Nueva Línea 1

Nueva Línea 1 del Metro: Poca afluencia, andenes cerrados y retrasos en el primer día hábil

Tras ocho meses de retraso por las obras de rehabilitación, que la exjefa de gobierno, Claudia Sheinbaum, ofreció terminar en febrero pasado, ayer fueron reabiertas al servicio las 11 estaciones de ese primer tramo intervenido.
lunes, 30 de octubre de 2023 · 21:37

CIUDAD DE MÉXICO (apro).- “A las carreras”, con tiempos de espera de hasta nueve minutos, andenes cerrados, material de construcción en las entradas, usuarios “norteados”, poca afluencia y aún con los apoyos alternativos de transporte, operó la “Nueva Línea 1” del Sistema de Transporte Colectivo Metro (STC) en su primer día hábil del tramo de Isabel la Católica a Pantitlán.

Tras ocho meses de retraso por las obras de rehabilitación, que la exjefa de gobierno, Claudia Sheinbaum, ofreció terminar en febrero pasado, ayer fueron reabiertas al servicio las 11 estaciones de ese primer tramo intervenido.

La mañana de este lunes, el primer día laboral de la semana, la estación Candelaria, una de las renovadas de la Línea “rosa”, era un espacio tranquilo, alejado del caos generado por el transborde del sistema alternativo de transporte que sustituyó el recorrido de dicha línea durante el cierre. Tampoco había filas para comprar boleto.

En un recorrido, Proceso observó que entrada estaba despejada hacia las 10 horas, no había fila para comprar boletos, ya que el pago de la tarifa es solo con la Tarjeta de Movilidad Integrada (MI). Los andenes estaban casi vacíos y el único sonido que rompía la paz era el anuncio: “Ascenso hacia dirección Pantitlán en estación Pino Suárez, en Isabel La Católica solo descanso”.

Algunos usuarios se asomaban con curiosidad a los túneles para ver la llegada de los nuevos trenes de fabricación china; pero, tras algunos minutos de espera varios abandonaron el lugar en busca de otros transportes más rápidos. 

Cuestionado sobre el tiempo de espera de los trenes, uno de los policías que custodiaba el andén, admitió: "Sí se están tardando un poquito, no sé por qué". El convoy llegó a las 10:08 horas. 

Contrario al reducido número de usuarios, la presencia policial era notoria: en el andén con dirección a Pantitlán había, al menos, 10 uniformados de la Secretaría de Seguridad Ciudadana (SSC). Una de sus principales funciones era evitar que los curiosos grabaran la llegada de los nuevos trenes: “¡No se puede tomar fotos aquí, sigan avanzando!”, gritó una policía. 

Pasillos vacíos. Foto: Samantha Gómez

De Isabel La Católica a Pantitlán

 

Dentro de los vagones, el ambiente era aún más tranquilo que en los andenes, pues a diferencia de otras líneas del Metro, había pocos pasajeros, las ventanas estaban limpias y sin rayones, los asientos no tenían graffitis y los anuncios de “No fumar” y “No recargarse en el vidrio”, estaban limpios. 

Lo único que delataba el uso de los usuarios era el piso, sobre el cual se dibujan algunas huellas de zapatos y una envoltura de chocolate que recorría los vagones con el arranque de los trenes. 

El avance era irregular. En algunos casos, el recorrido interestación duraba cuatro minutos; en otros, hasta nueve. 

Dentro de los relucientes trenes, la espera de los usuarios era interrumpida por el aire acondicionado que despeinaba sus cabezas con fuerza. 

Otra de amenidad que abonaba la paciencia de los pasajeros era la música de ambiente. En la estación Boulevard Puerto Aéreo sonaba la “I Wanna Love You” de Bob Marley. 

Uno que otro usuario daba golpecitos de impaciencia al piso, mientras contemplaba el avance de los minutos en sus relojes. Otro entonaba la canción mientras agitaba la cabeza al mismo ritmo. 

