CIUDAD DE MÉXICO (apro).- Entre tamboras, mariachis, batucada y vítores, miles de simpatizantes de Morena y del presidente Andrés Manuel López Obrador acudieron al Zócalo capitalino para celebrar con el mandatario el 85 aniversario de la Expropiación Petrolera.

Aunque el evento dio inicio a las 17:00 horas de este domingo, los simpatizantes comenzaron a llegar a la plancha del Zócalo desde la noche del sábado, otros llegaron desde temprano para obtener el mejor lugar que les permitiera escuchar y ver al presidente.

Niños, jóvenes, adultos y personas de la tercera edad se reunieron en diversos contingentes representativos de sus alcaldías, colonias, organizaciones de campesinos y entidades federativas.

Los de Iztapalapa y Chalco, Estado de México llegaron al evento acompañados de batucadas; un contingente de la titular de la Secretaría del Bienestar, Ariadna Montiel, entró a la plancha al ritmo de música de banda.

Quienes venían con ellos o pasaban por donde había música aprovechaban para bailar, reír y mostrar su apoyo al presidente; otros se tomaban fotos junto al muñeco inflable del mandatario o las botargas de este y la jefa de Gobierno de la Ciudad de México, Claudia Sheinbaum.

Aproximadamente a las 15:00 horas comenzó a llover, lo que obligó a la mayoría de los contingentes a esperar antes de avanzar al Zócalo.

Los vendedores ambulantes aprovecharon el evento para vender hules, figuras representativas del presidente, playeras,  bancos, gorras y otros artículos.

La lluvia duró poco y en cuanto pudieron, los contingentes llenaron la avenida 20 de Noviembre casi hasta su entronque con calzada de Tlalpan en espera de avanzar y ocupar un lugar en la plancha del Zócalo.

Para esa hora ya era tarde pues ya no cabía nadie más.

En calles como 16 de septiembre,  20 de noviembre, Izazaga y Madero, fueron colocadas por lo menos tres pantallas gigantes en las que se transmitió en vivo todo el evento y desde las cuales aquellos que no lograron llegar al Zócalo, pudieron escuchar el discurso del presidente López Obrador y del director de Pemex, Octavo Romero.

Para el final del discurso del presidente, muchos de los asistentes que lo escuchaban desde las pantallas, se sentaron en banquetas y arroyos, otros brindaron con cerveza, mientras que otros aprovecharon para comer alguno de los antojos que vendieron durante el evento.

Hubo quienes llevaron una matraca gigante con la que celebraban cada afirmación del presidente.

Al término del discurso del mandatario, los presentes entonaron el himno nacional y en cuestión de minutos comenzaron a desalojar el Zócalo y calles aledañas.