Sociedad
Generación Z y la IA: el futuro educativo y social bajo el algoritmo
Entre aulas digitales, redes sociales y riesgos cognitivos, la Generación Z enfrenta un cambio profundo. Expertos advierten que la IA está redefiniendo y moldeando el aprendizaje, la credibilidad periodística y la salud mental.CIUDAD DE MÉXICO (Proceso).- Mientras aumenta la presencia de inteligencia artificial (IA) en las aulas y las nuevas tecnologías se potencian en la cotidianidad, el Centro de Investigación Pew advirtió que comprender a la próxima generación de jóvenes estadunidenses ya es una urgencia social.
El 22 de diciembre último, el presidente del Centro Pew, Michael Dimock, colocó en el centro del debate a adolescentes y adultos jóvenes que han crecido en un entorno marcado por el avance tecnológico, la disrupción ciudadana y el impacto de la pandemia por covid-19.
Dimock subrayó que no se trata de una generación homogénea, pero sí de una cuyos hábitos y decisiones están moldeando el futuro político, educativo y social de Estados Unidos.
El uso de la IA en las aulas ha generado preguntas sobre el sentido de la educación superior, ya que esta tecnología se está convirtiendo en un factor central dentro de la formación de los jóvenes.
Un informe reciente de la empresa de análisis Gallup reveló que alrededor del 79% de jóvenes de la Generación Z usan plataformas de IA, como ChatGPT, en su vida diaria, y casi la mitad lo hace de forma semanal.
Ante este panorama, Pew destacó que la tecnología ya no es un complemento, sino un entorno en el que se aprende, se evalúa y se socializa.
Este escenario, que pareciera futurista, abre interrogantes sobre el significado de aprender y la redefinición del mérito académico, pero para Pew las respuestas requieren datos sólidos y, sobre todo, la inclusión de las voces jóvenes, que a menudo se ausentan en el debate público, pese a que son las que están viviendo el cambio.
Generación Z frente al “nuevo periodismo”
El diagnóstico se vuelve más inquietante al observar la relación actual entre juventud, tecnología y distintos factores, como las noticias.
A diferencia de otros grupos de edad, los adultos jóvenes prestan menos atención a los medios tradicionales (prensa escrita, noticieros televisivos o radio), pero dependen más de las redes sociales para informarse y tienden a confiar en los contenidos que encuentran ahí.
En plataformas como Instagram, Facebook y X mucha de la información ya no llega mediada por criterios editoriales, sino por algoritmos que priorizan la viralidad o la afinidad ideológica antes que la verificación de los hechos.
Dentro del ecosistema digital, el periodismo profesional compite con influencers, videos cortos, transmisiones en vivo y contenidos generados o amplificados por sistemas automatizados.
Uno de los resultados es la pérdida de credibilidad frente a narrativas diseñadas para circular rápido y desaparecer a la misma velocidad.
Pero el riesgo no se limita a la desinformación o a las fake news, sino también a la redefinición del periodismo como actividad profesional y como pilar democrático.
Sin prácticas como la verificación de fuentes y la responsabilidad ética, la información deja de funcionar como un bien público y se convierte en un producto del mercado digital.
Para la Generación Z la frontera entre información, opinión y entretenimiento se vuelve cada vez más difusa, y esto es un efecto directo de la mezcla deliberada de contenidos dentro de las plataformas digitales.
El reto de la salud mental
En el ámbito de la salud mental, Pew reveló que casi la mitad de los adolescentes estadunidenses (48%) considera que las redes sociales tienen un efecto negativo en las personas de su edad, un aumento respecto al 32% registrado en 2022. Además, 45% admite que pasa demasiado tiempo en estas plataformas.
A inicios de diciembre, Pilar Durán, académica de la Facultad de Ciencias de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), advirtió que el mal uso de la IA disminuye la actividad del cerebro, con la pérdida de pensamiento crítico y curiosidad por desarrollar nuevos conocimientos.
Durán aseguró que la IA produce un fuerte riesgo cognitivo con el abandono de habilidades fundamentales como alteraciones en la profundidad conceptual de los procesos que se enseñan en la escuela, como los matemáticos.
Esto se intensifica con la disminución de la escritura a mano, la cual sirve como un catalizador neurobiológico para el aprendizaje profundo, mientras que la digital sólo es una herramienta de eficiencia para la comunicación y productividad.
Expertos indican que, tras la pandemia de covid-19 millones de personas, especialmente estudiantes, retienen menos información, pues el aprendizaje remoto durante la crisis sanitaria transformó hábitos, acortó los lapsos de concentración y consolidó un nuevo modelo de educación entre pantallas múltiples.
“Hoy, las generaciones milenial y Z son nómadas digitales y no se imaginan un mundo sin Alexa, Siri o Gemini”, mencionó Durán.
Pese a los retos que supone la IA para las futuras generaciones, tanto Durán como el Centro de Investigaciones Pew coinciden en que las plataformas digitales también funcionan como espacios de conexión, expresión y creatividad. Entonces, la tecnología no es sólo el problema, sino también parte de la solución, siempre que exista la comprensión y la reflexión crítica sobre sus resultados.
Lejos de ofrecer conclusiones, Pew recomienda observar cómo la IA y los teléfonos inteligentes están reconfigurando la educación, la participación cívica y el bienestar emocional de los jóvenes estadunidenses, aunque el análisis debería ampliarse a los adolescentes de todo el mundo, ya que no sólo en Estados Unidos están atravesando esta transformación social.
La Generación Z, que hoy crece bajo el algoritmo, no sólo consume tecnología, también la normaliza, por lo que entender a estos jóvenes, advierte el Centro Pew, es entender el rumbo de la sociedad futura.