Violencia

México necesita un diálogo nacional para enfrentar la violencia: Iván Cepeda

El candidato presidencial del izquierdista Pacto Histórico de Colombia planteó que un elemento central de la experiencia colombiana y que es “clave” para el intercambio de experiencias entre Colombia y México es el papel del diálogo nacional para construir un entorno de paz.
miércoles, 26 de noviembre de 2025 · 05:34

CIUDAD DE MÉXICO (apro).- El candidato presidencial del izquierdista Pacto Histórico de Colombia, Iván Cepeda, quien encabeza la intención del voto en su país, propuso a legisladores de Morena impulsar en México un diálogo nacional para hacer frente a la violencia y la corrupción que generan el narcotráfico, la guerra antidrogas y las economías criminales.

En un discurso que preparó para una visita a México, en la que participó en la Cámara de Diputados en el Foro “Cultura de Paz y Legalidad”, Cepeda planteó que un elemento central de la experiencia colombiana y que es “clave” para el intercambio de experiencias entre Colombia y México es el papel del diálogo nacional y cívico para construir un entorno de paz.

“El diálogo nacional es fundamental”, dijo Cepeda en el foro convocado por los diputados de Morena Olga Sánchez Cordero y Leonel Godoy y en el cual estuvieron presentes otros legisladores de ese partido, del Verde Ecologista de México (PVEM), del PRI y del Movimiento Ciudadano que impulsan una ley de cultura de paz y legalidad.

El candidato del partido político del presidente Gustavo Petro y ex facilitador de los diálogos de paz con la exguerrilla de las FARC señaló que tanto en México como en Colombia las víctimas —las madres buscadoras, familiares de desaparecidos, comunidades desplazadas— han decidido enfrentar el silencio con la palabra y el miedo con la organización comunitaria.

Luego de su participación en el foro, Cepeda dijo a Proceso que las víctimas deben ser el centro de cualquier esfuerzo de construcción de paz como la iniciativa de la diputada Sánchez Cordero para expedir una ley que promueva desde la educación primaria una cultura de paz y legalidad en México.

Cepeda indicó que el diálogo nacional se inscribe en la “revolución ética” que propone para su país y toda la región y la cual es parte central del programa de gobierno que impulsa en su campaña.

“Necesitamos, en Colombia, en México y en toda América Latina, una revolución ética impulsada por las víctimas y por la ciudadanía”, afirmó el senador izquierdista, quien según una encuesta de este mes del Centro Nacional de Consultoría (CNC) lidera la intención del voto de cara a los comicios presidenciales de mayo próximo en Colombia, con el 20.9%, seguido del abogado ultraderechista Abelardo de la Espriella, 1ue tiene el 14.4%

Cepeda sostuvo que frente a la violencia del narcotráfico y de la guerra contra las drogas, “frente a la insensibilidad que produce la repetición de las tragedias, frente a la inhumanidad de las desapariciones y de las masacres, frente a la corrupción que se alimenta de las economías criminales, la respuesta no puede ser solo punitiva, ni solo militar, ni meramente administrativa”.

Durante el foro realizado el jueves pasado en la Cámara de Diputados de México, el candidato presidencial explicó que el diálogo nacional que propone debe ser amplio, incluyente y alejado de la retórica.

“No hablo de un diálogo de salón, ni de mesas burocráticas, sino de una pedagogía social de la paz: asambleas en barrios y áreas rurales, en escuelas y universidades, encuentros entre sectores que nunca se hablan entre sí --empresarios y sindicalistas, iglesias y organizaciones de derechos humanos, fuerzas de seguridad y comunidades--, para construir acuerdos sobre lo que es la esencia de nuestra convivencia, la dignidad humana, la verdad, la democracia, el respeto a la vida”, dijo.

La amenaza neocolonial

Cepeda, un legislador y defensor de derechos humanos de larga trayectoria en Colombia, y quien se convirtió en candidato presidencial del Pacto Histórico en una consulta popular realizada el mes pasado, aseguró que México y Colombia han visto cómo el negocio de las drogas convirtió territorios enteros en campos de batalla.

Esas zonas de guerra, disputadas por organizaciones criminales que han desafiado al Estado, no solo están en lejanas zonas rurales, sino en el corazón de las capitales y las grandes ciudades, y “han infiltrado las instituciones, en algunos casos han hecho alianzas macabras y han impuesto, sobre millones de personas, un régimen de miedo”, indicó.

De acuerdo con el senador, “nuestros países conocen demasiado bien palabras como masacre, desaparición forzada, desplazamiento interno, extorsión, feminicidio, reclutamiento de jóvenes y de niños”

Y a pesar de esfuerzos que arrojan alguna mejoría, “las estadísticas de violencia en ambos países siguen siendo estremecedoras, no son solo números: son familias que esperan a alguien que no volvió, madres que buscan a sus hijas e hijos desaparecidos, comunidades que han tenido que normalizar el miedo”.

Señaló que, en ese sentido, “México y Colombia también compartimos la experiencia y lecciones que nos ha dejado la resistencia de nuestras sociedades”.

Otro factor que une a los dos países es el alto costo que ha tenido la lucha antidrogas basada en el prohibicionismo y la cual ha sido impuesta desde Estados Unidos.

Esa estrategia antidrogas, afirmó, se ha convertido “en una de las modalidades privilegiadas para el neocolonialismo estadounidense”.

Indicó que bajo el gobierno del mandatario estadunidense Donald Trump, lo que se pretende es “un sometimiento neoimperial” con un discurso antidrogas que busca “descargar la responsabilidad bilateral entre mercado del consumo y de la producción sobre nuestros hombros exclusivamente”.

Así lo demuestran los bombardeos del Pentágono a más de 20 lanchas que supuestamente transportaban droga en el Caribe y el Pacífico, en los cuales han muerto 83 tripulantes de esas embarcaciones, lo que Naciones Unidas considera “ejecuciones extrajudiciales”.

También lo constatan, indicó Cepeda, tres mecanismos usados como parte de esta guerra: “la extradición unilateral de nuestros nacionales al sistema judicial estadounidense y a sus cárceles, la certificación unilateral en la lucha contra la droga, y la intervención encubierta y secreta en nuestros territorios de agencias como la DEA y el FBI”.

Por ello consideró que la experiencia que han compartido México y Colombia en la guerra contra las drogas demuestra “que el remedio puede ser peor que la enfermedad; es más, que el remedio puede ser la enfermedad misma”.

En Colombia, dijo, “hemos visto la erosión de la democracia y la degradación de las instituciones al ser confiadas a una guerra perdida”.

Durante su visita a México, el candidato presidencial colombiano sostuvo varias reuniones con legisladores, funcionarios de gobierno, la presidenta de Morena, Luisa María Alcalde, y la comunidad colombiana residente en este país.

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