Estados Unidos

Kamala Harris acepta la nominación presidencial demócrata y el reto de derrotar a Trump

La aspirante a la Casa Blanca prometió revivir el proyecto bipartidista sobre seguridad fronteriza que fue sepultado durante el gobierno de Donald Trump.
jueves, 22 de agosto de 2024 · 23:06

CHICAGO (apro).– Con la promesa de defender los principios constitucionales y democráticos de Estados Unidos, Kamala Harris aceptó la nominación como candidata presidencial demócrata y el reto de derrotar al republicano Donald Trump en la elección del martes 5 de noviembre.

Junto a Tim Walz, su compañera de fórmula, la actual vicepresidenta de Estados Unidos fue arropada por todas las fuerzas políticas y sociales de los demócratas congregados en Chicago, Illinois.

“En esta elección nuestra nación tiene una oportunidad preciosa y fugaz de superar la amargura, el cinismo y las batallas divisorias del pasado; una oportunidad de trazar un nuevo camino hacia adelante, no como miembros de un partido o facción, como estadunidenses”, declaró Harris tras aceptar la candidatura demócrata para disputar la Casa Blanca.

Consciente de que ella entalla en la bandera de esperanza de muchos integrantes de las minorías étnicas de Estados Unidos que temen a la retórica segregacionista de Trump, Harris anotó: “Prometo ser una presidenta para todos”.

Al hablar a sus correligionarios en la Convención Nacional Demócrata, sesionando en el United Center de Chicago, Harris delineó los motivos por los que intentará vencer al candidato presidencial republicano.

“Sabemos cómo sería un segundo mandato de Trump, todo está en el Proyecto 2025”, subrayó la vicepresidenta, para luego agregar: “En muchos sentidos, Trump es un hombre poco serio, pero las consecuencias de ponerlo de nuevo en la Casa Blanca son extremadamente graves; piensen en el poder que tendría, especialmente después de que la Suprema Corte de Justicia acaba de dictaminar que sería inmune al procesamiento penal”.

Como es fiscal de la ciudad de San Francisco y como es Procuradora General de Justicia de California, Harris puntualizó que además de saber cómo ganar elecciones, sabe cómo castigar a criminales convictos, en alusión directa a Trump, declarado culpable de 34 delitos en el juicio civil que perdió en Nueva York.

“Veo un Estados Unidos en el que nos aferramos a la creencia que construyó nuestra nación, que inspiró al mundo; aquí en nuestro país todo es posible, nada está fuera de nuestro alcance”, indico la candidata presidencial de los demócratas.

Desde su entrada al escenario en el United Center, Harris motivó a los delegados electorales y demás asistentes a la arena a que la promuevan y acompañen en la complicada tarea de hacer lo que sea necesario para vencer a Trump a JD Vance, candidato republicano a la vicepresidencia.

En los palcos de honor, los familiares de Harris y los de Walz bailaron y corearon el nombre de la vicepresidenta a la par de los más de 20 mil demócratas arremolinados en la arena.

Respecto al tema migratorio, un punto fundamental en la campaña de Trump sobre seguridad fronteriza, que pretende fortalecer con redadas masivas para deportar a millones de inmigrantes indocumentados, la vicepresidenta Harris lanzó una promesa.

“Me comprometo a revivir el proyecto bipartidista sobre seguridad fronteriza que asesinó Trump y con mi firma lo promulgaré en ley”, declaró la ahora candidata presidencial del Partido Demócrata.

La abanderada presidencial narró su infancia como hija de una familia de inmigrantes, de madre hindú y de padre afroamericano jamaicano, y también contó la lucha económica que padece la clase media y sobre los beneficios de la educación superior.

Poniendo como ejemplo su caso, Harris prometió defender la democracia, los derechos civiles y las libertades de todos los estadunidenses ante los ataques radicales de la ultraderecha representada por Trump, Vance y los republicanos.

A la clase trabajadora, a las minorías étnicas y a los jubilados les aseguró que, con su voto a favor de ella en noviembre, estará empoderada para luchar por una reducción de impuestos, excluyendo a los ricos, por un sistema de salubridad digno y de calidad, y por ampliar la excelencia de la educación pública como escalón para la superación personal.

