a los desarrolladores.

Hoy, sin embargo, el fenómeno que transformó todo fue Internet. Eventualmente las empresas de software empezaron a rentar sus programas y no a venderlos en luminosas cajas, con decenas de manuales y miles de hojas. No, ahora todo se descarga en la computadora y el fabricante, si uno no paga la renta del software mes a mes, le deshabilitan el uso del mismo. Este mecanismo es increíble, porque se acabó la piratería casi de forma instantánea. Nadie puede rentar un programa y “pasárselo” a sus amigos. Ese control lo tiene el fabricante.

En los teléfonos móviles pasó algo similar. Apple y su tienda de apps, permite comprar programas para instalarlos en el teléfono iPhone del cliente, pero no hay ningún procedimiento para que esa persona pueda copiar el software (o se lo puedan mandar a su teléfono para usarlo sin haberlo pagado). Y sí, hay forma de hacer esto, pero implica hacer jailbreak, que es algo así como romper la seguridad impuesta por Apple en sus teléfonos, para así poder cargar apps de otros fabricantes de software que no están de acuerdo con las políticas de Apple. El problema es que son métodos que requieren de ciertos conocimientos porque si se ejecutan mal, pueden dejar inservible el aparato.

Esta idea de la tienda de apps terminó con la piratería de software en los teléfonos incluso antes de empezarla. Y con este mismo ejemplo, Amazon ha intentado proteger su tienda de libros electrónicos, haciendo que los usuarios puedan descargar a sus dispositivos los libros que hayan comprado. Sino, no los pueden leer. No obstante esto, siempre hay alguien que transforma estos libros en formato PDF y los ponen en sitios como b-ok.lat, que contiene más de 10 millones de libros, la mayoría actualizados y nuevos, y en donde nadie parece hacer nada para bloquearles el sitio porque debe haber un sinfín de volúmenes que tienen derechos de autor. Así que la piratería de otros contenidos, en este caso los libros electrónicos, sigue sin resolverse y peor aún, quizás ya no hay una manera real para proteger los derechos de los autores.

Aún así, en el caso de software, el asunto se ha solucionado y como efecto es que el software de apps es más barato. Les pongo un ejemplo: un fuerte programa de ajedrez cuesta en la tienda apps unos 200 pesos. Ese mismo programa en disco compacto para la PC con windows, cuesta de mil a 2 mil pesos.

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