Guerrero
"Vamos a ser gobernados por los narcos", dice el obispo de Chilpancingo
El obispo de la Diócesis de Chilpancingo-Chilapa, Salvador Rangel, consideró que "viene el tiempo en que vamos a ser gobernados no por políticos, sino por los narcos, porque ya se han hecho muchos arreglos".CIUDAD DE MÉXICO (apro).– “Creo que viene el tiempo en que vamos a ser gobernados no por los políticos, sino por los narcos, porque ya se han hecho muchos arreglos”, aseguró el obispo de la Diócesis de Chilpancingo-Chilapa, Salvador Rangel Mendoza.
El prelado insistió en hacer un llamado al gobierno federal para que ponga atención al tema de la violencia en el estado de Guerrero, que volvió a ocupar los primeros lugares en homicidios dolosos por la confrontación que mantienen grupos delitos en las principales ciudades de la entidad, indicó.
“No es justo, tenemos derecho a la paz y la tranquilidad, pero no esperemos que todo lo haga el gobierno, aunque es obligación del gobierno protegernos, pero yo en conciencia les digo: hay mucha corrupción, hay muchas triquiñuelas y se protegen a ciertos grupos y ciertos intereses”, expresó el jerarca católico.
El obispo Salvador Rangel ofreció una homilía el pasado martes 6 en la iglesia de La Asunción de María, en la ciudad de Chilpancingo, donde estuvieron presentes familiares de Alberto Castañón Flores, un funcionario de la delegación de la Secretaría de Comunicaciones y Transportes (SCT), que fue privado de su libertad desde hace 20 días y a la fecha no aparece.
Al respecto, el prelado católico llamó a la familia de la víctima y a los feligreses a empoderarse en las ciudades para exigir al gobierno que asuma su obligación de garantizar la seguridad de los ciudadanos.
“Yo en lo particular no soy muy grato al gobierno, porque he declarado y denunciado estas cosas, a mí me da mucha tristeza, lo voy a decir públicamente, que el día de hoy un narcotraficante solicitó la presencia de un presidente municipal electo, ya van a hacer la transa, y me duele que en Chilpancingo también se inyectó una fuerte cantidad que nos va a costar caro la inseguridad aquí en Chilpancingo, es lo que les puedo decir”, señaló Rangel Mendoza.
Luego, recordó que hace cinco años la ciudad de Chilapa “era un mar de sangre”, el sistema de trasporte público de Tlapa a Chilpancingo estuvo suspendido y todo esto se debió a la disputa de la plaza entre los grupos Los Rojos y Los Ardillos.
“Me pidieron una condición porque estaban matando a los choferes. Simplemente me decían que ‘ya no maten indígenas y que no haya el tráfico de armamento’, porque se estaba armando la Montaña”, aseguró el jerarca católico.
Luego, dijo que empezó a viajar a Chilapa para darle valor a la gente y les dijo que “no era justo que estuvieran bailando con la música del miedo, el terror, de la inseguridad y que teníamos que rebelarnos ante esa situación”.
Enseguida, dijo que posteriormente, en Semana Santa, hizo una invitación a la población de Chilapa para que salieran a realizar una procesión y de esa forma, dijo, “se rebeló la gente” y se empoderó de la ciudad.
Por eso insistió en su llamado a los familiares del funcionario desparecido y a sus feligreses a “rebelarse” y “empoderarse” de la ciudad de Chilpancingo.
“Creo que aquí necesitamos algo parecido, ya no queremos más muertes, no queremos más secuestros, no queremos más lágrimas”, expresó Rangel Mendoza.
También, reveló que hace unos días tuvo que subir a la población de San Vicente, en el municipio de Chilpancingo, porque en el lugar se desató una balacera que duró aproximadamente tres horas y la población se refugió en la iglesia.
“Hace poco una balacera de tres horas y le tocó al padre Balta, y estuvieron tirados en la iglesia hasta que hirieron a una niña, y el padre Balta salió con la niña sangrando”, aseguró el obispo católico.
Luego, narró que hace dos años en Chilpancingo “había muchos problemas, muertos y descabezados, todavía hay, pero no tanto”, dijo y remató:
“Yo les quiero decir que se hizo un diálogo con ciertas personas y más o menos tranquilizamos la ciudad, ahorita hay eventos, hay problemas, pero es que están viniendo de fuera a hacer sus fechorías, vienen las hacen y le corren”, señaló el prelado.
“Me van a disculpar también, pero el gobierno sabe quiénes son y dónde están, necesitamos más gobierno, más autoridad y que nos defiendan, y queremos una ciudad segura”, concluyó Salvador Rangel.