Alicia Bárcena Ibarra

“Quebrantó mi confianza”: Bárcena sobre boda de su colaborador en el Munal; reconoce que asistió

La excanicller reconoció que acudió al evento que supuestamente era para celebrar los 89 años de relación entre México y Rumania, pero dijo que desconocía que su entonces colaborador hubiera utilizado su cargo para “obtener un beneficio personal”.
viernes, 13 de diciembre de 2024 · 23:46

CIUDAD DE MÉXICO (apro).- La excanciller y actual secretaria de Medio Ambiente y Recursos Naturales, Alicia Bárcena, se deslindó, otra vez, del escándalo provocado por su excolaborador Martín Borrego Llorente, su otrora jefe de Oficina, por utilizar el Museo Nacional de Arte (Munal) para celebrar su boda. 

Ya el pasado martes la titular de la Semarnat había emitido un comunicado en el que se indicaba que Bárcena pidió la renuncia "inmediata" de su colaborador cercano, pues determinó que su acción significó "un grave error que contrasta con la vocación austera, rigurosa e igualitaria que ha de ser el sello de las administraciones de la Cuarta Transformación". 

En ese comunicado no precisaba si había asistido, sin embargo, este viernes, la excanciller ofreció un mensaje a medios en el que reconoció que sí acudió al evento realizado en el Munal el 4 de octubre “como una gran parte de los funcionarios y funcionarias de la Secretaría de Relaciones Exteriores y de la Embajada de Rumanía en nuestro país”, pero dijo que desconocía que su entonces colaborador hubiera utilizado su cargo para “obtener un beneficio personal”.

 

 

“Asistí el 4 de octubre, como invitada, a una recepción privada, organizada por mi excolaborador Martín Borrego y su pareja, un diplomático rumano que terminaba su destinación en México para celebrar también su reciente enlace. Ya estaban casados”, relató.

Dos meses después, siguió, el 8 de diciembre el periodista Claudio Ochoa publicó en su columna que Borrego pidió las instalaciones del Munal para celebrar los 89 años de relación entre México y Rumania, lo que resultó un pretexto para invitar a cerca de 70 personas y festejar su matrimonio con su pareja, de nacionalidad rumana. 

“Y ahí se revelan hechos que sinceramente, sinceramente yo desconocía, el más importante fue que en dicha nota periodística salió a relucir una carta que mandó precisamente este colega Martín Borrego, en su carácter de jefe de oficina, en septiembre, con membrete oficial, sin mi consentimiento, y sin mi autorización, dirigida al director del museo del museo del Munal, solicitando su consentimiento para celebrar un coctel”, expuso Bárcena.

Afirmó que su entonces colaborador presentó ese coctel como un evento diplomático, para celebrar 89 años de relaciones entre Rumania, no la boda, hecho que consideró “grave”. La funcionaria aseveró que su colaborador quebrantó su confianza y por ello le pidió su renuncia.

“Este es el hecho que considero grave, y por ello mi decisión inmediata fue solicitarle la renuncia a Martín Borrego, por abuso de autoridad y porque quebrantó mi confianza al utilizar su posición para obtener un beneficio personal y disfrazarlo de evento diplomático”, dijo.

Y atajó:

“Nunca he negado mi asistencia a dicha recepción, pero sí niego rotundamente que se me atribuya responsabilidad por haber solapado un evento inapropiado”.

El escándalo derivó en una investigación del órgano Interno de Control (OIC) de la Cancillería, ahora a cargo de Juan Ramón de la Fuente. El 9 de diciembre anunció que el OIC abrió las "investigaciones correspondientes" respecto a un supuesto "uso indebido de espacios públicos". 

Y no paró ahí. Sin referirse específicamente a su antecesora, Alicia Bárcena Ibarra, y a la polémica en torno a la boda de Martin Borrego en el Munal, de la Fuente insistió en la importancia de la ética en la diplomacia, como “compromiso ineludible del servicio público” y como contrapeso al “elogio inmerecido y a la recepción frívola”. 

Durante un evento organizado para los 50 años del Instituto Matías Romero, del que egresan los integrantes del Servicio Exterior Mexicano (SEM), De La Fuente resaltó que la ética representa “un marco filosófico de nuestra conducta individual y colectiva”, y un “imperativo de la autoridad de la verdadera competencia en el quehacer diplomático”. 

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