El recorrido del STC Metro duró alrededor de 43 minutos de la estación Candelaria a la terminal Pantitlán. 

Entrada al Metro. Foto: Samantha Gómez

“¿Pues qué hicieron?, ¡está igual!” 

 

Alrededor de las 12:00 horas, el flujo de pasajeros incrementó en los vagones con dirección a Observatorio; aunque la espera de los trenes y el trayecto mantenían su irregularidad. 

“Ya voy más de 30 minutos tarde”, dijo una señora mientras esperaba que el vagón abriera sus puertas en la estación Merced. Relató que, por ser el segundo día de funciones, esperaba que los trenes no se detuvieran, pero no fue así: “¡Está horrible!”, dijo.

Pese a los constantes anuncios del gobierno capitalino colocados en las estaciones para presumir las inversiones y mejoras realizadas a la Línea 1, una joven que esperaba el tren en la estación Candelaria con su madre, tras hacer una evaluación visual a las instalaciones, reclamó: “¿Pues que hicieron?, está igual”. 

Por el contrario, una chica aseguró que no le molestó la espera para conocer las nuevas instalaciones; sin embargo, recalcó: “Estéticamente se ve bien, mientras el sistema funcione, no hay problema para mí”.

Una pasajera se dijo alegre, pues trabaja hasta Garibaldi -en la alcaldía Cuauhtémoc, por lo que durante el cierre de más de un año, tuvo que utilizar varios caminos alternos: “La voy a usar por primera vez luego del cierre, que bueno que ya está abierta, esta línea me lleva a todos lados”. 

 

“Despistados” en Pantitlán

 

En el Centro de Transferencia Modal (Cetram) Pantitlán, sobre las ventanas de las combis y en varios puestos cercanos a la salida del Metro, había anuncios que informaban de manera discreta la buena nueva: “Señores usuarios, ya hay servicio en la Línea 1, ya pueden abordar” y “Línea ‘1’ en servicio”.

Otros carteles agradecían al director general del STC Metro, Guillermo Calderón, con la misma reserva: “Gracias señor director del Metro, ya tenemos servicio”. 

La discreción de los anuncios era tal, que las entradas a la Línea 1 del Metro eran ignoradas por los transeúntes que se dirigían a la Línea 9 sin detener su paso para mirar las relucientes escaleras que daban acceso a la línea más antigua. 

Algunos confirmaban la noticia con los vendedores y conductores de combis o camiones alrededor: "¿Qué ya se echó a andar el Metro?”, preguntó una señora que ingresó a las instalaciones con una guitarra. 

El dueño de un puesto de desayunos, cercano al andén E, relató a Proceso que, desde su llegada a trabajar, alrededor de las 5:00 horas de este lunes, vio a muy poca gente entrar o salir a la Línea 1: “Todavía andan despistados, muchos piensan que está fuera de servicio y mejor usan otros medios o la Línea 9 y ya se conectan”. 

Otro comerciante acusó a las autoridades de terminar las obras “a la carrera”, y señaló un montón de arena en una de las entradas: “No se han llevado todo el material y la arena vuela y ensucia la mercancía. Ya le eché agua, pero le voy a tener que echar más para que no se riegue”. 

A la par de su relató, un joven que salió por ese andén se sacudió los pies para quitar el exceso de arena pegado en sus zapatos.  

El comerciante agregó que algunos de los andenes ya no darían servicio: “Del A al E están cerrados, metieron todos los fierros viejos ahí, ya los hicieron bodega”. 

Una vendedora de dulces se sumó al descontento por el cierre de los andenes A, B, C, D y E: “Vinieron a amontonar todo, yo creo, porque hasta las encajonaron”.

Una usuaria que realizaba su primer viaje en la “nueva” Línea 1 aseguró que durante el periodo de cierre se acostumbró a usar otros medios de transporte, por lo que preferiría continuar sus viajes en Metrobús o en RTP, ya que “son más rápidos y seguros”.

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