CIUDAD DE MÉXICO (proceso.com.mx).–Dos hombres fueron acribillados la tarde del sábado en el restaurante Steak House, en Paseo Lázaro Cárdenas, Uruapan, Michoacán.

Alrededor de las 18:00 horas, un par de sicarios irrumpieron en el restaurante y dispararon más de 20 veces contra Uriel C., de 32 años, y Cándido P., de 35 años, identificados por las autoridades como vecinos de Nueva Italia, Michoacán. 

En un video difundido en Twitter, donde un hombre grababa una celebración familiar en dicho restaurante, se escuchan las detonaciones y se observa la psicosis derivada del tiroteo. 

Cándido Pérez García, “El Chirrín” –supuesto comandante de Los Viagras–, fue detenido por la extinta Policía Federal (PF) en febrero de 2014, señalado como operador de Los Caballeros Templarios en cuatro poblaciones de Uruapan.

Al momento de su detención Pérez García portaba un AK-47, una pistola Browning escuadra 9mm, con cachas de oro y plata, más de 100 cartuchos, y más de 174 dosis de cristal y un libro de Nazario Moreno, “El Chayo”, supuestamente abatido en diciembre de 2010. 

En dicha ocasión, confesó ser jefe de plaza de Los Caballeros Templarios en las poblaciones de Jicalán, Jucutacato, Cutzato y La Carácuata. También dijo que se encargaba del cobro de cuotas y extorsiones y que es compadre de Francisco Galeana Núñez, “El Pantera”, encargado de la plaza de Uruapan. 

Entre 2013 y 2014, la Comisión Nacional de Seguridad (CNS) dio cuenta en dos ocasiones de la muerte de Galeana Núñez, en el estado de Michoacán. Las dos en diferentes lugares, momentos y circunstancias.

Seis meses después del arranque del Plan de Apoyo a Michoacán, presentado por el presidente Andrés Manuel López Obrador como un mecanismo para contribuir, entre otras cosas, a “enfrentar el problema de la inseguridad y la violencia”, datos oficiales revelan que en este periodo no disminuyó la cantidad de asesinatos: por el contrario, creció más de 10 por ciento y el estado ascendió al primer lugar nacional en la clasificación de ese delito.

La actual escalada de violencia en Michoacán es resultado de la “guerra encarnizada” que sostienen en la entidad el Cártel Jalisco Nueva Generación (CJNG) y varios grupos locales, entre ellos Los Viagras.