AMLO
Mayas piden una comisión de memoria, reconocimiento y justicia
En la ceremonia con AMLO y en representación del pueblo maya, Ana Karen Dzib Poot consideró importante el reconocimiento de la responsabilidad del Estado ante los agravios, pero al mismo tiempo pidió un plan de desarrollo para atender sus necesidades más apremiantes.CIUDAD DE MÉXICO (apro).- Para conmemorar el 120 aniversario del fin oficial de la Guerra de Castas en Yucatán, el presidente Andrés Manuel López Obrador, en nombre del Estado mexicano, pidió perdón a los pueblos mayas por más de 500 años de opresión, discriminación, injusticias y despojo de sus territorios.
En representación del pueblo maya, Ana Karen Dzib Poot consideró importante el reconocimiento de la responsabilidad del Estado ante estos agravios. “Reconocemos su humildad, un paso histórico para la reconciliación nacional”, dijo, pero al mismo tiempo pidió, entre otras cosas, crear una comisión de la memoria para el reconocimiento y justicia del pueblo y se les reconozca como sujetos colectivos.
Acompañado del presidente de Guatemala, Alejandro Eduardo Giammattei, los gobernadores de Campeche, Chiapas, Tabasco, Quintana Roo y Yucatán, López Obrador hizo un recuento histórico de las afrentas que, desde la invasión española, el llamado periodo independiente, el porfiriato y los sucesivos gobiernos del siglo XX infringieron a los pueblos mayas, muchas veces en nombre de un pretendido progreso económico.
La ceremonia tuvo lugar en el Museo Guerra de Castas, en el municipio Felipe Carrillo Puerto (antiguamente Chan Santa Cruz, donde tras la aparición de una Cruz Parlante se reagruparon los mayas tras su supuesta derrota). Afuera protestaba un grupo de ciudadanos, cuyos gritos se alcanzaban a escuchar en la transmisión oficial, al tiempo que el presidente recordó el inicio en 1847 de la rebelión de los mayas de Yucatán y cómo hubo medios de la época, entre ellos El Universal, El Globo, El Siglo XIX y El Monitor Republicano, que abiertamente pedían su aniquilación. Leyó un fragmento de este último, publicado el 6 de junio de 1849:
“Todas las personas --afirmaba esta editorial-- sensatas --decía-- convienen en la necesidad de que desaparezca la raza indígena, numerosísima en nuestro país y la más atrasada, por desgracia, en la carrera de la civilización”.
El mandatario reconoció que en los pueblos mayas hay aún mucha pobreza, pero según él no puede decirse “que el presente es como el pasado oprobioso porfirista, porque ahora hay libertades, son públicas, notorias, se expresan sin censura”, y sobre todo hay voluntad para hacer justicia.
El presidente Giammattei se refirió a la situación actual, incluida la pandemia, pues mantiene en la marginación y la exclusión social a los pueblos mayas que ahora, además, pierden vidas humanas por conflictos con el crimen organizado y son obligados a dejar sus lugares de origen y migrar.
Perdón admitido
Ana Karen Dzib Poot destacó que esta fecha es importante en el pensamiento maya por ser día de la cruz, un símbolo de luz y fertilidad, representa la ceiba sagrada y la creación de su pueblo, encarna lo femenino y masculino, el nacimiento y la muerte, la sequía y la lluvia, y es, asimismo, símbolo de la resistencia y la lucha mayas.
Dijo que con la llegada de los invasores les llegaron despojos, guerras, enfermedades, esclavitud, tragedia y desde entonces viven en una nación que los ha ignorado, reprimido y esclavizado, aun en nuestros días, y han sobrevivido con dignidad.
Por ello consideró importante el reconocimiento de la responsabilidad del Estado ante estos agravios: “reconocemos su humildad, un paso histórico para la reconciliación nacional”, pero al mismo tiempo pidió: la creación de una comisión de la memoria para el reconocimiento y justicia del pueblo y se les reconozca como sujetos colectivos. Un plan de desarrollo para atender las necesidades más apremiantes del pueblo maya, y el reconocimiento a su dignidad, para que no se repitan las injusticias, la exclusión y la discriminación que aún viven.
“Por el bien de todos, primero los pobres. Por el bien de la nación, primero los indígenas”.
…Y rechazado
Por su parte, Carlos Chablé Mendoza, el cronista de Noj Kaaj, Felipe Carrillo Puerto, dirigió una carta pública al presidente López Obrador en la que le reclama en principio haber organizado el evento a puerta cerrada y no en algún centro ceremonial maya masewal (máasewáal).
Luego una serie de lo que juzga inexactitudes, desde la fecha, el sitio del evento, pues la ciudad fue colonial y no el lugar donde se inició la guerra:
“El gran levantamiento maya, conocido como Guerra de Castas, inició en julio de 1847, o sea hace 174 años, y nunca hubo armisticio, ni acuerdo de paz efectivo”.
El 3 de mayo se celebra a la Santísima Cruz, pero no el fin de la guerra, pues en 1933, en Dzulá, hubo enfrentamientos entre mayas y el ejército mexicano, y también en 1979 en Chemax. Por ello le resulta incomprensible que se le otorgue al ejército la construcción y ganancias de los últimos tramos del llamado Tren Maya y del aeropuerto que se hará en Tulum, en lugar de “querer resarcir los daños sufridos por el pueblo maya durante la conquista, colonización y Guerra de Castas”.
Le recuerda al presidente su petición de perdón a España y al Vaticano (que no sólo no la han concedido, sino que se ha tensado la relación bilateral, como publica el semanario Proceso esta semana), para señalar que, al pedir perdón como mandatario, en representación del Estado mexicano, se asume como heredero de todo lo negativo y peor del colonialismo y neoliberalismo.
En ese sentido, la deuda es enorme y está pendiente saldarla. Más aún, se siguen cometiendo despojos y se dan casos en los que se trata como invasores a quienes nacieron y viven en territorios por los que pasará la ruta del Tren Maya:
“Así que no basta que el Estado mexicano pida perdón, pues existen todavía secuelas de la invasión, conquista y colonización que deben ser reparadas… Se requiere restituir, resarcir los recursos naturales, materiales y humanos de los que fue despojado el pueblo maya peninsular”.