ESPECIAL DE INDEPENDENCIA
El sino violento de Córdoba
A 200 años de los Tratados que pactaron el inicio del fin de la Guerra de Independencia, una herencia de violencia recae sobre esta ciudad, unas de las que tienen el mayor número de homicidios en el estado de Veracruz.CÓRDOBA, Ver. (apro)- Guerra y paz convergen en Córdoba, ciudad de una antigüedad de 403 años. En su historia se cruzan una y otra vez. Por un lado, la localidad es un emblema nacional de conciliación gracias a la firma de los Tratados de Córdoba, en 1821, que pactaron el inicio del fin de la Guerra de Independencia; pero antes y después de ese hecho histórico la violencia ha estado ahí.
A más de cuatro siglos de su fundación y a 200 años de los Tratados, una herencia de violencia recae sobre Córdoba. De 212 municipios, éste y Coatzacoalcos son los que tienen el mayor número de homicidios en el estado de Veracruz, con 37 casos en siete meses. Veracruz y Xalapa, municipios con más habitantes, se encuentran por debajo de esa cifra.
El origen de lo que en un principio fue una villa obedeció a la violencia. En 1618 se hizo necesaria su construcción ante la ola de asaltos en el tramo que conecta el puerto de Veracruz con la Ciudad de México. Córdoba era y es considerada una ciudad de paso; 200 años más tarde su ubicación fue clave para terminar con la Guerra de Independencia.
El 24 de agosto de 2021 la ciudad recibió al presidente de México, Andrés Manuel López Obrador, para conmemorar el bicentenario de la firma de los Tratados de Córdoba. Tres días después un crimen volvió a cimbrar a la sociedad: el asesinato de un abogado simpatizante de Morena. Al día siguiente un militante de ese partido tuvo el mismo destino. Ambos formarían parte de la próxima administración municipal.
Violencia imponderable
“Había violencia hace dos siglos, era la violencia de la guerra, de las batallas. La de ahora es más cruel y se lo achaco a la pérdida de valores; no hay respeto para la vida humana”, reconoce la doctora Adriana Balmori Aguirre, miembro del Consejo de la Crónica de la ciudad, una de las mujeres que más ha trabajado por difundir la importancia de los Tratados de Córdoba.
Balmori, quien pertenece al Seminario de Cultura Mexicana, afirma que más allá de la violencia, que es imponderable, los cordobeses tienen un legado de heroísmo al haber asumido la lucha por la Independencia y haber defendido su ciudad del Ejército Realista aquel 21 de mayo de 1821.
En aquel entonces ya se fraguaba un intento de reunión pacífica, sin derramar sangre, afirma la experta. Ya se había proclamado el Plan de Iguala y parecía que el camino conduciría a la paz. En ese punto, esta dualidad quedó exhibida: un embate del ejército español trajo la guerra y obligó a civiles cordobeses y vecinos de Amatlán a utilizar las armas en lo que se conoce como la Batalla del 21 de Mayo. Tres meses después, en agosto, se firmarían los tratados de paz. La ciudad quedó marcada por esa línea de conflicto y armonía.
En contraste, los Tratados, firmados por Agustín de Iturbide, primer jefe del ejército imperial mexicano de las tres garantías, y Juan O’Donojú, teniente general de los ejércitos de España, representan la paz nacional, un hecho histórico de conciliación para el pueblo de México. Significan el cese de la guerra con España y también el surgimiento de la identidad mexicana.
Se ignora dónde están los dos originales de los Tratados de Córdoba. Actualmente el ayuntamiento cordobés cuenta con un facsímil resguardado en el archivo municipal.
La versión original no tenía nombre. Las copias que ordenó O’Donojú carecieron de éste. Fue Iturbide quien se llevó el otro original y al solicitar copias añadió el nombre de Tratados de Córdoba, que es como se conoce oficialmente al documento.
“No puedes fincar una Independencia si no tienes una paz que esté marcada, esa es la gran importancia del Tratado de Córdoba, es lo que mantuvo la unión en todo el territorio”, explica el cronista Ernesto Rivera Pernía, miembro de la Academia Nacional de Historia y Geografía, filial Veracruz.
Para el experto y exintegrante del Consejo de la Crónica, la violencia ha estado presente de forma cíclica; en cambio, considera necesario remarcar que los Tratados de Córdoba otorgaron una herencia de unión, sentido de pertenencia, de mexicanidad y de aceptación entre razas, pues uno de los legados es la convivencia entre descendientes de migrantes españoles, italianos y árabes, entre otros.
Por su parte, el doctor en sociología política Marco Antonio Muñoz Madrid, explica que el legado histórico de los Tratados de Córdoba es un contrato de aspiraciones de paz, de democracia y de vinculación entre sociedad y gobierno, que no ha podido cumplirse. “Es un legado de intenciones finitas del contrato social entre la ciudadanía y lo que ésta quiere, y el gobierno y lo que aspira y puede hacer”, afirma.
El también catedrático de la Universidad Veracruzana explica que la firma de los tratados permite establecer un punto de partida en común que hoy sigue siendo una aspiración patriótica, política y social. “Nos falta unidad, queda la memoria histórica de agruparnos más que continuar solos”.
Los cordobeses aspiran a la paz, a la democracia, a tener instituciones fuertes que les brinden seguridad. Los respalda un hecho histórico como un ejemplo de que es posible conseguirlo. En cambio, los hechos actuales advierten que aquí la violencia es mayor al resto de Veracruz. En este municipio ocurren 18 homicidios por cada 100 mil habitantes, cuando en la ciudad de Veracruz, la más poblada de la entidad, es de ocho; mientras que en la capital, Xalapa, es de seis por cada 100 mil.
Este año la ciudad obtuvo reflectores al ser visitada por segunda ocasión por un presidente de la República para conmemorar el bicentenario, pero al igual que pasó hace 200 años, tras ser centro de atención nacional por la firma de los tratados, Córdoba enfrenta heridas que no cierran: una economía golpeada, disputas políticas y pérdidas humanas por violencia y enfermedad.
Y esta vez pareciera que no hay tregua.