GUADALAJARA, Jal. (apro) Personal de los Hospitales Militares y de los Centros de Rehabilitación en Jalisco pertenecientes a la Secretaría de la Defensa Nacional (Sedena) denuncian escasez de medicamentos y de insumos, además de que son obligados a pagar cursos de capacitación para su recontratación, y a atender amigos o familiares de militares que no son derechohabientes.

Los denunciantes dijeron a la reportera que ante la falta de medicina, los pacientes detienen su tratamiento porque no pueden pagarla debido a su alto costo.  Uno de ellos es el clorhidrato de metilfenidato que una farmacia comercial cuesta 900 pesos.

En el caso de los Centros de Rehabilitación es escaso el personal especializado, en consecuencia, “sus sesiones de terapia y consulta son más lejanas”.

Al quejarse por la mala calidad en el servicio, les responden que esperan las autorizaciones para contratar a personal civil, y mejorar.

Sin embargo, aseveran que los especialistas renunciaron porque no les ofrecían prestaciones, ni una estabilidad laboral, y lo peor es que debían pagar cursos de capacitación como requisito para su recontratación.

Los quejosos compartieron un aviso de la Dirección General de Sanidad en que se detalla que para el próximo periodo de contratación y de “conformidad con el Acuerdo por el que se establece la obligatoriedad de la implementación de Modelo Único de Evaluación de Calidad (MUEC) se agregaron nuevos cursos para el personal de salud”, los cuales son cinco.

En el aviso, al personal se le proporciona una liga que lleva a un sitio web que ofrece cursos de cumplimiento para Cofepris, MUEC y Secretaría del Trabajo, los cuales oscilan entre 200 y 300 pesos. Los quejosos consideran que es negocio de algún amigo de un alto mando militar.

En la liga, no se informa en qué lugar se imparten los cursos, solo el teléfono 56 1781 2422 y el correo c.gonzalez@educacioncalidadynormatividadsalud.com.mx.

Sin derecho

El personal de salud del área de Rehabilitación detalla que son obligados a dar terapia o consulta a amigos y familiares de militares de alto rango, aunque no son derechohabientes de la Sedena.

Otra irregularidad es que deben mentir sobre la presencia de un padecimiento para que hijos de militares obtengan una beca completa en una universidad privada.

A la vez, acusan que dejan de atender pacientes que son cabos o soldados, que requieren un diagnóstico o tratamiento inmediato, y deben dar preferencia a familiares de militares activos o retirados con grados como capitán, mayor o coronel.