CIUDAD DE MÉXICO (apro). – La madrugada del lunes un comando del Cártel Jalisco Nueva Generación (CJNG) ingresó con camiones blindados al municipio de Villa Victoria, Michoacán, disparando a viviendas y vehículos para enfrentar a otros cárteles que, según otros medios, los hacen pasar por autodefensas.

Alrededor de las 4:30 horas, una decena de camionetas, algunas con blindaje artesanal, propiedad de este grupo armado ingresó a ésta, que es la cabecera municipal de Chinicuila, Michoacán, que colinda con el estado de Colima.

De acuerdo con medios locales, “la guardia comunitaria repelió el embate criminal y, de acuerdo con los habitantes, el choque a tiros se prolongó por más de una hora y media”, indicó La Silla Rota.

Las autoridades no tienen reportes de lesionados o muertos, pero sí sobre cuantiosos daños materiales en viviendas, comercios y vehículos. Ante los hechos, las autoridades suspendieron las clases presenciales en las escuelas, tanto en la cabecera municipal, como en los alrededores.

En Michoacán, se ha desatado la violencia por la lucha entre el CJNG, La Nueva Familia Michoacana (LNFM) y Los Caballeros Templarios que se disputan el control del territorio, la producción y el trasiego de drogas, así como otros delitos, entre los que destacaron la extorsiones y secuestros.

El sábado 6 de noviembre fueron encontraron los cuerpos desmembrados de 7 hombres dentro de un taxi en la cabecera municipal de Ciudad Hidalgo, Michoacán, sobre la calle Cuauhtémoc, en la colonia Centro, informó la fiscalía del estado.

El 1 de noviembre 11 hombres fueron asesinados y abandonados en un camino de terracería, en la tenencia de Tarecuato, en el municipio de Tangamandapio, Michoacán.

La Fiscalía General del Estado de Michoacán (FGEM) identificó a 6 adolescentes y 5 adultos, en el predio de Los Lavaderos, junto a la carretera estatal que une a los pueblos purépechas de Tarecuato y Los Úcares. Les dieron el tiro de gracia.

Estas personas eran estudiantes, jornaleros y deportistas que ese día salieron a cortar panales de abejas para ponerlas como ofrenda, junto con una güilota (paloma) para sus fieles difuntos el Día de Muertos, una tradición que se realiza en esa comunidad purépecha desde hace más de 500 años para recordar a quienes fallecieron durante el año.