PUEBLA, Pue., (apro).- El Grupo Puebla, que congrega a líderes progresistas de 21 países, propuso aquí reemplazar el modelo neoliberal por un modelo solidario de desarrollo el cual se base en la inclusión social, la generación de valor, la transición ecológica, una institucionalidad social y la construcción de una nueva ciudadanía democrática.

En su Declaración final, con el cual cerró tres días de trabajos, el GP insistió en la necesidad de una integración regional de los pueblos de Latinoamérica y del Caribe “para defender la autonomía, la dignidad y la seguridad material.

Para ello, en las conclusiones de su IX Encuentro llevado a cabo en el Museo Barroco de esta ciudad, proponen reactivar de la Unión de Naciones Sureñas (Unasur) y de fortalecer el rol de la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (CELAC), así como la coordinación entre diferentes organismos subregionales.

Los líderes progresistas, entre ellos el expresidente Ernesto Samper, de Colombia; Rafael Correa, de Ecuador; Evo Morales, de Bolivia; Martín Torrijos, de Panamá, señalaron que el modelo económico que proponen para los países latinoamericanos es el mismo que se viene desarrollando en países como Colombia por el gobierno de Gustavo Petro.

También, en sus conclusiones exponen la necesidad de crear una nueva arquitectura financiera adaptada a las necesidades de la región, incluyendo la creación de una moneda propia, así como la desdolarización de la economía, que significa, en vez de utilizar sólo el dólar como moneda de intercambio, exista una canasta de monedas como han propuesto Lula Da Silva, los BRICS y varias regiones de Europa.

En rueda de prensa, Samper explicó que esto contrarrestaría las situaciones que viven países como Venezuela y Cuba, que a causa de las sanciones unilaterales que les ha impuesto Estados Unidos no pueden adquirir materias primas o bienes, luego de que todas estas operaciones sólo pueden hacerse en dólares y eso repercute finalmente en un castigo para sus habitantes.

“Creemos que una de las primeras tareas concretas de América Latina y el Caribe, consiste en relanzar una nueva arquitectura financiera adaptada a sus necesidades, centrando su mirada en la creación de una moneda única y propia, y una nueva institucionalidad para manejar sus necesidades financieras de corto, mediano y largo plazo”, precisa el GP.

Preocupación por crecimiento de la derecha

En su pronunciamiento final, esta agrupación creada precisamente en Puebla hace cuatro años, advierte que hay una preocupación por el crecimiento en la región de “una derecha antidemocrática que avanza, sin embargo, democráticamente, con esa vieja ideología, el fascismo, que consiste en dividir entre "amigos y enemigos", y cuyas posturas en contra del progresismo ponen en riesgo el pluralismo”.

“Aquí en México está desembarcando otro Hernán Cortés, que es un partido que tiene nombre de X, y ese partido está alimentado de los poderes fácticos que se están concentrando en América Latina que son grupos comunicacionales, económicos, jueces y fiscales, ONG´s internacionales, compañías certificadoras de riesgo, todos ellos conspirando contra la posibilidad de que haya proyectos legítimamente sociales”, señaló Samper.

El expresidente colombiano dijo que es la derecha la que incurre en prácticas populistas como aumentar penas, llenar las cárceles y reprimir de manera violenta las manifestaciones sociales; quitar impuestos a los ricos para que abran espacios a los pobres, lo cual no está comprobado y bloquear las posibilidades de integración de los pueblos.

Igual como parte de esto mencionan la situación que se vive en Guatemala, donde se registran intentos para sabotear la transición al gobierno electo liderado por el presidente Bernardo Arévalo y la vicepresidenta Karin Herrera, igual condenan los intentos de desestabilización y golpes contra Xiomara Castro en Honduras.

En el mismo sentido, el Consejo Latinoamericano de Justicia y Democracia (Clajud) hizo referencia a la presencia sistemática del “Lawfare” (guerra legal) en América Latina y la judicialización de la política.

“Rechazamos las medidas coercitivas unilaterales hacia Venezuela y Cuba e insistimos en el cese del ataque a las condiciones básicas de la democracia, como son las libertades políticas. Es necesaria la finalización de estas actuaciones para garantizar la consolidación de una agenda progresista que responda a los desafíos globales.

En su declaración final el GP propone actuar frente a la crisis climática y exigir a los países desarrollados que ratifiquen los protocolos y acuerdos globales de cuidado medioambiental y apostar por la promoción, difusión y acciones que permitan la concreción de los Acuerdos de Escazú.

Asimismo, piden que los gobiernos progresistas impulsen medidas para erradicar todas las formas de violencia contra las mujeres, y promuevan la equidad, derechos y oportunidades con perspectiva feminista.

Fracaso de la guerra contra las drogas

En cuanto a la “llamada guerra contra las drogas” indican que ésta ha fracasado, por lo que se pronuncian porque los países que son principales consumidores, asuman su responsabilidad y busquen alternativas de solución que no generen más muertes que las que provocan por sí mismas las drogas.

“El fenómeno mundial de las drogas no debe seguir enmarcado como un problema de seguridad sino de derechos humanos”, subrayan al proponer una nueva política que debe tomar en cuenta los eslabones débiles como los campesinos, consumidores y micro distribuidores y atacar con energía los eslabones duros como las organizaciones criminales, lavadores de dineros ilícitos y contrabandistas de precursores.

Finalmente, el GP se pronuncia por un cese temporal al fuego en el conflicto armado de Ucrania y Rusia y explorar la posibilidad de un diálogo en busca de la paz, siguiendo las propuestas de varios líderes internacionales como Xi Jinping, Luis Inacio da Silva y el Papa Francisco.