CIUDAD DE MÉXICO (apro).- El peso de los años, la merma de sus facultades físicas o la carencia de los medios necesarios para desplazarse por sí mismos a los centros de vacunación contra covid-19, ha inspirado a familiares de éstos a innovar formas de trasladarlos para que puedan ser inoculados.

Los motiva la esperanza de que al ser vacunados queden inmunizados y no se enfermen con el virus de SARS-CoV-2, causante del covid-19.

Es el caso de don Seferino, de 75 años, quien el 12 de marzo, cuando inició la vacunación en Celaya, Guanajuato, para personas de 60 y más años, se formó en la fila del auditorio Francisco Eduardo Tresguerras, desde las 5:00 horas y cuando empezó la vacunación llevó a su compañera de vida en un triciclo de carga, pues la señora vive con la enfermedad de Parkinson.

Con la frase: “¡Eso es amor!”, las redes sociales se llenaron de mensajes tiernos hacia la pareja de ancianos, quienes fueron los primeros vacunados en Celaya, de acuerdo con las autoridades estatales, porque “viven cerca del punto, por lo que se desplazaron con paciencia y civilidad.”

O el del niño Javier, de 11 años, originario de San Isidro Monjas, quien, junto a su hermano de 7 años, el 13 de marzo pasado, segundo día de vacunación en esa comunidad del municipio de Xoxocotlán, llevó a su abuelo don Víctor, de 76 años, a vacunar contra covid-19 en una carriola para bebés habilitada como silla de ruedas.

“Con todas sus pequeñas fuerzas empujaba la carriola para llegar”, escribió Pau Ríos en sus redes sociales y luego contó la conmovedora historia del niño que con orgullo le dijo al policía encargado de la entrada que él era responsable de su abuelo y junto con su hermano viven los tres juntos.

Después de ser vacunado, a don Víctor se le bajó un poco la presión arterial y se le bajó el azúcar, por lo que la maestra Citlalli le pidió su credencial de elector para ver dónde vivían y avisarle a un adulto si había que llevarlo al hospital, pero Javier instruyó al abuelo: “No, no se la enseñes abuelo. Yo les digo dónde vivimos, pero no les enseñes la credencial.”

El 18 de febrero pasado, se difundió el video de un hijo llevando a su madre, de 99 años que fue trasladada al puesto de vacunación contra covid-19, en Batopilas, Chihuahua, en una carretilla, porque no puede caminar largas distancias y no tienen sillas de ruedas.

La Ciudad de México no es la excepción. El 13 de marzo, su yerno llevó a Ana María, junto con su consuegra Margarita, quien usa silla de ruedas y un tanque de oxígeno, para que las dos fueran vacunadas en la Arena Ciudad de México.

De acuerdo con información de la Secretaría de Salud, hasta el 16 de marzo, 3 millones 72 mil 507 personas adultas mayores, de 775 municipios y alcaldías del país, habían recibido la primera dosis de la vacuna contra covid-19, “con especial prioridad en quienes viven en zonas apartadas y de mayor vulnerabilidad”, informó el subsecretario de Prevención y Promoción de la Salud, Hugo López-Gatell.