CIUDAD DE MÉXICO (apro).- En medio del ríspido debate parlamentario sobre la reforma eléctrica, el presidente Andrés Manuel López Obrador explicó a John Kerry, enviado especial de Joe Biden para el clima, sus planes para “cooperar estrechamente con Estados Unidos, a fin de acelerar el despliegue de energía renovable en México, incluida la energía eólica, solar, geotérmica e hidroeléctrica”.

Este planteamiento quedó plasmado en una declaración conjunta emitida después de la visita; en ella, el gobierno de Estados Unidos no expresó su postura respecto a la invitación de López Obrador.

La declaración señala que ambos gobiernos acordaron temas poco claros, como “trabajar juntos para mejorar los beneficios climáticos” del programa Sembrando Vida, “promover soluciones para el clima basadas en la naturaleza, la conservación y el desarrollo”, y “explorar otras oportunidades para alcanzar metas más ambiciosas, incluido el aumento de la eficiencia energética, la lucha contra las emisiones de metano y el uso de métodos de transporte más sustentables”.

Los puntos en los que ambos gobiernos hablaron con la misma voz son ajenos a la relación bilateral: el reconocimiento de “la importancia de los esfuerzos globales para limitar el calentamiento a 1.5 grados centígrados, y coinciden en que la década de 2020 es decisiva para acelerar la acción climática” y en “la importancia de fortalecer las relaciones norteamericanas, junto con Canadá, a través de una transición acelerada a energía limpia en esta década, para abordar la crisis climática”.