Chiapas

El crimen organizado va tras niños y adolescentes de San Cristóbal de Las Casas

Activistas e investigadores publicaron el informe "Niñeces frente a las violencias criminales en San Cristóbal de Las Casas, Chiapas", en el que alertan que dos mil 507 menores están en riesgo de ser reclutados por el crimen organizado.
sábado, 24 de febrero de 2024 · 07:51

TUXTLA GUTIÉRREZ, Chis. (proceso.com.mx).– Se estima que unos dos mil 507 niños, niñas y adolescentes, la mayoría de pueblos originarios de San Cristóbal de Las Casas y zonas cercanas de los Altos de Chiapas, se encuentran en riesgo de ser víctimas de reclutamiento forzado por parte del crimen organizado y las pandillas, revelaron este viernes activistas, defensores de derechos humanos e investigadores al presentar el informe de 131 páginas “Niñeces frente a las violencias criminales en San Cristóbal de Las Casas, Chiapas”.

Jennifer Haza Gutiérrez, directora de la organización Melel Xojobal, dedicada desde hace más de 27 años a la defensa de la niñez y adolescencia de indígenas en la ciudad, junto a Violeta Galicia, de la Red por los Derechos de las Infancias y Adolescencias en Chiapas (Redias), y los investigadores Alberto Hidalgo (consultor del informe) y Angélica Evangelista (El Colegio de la Frontera Sur), presentaron distintas aristas del documento de recién publicación. 

Alertaron que, una vez dentro de los grupos criminales, los adolescentes pueden tener diferentes tareas: realizar mandados, vender y transportar drogas, reclutar a otros jóvenes, realizar labores de vigilancia o coyotaje y, en el caso de las mujeres, participar en actividades de limpieza, como meseras de bares, cantinas o ser víctimas de explotación sexual.

De la misma manera, se les obliga a participar en enfrentamientos contra grupos rivales, así como realizar acciones de pandillerismo o sicariato. Es común que las niñas, niños y adolescentes que son parte de estos grupos sean utilizados para actividades de alto riesgo que ponen en peligro su vida e integridad o que podrían llevar a su detención.

Esto responde a la lógica de que son vistos como piezas prescindibles que pueden ser fácilmente reemplazadas. 

Jóvenes reclutados tienen entre 15 y 21 años

Señalaron que los jóvenes enganchados en San Cristóbal tienen un promedio de edad entre los 15 y 21 años, y en su mayoría son tsotsiles o tseltales. A nivel local se ha acuñado el término “motonetos” para referirse a los varones que forman parte de las pandillas, por el uso de motocicletas para trasladarse.

Sin embargo, este concepto se usa de forma despectiva y constituye una forma de criminalización de las juventudes de los pueblos originarios y de todo aquel joven que se desplaza en moto; además, simplifica la complejidad del fenómeno y el contexto de violencia estructural y discriminación histórica hacia esta población. 

Y que, el enganche no es la primera violencia que viven estos jóvenes. Es solo una de las más visibles en un continuo de violencias que enfrentan a lo largo de su vida: desde la violencia familiar, que es el delito más común en Chiapas, hasta la desaparición y el homicidio.

“Lo aquí compartido es una aproximación elaborada a partir de datos oficiales, de diálogos y espacios de análisis con otras organizaciones de sociedad civil y de derechos humanos en Chiapas, de testimonios y pláticas con niñas, niños y adolescentes trabajadores y sus familias, de entrevistas a representantes de instituciones de gobierno y centros escolares y de encuentros con colectivos y colonias organizadas en la ciudad”, dijo Haza Gutiérrez.

Explicó que a partir de la documentación de casos y el análisis de datos “podemos afirmar que todas las violencias contra niñas, niños y adolescentes han ido en aumento en Chiapas y en San Cristóbal de Las Casas como consecuencia del empobrecimiento y desigualdad que se agudizaron con la pandemia, y también del crecimiento de las diversas economías criminales y grupos armados que cada día fortalecen su poder y control territorial en la región sureste del país, con la omisión y complicidad de diversas autoridades y del Estado mexicano en su conjunto”.

Estudio pionero sobre la violencia contra niños en Chiapas

Por parte de REDIAS se abordaron los distintos usos a los que organizaciones, colectivos e individuos pueden darle al documento. Las perspectivas que aborda el documento siendo pionero en el retrato de la violencia en el sector de niñas y niños en Chiapas.

