Emiliano Zapata
“La tierra es de quien la trabaja”, la célebre frase de Emiliano Zapata; se cumplen 105 años de su muerte
Emiliano Zapata nació en Morelos en 1879 y creció en el México porfirista, en el que continuaba la concentración de la tierra en manos de pocos propietarios.CIUDAD DE MÉXICO (apro).- El 10 de abril de 1919 el coronel Jesús Guajardo y sus hombres esperaban a Emiliano Zapata y sus seguidores en Chinameca, Morelos, cuando estos llegaron al lugar fueron baleados, sin siquiera poder defenderse. Ese fue el fin de “El caudillo del sur” en este plano existencial, pero no de sus ideas y luchas.
Emiliano Zapata nació en Morelos en 1879 y creció en el México porfirista, en el que continuaba la concentración de la tierra en manos de pocos propietarios. En 1909, el gobernador Pablo Escandón realizó un reevalúo de la propiedad rústica y urbana en el estado de Morelos, lo cual fue institucionalizado en la “Ley de reevalúo general de la propiedad raíz”, esta no permitía la defensa de títulos comunales, lo que afectaba en mayor medida a los pequeños propietarios.
Los habitantes del pueblo carecían de títulos particulares y precisos; aquellos que tenían dinero, o sea, los grandes propietarios pudieron hacer el registro separado de sus terrenos. Los vecinos protestaron la nueva disposición, lo cual fue ignorado por las autoridades. De acuerdo con el texto “Zapatismo. Origen e historia”, esto llevó a “decenas de pueblos, a sus autoridades y munícipes a participar en política”.
La situación movió política e ideológicamente a muchos morelenses, quienes en la lucha por defender sus derechos sobre la tierra se unieron a las causas revolucionarias, entre ellos: Emiliano Zapata.
Dos años después de la imposición de la Ley de reevalúo, en 1911, los zapatistas promulgaron el Plan de Ayutla, en el cual se dio un sustento ideológico al movimiento liderado por “El caudillo del sur”, así como un programa de acción.
En ese manifiesto se desconoció a Francisco I. Madero y lo acusaron de estar “ultrajando la fé (sic), la causa, la justicia y las libertades del pueblo (…) no teniendo otras miras que satisfacer que sus ambiciones personales, sus desmedidos instintos de tirano y su profundo desacato al cumplimiento de las leyes preexistentes”.
En el plan, los zapatistas llamaron a las armas para restituir la propiedad de las tierras a los campesinos. En 1913 Zapata hizo reformas al plan de Ayala, tras el asesinato de Madero, por órdenes de Victoriano Huerta, quien se impuso como presidente, apoyado por Pascual Orozco.
En 1914, las fuerzas de Zapata y Francisco Villa se unieron; ambos desconocieron al gobierno provisional de Venustiano Carranza, lo que mantuvo la guerra civil en el país. A finales de ese año la División del Norte y el Ejército Libertador del Sur (ELS) entraron en la Ciudad de México y culminó en la icónica foto de Villa sentado en la silla presidencial, flanqueado por Tomás Urbina y Zapata, rodeados de hombres y niños.
Los años siguientes se mantuvo la guerra, hasta que –finalmente– en 1919, fue asesinado en una emboscada, en un plan de Pablo González Garza, por órdenes de Venustiano Carranza.
La imagen del caudillo de la revolución que buscó justicia social a través del reparto agrario sigue siendo sinónimo de lucha hoy en día, la cual aún se reivindica a través de la frase: “La tierra es de quien la trabaja”.
Los diputados de Morena, PAN, PRI, PVEM, PT, MC y PRD recordaron el aniversario luctuoso de la figura del ideólogo y luchador por los derechos de los campesinos, durante la sesión presencial del martes 9 de abril.
El diputado Juan Pablo Sánchez Rodríguez refirió que, “Emiliano Zapata Salazar nació y creció en el México porfirista, siendo testigo de la opresión de una oligarquía rapaz en donde hacendados ejercían innumerables abusos en contra de los pueblos indígenas y del campesinado (…) fue un hombre honesto, no un dirigente que participó en la Revolución para hacerse hacendado, sino para garantizar el derecho a los campesinos y a su tierra”.
El diputado Cristian Exequiel Suárez Heredia, expresó que, “Emiliano Zapata fue un hombre congruente que nunca renunció a sus ideales; no abandonó a la gente ni a la causa; su ejemplo y lucha cobran especial relevancia hoy a 105 años de su asesinato. El país necesita líderes como Zapata, líderes que no claudican ni se venden al mejor postor”.
Norma Graciela Treviño Badillo dijo: “En el grupo parlamentario seguiremos luchando por los mismos ideales por los que Zapata dio su vida, que son igualdad, libertad y dignidad”.