Huracán Otis
Desastre y caos en Acapulco, en medio de la ausencia de autoridad
Al segundo día del desastre en Acapulco y zonas aledañas, las autoridades todavía no asumen el control, como lo demuestran los saqueos indiscriminados de negocios y la falta de insumos básicos.Acapulco, Gro. (Proceso).- Pasadas las primeras 48 horas del huracán Otis, en Acapulco impera el desastre y el caos ante el vacío de autoridad y la ausencia institucional, porque no hay evidencia siquiera de que la gobernadora Evelyn Salgado Pineda estuviera en el puerto cuando ocurrió el desastre y durante las primeras horas posteriores, como dijo en una transmisión en sus redes sociales.
Una de las escenas que reflejaba la destrucción y el caos, de las muchas que pueden escogerse en Acapulco, es la que ocurría este jueves a mediodía en el bulevar de Las Naciones: por un lado todo el complejo hotelero Princess inundado, en ruinas, y por el otro, una plaza en vía de ser destruida, porque las tiendas departamentales y de autoservicios eran saqueadas por los habitantes.
Las personas corrían con bolsas repletas por todos lados o al hombro con enormes televisores o colchones; algunos se atravesaban por las vías con carritos de súper cargados de productos, y otros tantos con sus vehículos llenos de víveres y aparatos electrónicos.
Todo esto generó que en puntos importantes, como el bulevar de Las Naciones, el transito fuera imposible. Esta escena se repetía cada ciertos metros en la ciudad y en la zona rural, donde no se observó la presencia de elementos del Ejército, menos de servidores públicos.
En un “en vivo” que hizo la gobernadora en su perfil de Facebook desde un vehículo cerrado a las 22:34 horas del martes pasado –momento en que ya estaba confirmada la categoría cinco del huracán Otis y con la alta probabilidad de que tocara en Acapulco, lo que ocurrió a la medianoche–, junto a su hermana Liz Salgado Pineda, la directora del DIF estatal, dijo que estaba en el puerto y pidió a la población que tomara precauciones. Nunca bajó del vehículo durante la transmisión para saber en qué lugar exacto se hallaba.
El miércoles por la mañana, el presidente Andrés Manuel López Obrador informó que había perdido comunicación con Guerrero después del paso del huracán, y que no sabía en ese momento de pérdidas humanas. Por la tarde llegó al puerto por la carretera federal, después de algunas complicaciones en el camino. En ese momento la gobernadora no estaba en Acapulco.
Por la tarde, entre las cuatro y las cinco, narró un grupo de reporteros, unas personas abrían paso de manera apresurada a una caravana de vehículos que circulaba a unos metros de la última (o primera) estación del Acabús, cerca de Paso Limonero.
Uno de los que abría el paso a pie entre los vehículos era el subsecretario de Prevención y Operación Policial de la Secretaría de Seguridad Pública Estatal, Irvin de Jesús Jiménez Sánchez, y lo hacía para que el vehículo de la gobernadora, seguido de otros, con funcionarios públicos a bordo, pasara a la zona turística del puerto, al parecer porque corría el riesgo de que el presidente llegara a Acapulco antes que ella.
Con la tormenta tropical Max, que pegó a la Costa Grande el 9 de octubre pasado, las redes oficiales del gobierno estatal y de la misma gobernadora, estuvieron repletas de imágenes de su recorrido por los municipios afectados, ahora no hay más que el “en vivo” mencionado, y un breve video del momento en que recibe a López Obrador. Alcanzó a llegar al puerto ya destruido por el huracán.
Sin vigilancia ni autoridad, se desatan saqueos
La conjugación del caos y el abandono institucional inicia inmediatamente después de cruzar la caseta de La Venta. En los puestos de coco de la Mica, el local Lucía Franca Chino Amores, una mujer de 59 años, 35 de éstos dedicada a la venta de dulces de tamarindo y objetos de recuerdo de Acapulco, está sin techo, con la herrería protección débil y con casi todos sus productos mojados, dañados.
El paso del huracán Otis la dejó a ella, a su marido –un adulto mayor– e hijos con pocas probabilidades de sustento, pero el miércoles 25 por la noche les eliminaron toda posibilidad, porque una personas entraron a su negocio y se llevaron muchos de los productos de su venta, hasta los dos bultos de azúcar que compró para elaborar los dulces de tamarindo.
“Nadie se ha presentado, ninguna autoridad ha venido, señora, qué les pasó, qué necesitan”, denunció Lucía este jueves pasadas las 11 de la mañana, es decir, alegando día del impacto del huracán. En la misma condición están unos 25 comerciantes de este mercado.
Los saqueos estaban por todos lados. Durante un recorrido por la zona suburbana y rural era la misma escena, como si fuera una secuencia detenida.
Lo mismo era en La Venta, Barrio Nuevo, El Quemado, que en El Cayaco, El Coloso, Tres Palos, y Los Órganos. En ninguno de estos puntos y los caminos que conectaban entre sí había una tienda de autoservicios y de conveniencia que no estuviera saqueada y destruida. En algunos puntos hasta entraron en farmacias, tiendas departamentales y hasta negocios de empeño.
Esto ocurre también por la misma destrucción que dejó Otis pero, de manera particular, porque no hay autoridad que les ofrezca vigilancia o que asista a colaborarles, aun cuando la Guarda Nacional aplicó el Plan GN-A. La Venta-Barrio Nuevo esta mañana seguía sumido en el lodo.
Por ejemplo, en Barrio Nuevo, a la par que saqueaban las tiendas algunos de los habitantes hablaban de que para ellos los servicios de energía eléctrica podrían tardarles en reponer hasta dos meses.
En este lugar no había ninguna agente militar o marino que regulara al menos la dosificación de los víveres y medicamentos saqueados, porque la escasez de alimentos para habitantes que no participaron, comienza asomarse en medio del caos. Además de que la gasolina, por ejemplo, ya no se consigue en el puerto por la destrucción del huracán.
En la vía hacía la caseta de Metlapil, que lleva hasta la zona Diamante, grupos de personas se apostaron a las orillas a pedir víveres y agua a los automovilistas.
El caos de Acapulco ha generado también que aún no sea contabilizado el daño total del fenómeno natural, porque muchas zonas siguen sin ser transitables al dañarse los caminos. En la comunidad Kilómetro 22, en el punto conocido como Paso de Texca, hay un socavón que obstaculiza el paso, y más adelante la carretera está cortada.
También muchos turistas, hasta el mediodía de este jueves, seguían saliendo del puerto. Se les vio caminar a pie y con maletas hasta la caseta de La Venta.