“Rara vez se habla como tal de las niñas, niños y adolescentes, se hace mención a la problemática de violencia desde una forma integral. Sin duda no es la primera vez que se menciona que Chiapas tiene un carácter geoestratégico, pero cómo este carácter afecta a la vida de NNA y en un municipio en concreto. (…)  

“Considero que es la primera descripción que se ha dado del fenómeno del reclutamiento por grupos criminales a niñez y adolescencia. Haciendo un análisis histórico recordando cómo era el enganche en las fincas, hace este símil con lo que sucede actualmente. Por otro lado, permite caracterizar este fenómeno de reclutamiento en el contexto de violencia…”

“El principal uso o el más evidente de este informe es el de acceder de manera sencilla a datos sobre la violencia hacía NNA, que además está desagregada por sexo, grupo etario, por identidad o etnicidad, y que permite visibilizar como afecta esta violencia de forma diferenciada según la característica especifica.”

La investigadora Angélica Evangelista comentó: “Recomiendo en particular la lectura del apartado metodológico donde se describe la ruta que el equipo de Melel siguió para generar el conocimiento sobre cómo se perciben, se viven y afectan las violencias criminales en las niñeces en San Cristóbal”.

Se trata, dijo, de un trabajo de análisis, sistematización de larga data, Melel viene desde hace muchos años documentando estos fenómenos, también haciendo el ejercicio de análisis e interpretación. De tal manera que Melel ha logrado registros etnográficos de una gran riqueza, bases de datos que discuten con la información oficial y disponible…”

“Destaco dos propuestas de interpretación para la comprensión compleja del fenómeno: por un lado, hablar de asociaciones criminales de choque y motopandilleros es una categoría relacionada, es una propuesta muy novedosa. Nombrarla, construir la categoría y además complejizarla en el contexto de todas estas violencias que son víctimas las infancias y las adolescencias. Y por otro lado la categoría de enganche criminal y reclutamiento, ambas categorías permiten contextualizar cultural, social e históricamente la violencia criminal en San Cristóbal en Chiapas. Y deberían de orientar las acciones de atención y prevención de las autoridades responsables de garantizar una vida libre de violencia para las infancias…”

El consultor de la investigación y el informe, Alberto Hidalgo mencionó que el documento fortalece una narrativa común que apuntala a la transformación social y sobre todo no al terror paralizador, es un poco lo que tenemos que seguir sumando a partir de este trabajo.  

“Seguir ampliando los diálogos con sectores del ámbito común para comprender anhelos, preocupaciones y posibilidades. Normalmente estamos muy cerrados en nuestros diálogos, creemos sumamente importante ampliarlos, nos fue muy en el trabajo que pudimos realizar. Saber lo que está sucediendo en las escuelas, colonias, etc. ¿Cómo la ven, cómo la sienten? Las iniciativas que escuchamos ahí son muy importantes visibilizarlas”, indicó.

Urgen a atender la desigualdad social, el racismo y la exclusión social

Entre las recomendaciones en el informe está fortalecer las capacidades de niñas, niños y adolescentes para la participación ciudadana, toma de decisiones y autocuidado. Una acción social en el territorio mediante una perspectiva integral que considere necesidades y demandas de la población según características históricas y culturales.

Además, atender detonantes de la violencia social como lo son la desigualdad social, el racismo y la exclusión social a través de la promoción de acceso a servicios básicos de salud, saneamiento, educación, empleo.

Implementar políticas públicas bajo el paradigma de entornos saludables que contemplen temas como la educación integral en sexualidad; el acceso a servicios de salud, alimentación; el impulso de actividades físicas y de recreación saludable; el fomento de la cultura y las artes, etc. 

Asimismo, promover la generación de conocimiento sobre las nuevas realidades de las niñeces, los factores de riesgo que viven estos grupos, los efectos de la violencia presente en el largo plazo y experiencias exitosas para la prevención de éstas y mejorar los mecanismos de registro de datos sobre los distintos ti-pos de violencia hacia NNA, así como promover la generación de análisis de contexto de estos delitos, que permitan conocer mejor los fenómenos y generar acciones para su prevención.

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