CIUDAD DE MÉXICO (apro).- El presidente Andrés Manuel López Obrador solicitará al gobierno y fiscalía de Querétaro un informe sobre el caso del menor de edad otomí que fue quemado por sus compañeros en una telesecundaria. 

Antes de solicitar que se atraiga el caso (por la Fiscalía General de la República), vamos a que la secretaria de Seguridad Pública, Rosa Icela Rodríguez, hable con el gobierno, con quien corresponda, si es necesario, con el gobernador de Querétaro, seguramente ellos están haciendo una investigación”, dijo.

En caso de que la autoridad federal considere que “no se está actuando, pues entonces sí procedemos al mecanismo de atracción del caso, le solicitamos a la fiscalía, respetuosamente, que considere atraer el caso”. 

También considera enviar a un grupo de personas a hacer la investigación completa de la situación.

“Eso por lo que corresponde a la investigación y al delito, y a los presuntos responsables, las causas, móviles, todo eso. Y en cuanto a la salud, que es lo más importante, le vamos a pedir al doctor Alcocer que atienda también el planteamiento”, afirmó.

Lo queman en la escuela

Hace tres semanas, dos estudiantes de una telesecundaria en la ciudad de Querétaro rociaron alcohol y luego le prendieron fuego a Juan Pablo, su compañero, provocándole quemaduras de segundo y tercer grado, aún no puede caminar y se ha tenido que someter a cuatro cirugías; la familia de la víctima acusó de negligencia a las autoridades escolares.

El padre del menor, Juan Pablo, señaló que Gricelda Quiterio Mendoza, directora de la telesecundaria 6 “Josefa Vergara”, ubicada en la colonia El Salitre, sabía desde febrero pasado que su hijo sufría discriminación y bullying por parte de sus compañeros y de la maestra por su origen étnico.

También revelo que l motivo de la agresión y las burlas fue ser indígena otomí y “no hablar bien español”.

“Fue un intento de homicidio”, afirma Juan Zamorano, padre del joven de 14 años. “A lo mejor, los otros niños pensaron que el daño sería leve, pero mi hijo va a llevar estas cicatrices por dentro el resto de su vida”, lamenta. 

El agredido stá en shock, sus compañeros en la le cortaron el cabello, se burlaban de su acento y se reían de su madre, que vendía dulces en la calle por las tardes para completar los gastos. Juan, un joven retraído y con pocos amigos, contaba a sus papás que no se entendía con su maestra, que lo exhibía, y que no estaba cómodo con los otros muchachos, publicó El País, tras una entrevista con el padre del menor.