Sobre las seis pantallas gigantes que cuelgan del techo del United Center, la imagen de Harris fue aplaudida y hasta podría decirse que venerada por sus correligionarios de partido, que en ella ven la posibilidad de retener el control de la Casa Blanca.

Harris, en su discurso de aceptación de la nominación, fue bastante cuidadosa para rendir tributo y agradecerle al presidente Joe Biden, su ascenso a la cima de la política nacional y del proselitismo ahora como candidata a la Presidencia de Estados Unidos.

Para nadie es ajeno ni misterio que, desde que Biden anunció su renuncia a buscar la reelección y ser el líder de su partido, Harris, y sobre todo tras elegir a Walz como su compañero de fórmula, transformaron el espectro electoral sacudiendo las posibilidades de triunfo de Trump.

El reverendo Al Sharpton, uno de los líderes afroamericanos y defensores de los derechos humanos, habló ante la Convención para denunciar a Trump como un “delincuente convicto” a quien conoce desde hace 40 años y quien seguirá propagando el racismo.

“Conozco y veo a la candidata que confrontará al odio y al racismo, conozco a Kamala Harris, quien además tiene experiencia en el manejo de gobierno y no como Trump, que solo sabe enriquecerse”, dijo Sharpton.

Con la arena deportiva a topo, las miles de personas reunidas para el ungimiento oficial de Harris, bailaron al ritmo de la música popular, del rock and roll y de canciones en español como “Despacito”, que puso a todos de pie y bailar como colofón de la fiesta política.

De acuerdo con los reportes de los medios de comunicación estadunidense que miden las audiencias televisivas y también de las redes sociales, el discurso de Harris en la última jornada de la Convención en Chicago fue uno de los eventos políticos más vistos en la historia del país.

La disputa presidencial con Trump el martes 5 de noviembre no es el único factor del atractivo que tiene Harris en su país, sino la posibilidad de que pueda convertirse en la primera mujer que ocupe la titularidad del Poder Ejecutivo.

Atrás quedan las manifestaciones de repudio a la política inamovible de apoyo militar de Estados Unidos a Israel y las acusaciones a Biden y Harris de tener las manos manchadas de sangre en el genocidio de civiles palestinos en la Franja de Gaza.

Desde este viernes 23 de agosto, tanto Harris como Trump y sus respectivos partidos se centrarán en hacerse añicos entre ellos por la disputa de los votos de sus ciudadanos en los comicios de noviembre.

Oficialmente la campaña presidencial inició luego de que se bajase el telón de la fiesta demócrata en Chicago, pero ésta arrancó desde que Biden se hizo a un lado para permitirle a su vicepresidenta recibir el banderín de candidata presidencial de su partido.

El siguiente foco que puede tener impacto en el número de sufragios que reciban en las urnas el martes 5 de noviembre, Harris y Trump, será el debate que sostendrán ambos candidatos el 10 de septiembre y después el del primero de 1 de octubre entre Walz y Vance.

En la última noche de la Convención, líderes sindicalistas, influencers jóvenes, legisladores de origen latino, de otras minorías étnicas, mujeres y gobernadores de diferentes estados fueron cincelando una imagen de su candidata dispuesta de pelar palmo a palmo con Trump.

“Kamala Harris está lista y dispuesta a pelear y defender para restablecer el sueño americano, como aquel por el cual mis padres llegaron a este país y ella como presidenta luchará por todos nosotros”, dijo el senador federal por el estado de California, Alex Padilla.

Los dirigentes del Comité Nacional Demócrata, responsables de la organización de la Convención, prepararon para la última sesión de su fiesta política una agenda con oradores que mostraran el rostro de un crisol étnico variado y que reflejara a la sociedad estadunidense.

En las calles de los alrededores del United Center, vendedores callejeros, todos afroamericanos, ofrecían a los asistentes a la Convención una amplia variedad de camisetas y gorras con la imagen de Harris y Waltz con las iniciales de ambos, a “precios alcanzables para todos”.

Ese tipo de leyendas forjaron el mensaje de Harris y de Walz durante la Convención, de ser la esperanza electoral para garantizar una educación pública de gran calidad, servicios sociales y de salubridad pública que arrebaten a las grandes corporaciones el negocio monopólico.

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