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Una ultraderecha fortalecida en Europa: ¿cómo se explica su creciente apoyo electoral?

Las elecciones europeas dejaron un panorama mucho más conservador y moderado de lo presupuestado: aunque la extrema derecha avanzó en Europa, los resultados están lejos de las previsiones de las encuestas.
martes, 11 de junio de 2024 · 11:54

BRUSELAS (France24).- Tras meses de encuestas previas que vislumbraban una irrupción histórica de la extrema derecha en la Eurocámara, los resultados de las elecciones del bloque no confirmaron las amplias tendencias favorables que se auguraban para los ultras. Sin embargo, los comicios europeos sí dejaron una extrema derecha fortalecida. El hartazgo popular, la guerra en Ucrania y el fracaso de la izquierda podrían ser las claves en el auge del movimiento extremista europeo. Lo analizamos.

La extrema derecha golpea fuerte el statu quo europeo, aunque aún no es un 'knock out'. Las elecciones europeas dejaron un panorama mucho más conservador y moderado de lo presupuestado: aunque la extrema derecha avanzó en Europa, los resultados están lejos de las previsiones de las encuestas que ponían a la extrema derecha con una amplia mayoría en el Parlamento Europeo. 

La jornada electoral en el viejo continente fue mucho más convencional de lo esperado. El triunfo del Partido Popular Europeo (PPE) y la Alianza de Socialistas y Demócratas (S&D), los ejes de poder tradicional en la Eurocámara desde el primer sufragio continental 1978, alejó la imagen de la 'ola' de la extrema derecha. Sin embargo, no eliminó su influencia. 

Las familias ultras de la Eurocámara —los Conservadores y Reformistas Europeos (CRE) e Identidad y Democracia (ID)— siguen siendo la minoría dentro del hemiciclo de Bruselas, con 73 y 58 escaños, respectivamente. Pero en algunos países, como Francia, se han consolidado como la fuerza más importante. 

Los resultados de las elecciones europeas son para muchos una prueba de cómo los ultras van ganando más espacio en el gran escenario continental, normalizando cada vez más su presencia y afianzándose como una opción que se percibe cada vez más viable en algunos sectores de la ciudadanía.

"A nivel europeo los cambios probablemente sean limitados. Habrá posiblemente reelección de las mismas personas en la comisión, principalmente de la presidenta Von der Leyen, eso no es un terremoto político", sostuvo Jean-Marie Chenou, doctor en Ciencia Política e investigador, en entrevista con France 24.

El panorama de los ultras en Europa sigue siendo diverso. En Italia y Hungría ya gobiernan con solidez; mientras que, en Francia, Alemania y Países Bajos, la extrema derecha ya figura entre las dos principales fuerzas políticas y se perfilan con posibilidades de ser las representaciones hegemónicas dentro de naciones pilares para el frente europeo por los próximos años. ¿Cómo se explica el ascenso de la ultraderecha en Europa? 

La capitalización del descontento popular

Para entender el actual avance de la extrema derecha hay que mirar hacia atrás. Para Elvia Laija Olmedo, maestra en Estudios Internacionales y académica en la Universidad Iberoamericana Puebla, la negligencia gubernamental de los moderados en relación con el ciudadano de a pie inició el ascenso ultra que tiene sus primeros frutos en la presente década.

"Desde la crisis del euro en 2010, la mayoría de los ciudadanos europeos se siente traicionados por los gobiernos que, obligados a realzar grandes ajustes presupuestales, lo hicieron sacrificando el gasto social", expresa Laija Olmedo para France 24.

Justamente a raíz de esa crisis —derivada en gran parte de la burbuja inmobiliaria que explotó en Estados Unidos— es que muchos de los gobiernos del bloque europeo, divididos entre populares y socialistas, enfrentaron la crisis de una manera uniforme con una política de austeridad estatal. Entonces, recortaron las asistencias sociales, debilitaron el Estado de bienestar y rescataron a las principales instituciones financieras afectadas. 

Pero con la intensidad del rescate financiero, los Gobiernos europeos dejaron en segundo plano a los ciudadanos.

Olmedo resalta que es la extrema derecha es la única facción política que ha logrado capitalizar electoralmente el descontento popular con los excesos del capitalismo y las medidas impopulares que lo favorecen.

"Los partidos de extrema derecha han sabido capitalizar el rechazo que en todo el mundo se tiene hacia los políticos 'de siempre', aquellos que dan prioridad a las exigencias de capitalismo global frente a las necesidades sociales", señala la también experta en Europa.

Una situación a la que Olmedo le suma el panorama migratorio que viven los países del bloque. La Unión Europea ha visto el crecimiento del flujo de personas que buscan entrar en sus fronteras desde 2015. Así, el sentimiento antimigratorio ha sido una de las banderas de la ultraderecha que ha capitalizado el sentimiento nacionalista. Los discursos con respecto a la migración, muchas veces xenófobos y racistas, han conseguido calar en sectores del electorado y se han convertido en motivaciones electorales.

Los coletazos de la guerra en Ucrania

Otra de las razones del avance de la extrema derecha en la Unión Europea se encuentra más allá de los límites del bloque. La guerra en Ucrania ha influido en el electorado. 

El apoyo irrestricto del bloque europeo al Gobierno de Kiev ante la invasión rusa ha provocado ciertas animosidades dentro de algunos sectores europeos, que no ven con tan buenos ojos el profundo involucramiento de la Unión Europea un conflicto que, aunque toca al continente, no involucra a ninguno de los 27 Estados del grupo.

En Francia, uno de los bastiones del apoyo ucraniano en Europa, el electorado ha castigado al presidente Emmanuel Macron en las urnas. El partido del mandatario quedó en un muy lejano segundo lugar, detrás de la extrema derecha de Marine Le Pen.

Para muchos, la postura de Macron con respecto a Ucrania es excesiva. Además, sus constantes peticiones a los aliados europeos para que intensifiquen el envío de ayuda habrían mellado en su legitimidad nacional.

Debe de reconocerse que partidos de extrema derecha se oponen de manera sistemática a incrementar el envío de ayuda militar a Ucrania. Quizá de manera tangencial haya quedado registrado entre los votantes franceses las declaraciones del presidente sobre la posibilidad del envío de tropas de ese país como instructores a Ucrania, explica Olmedo.

La inoperancia de la izquierda europea

La extrema derecha también se ha beneficiado de la impopularidad de sus contrincantes. El auge de los ultras se alimenta de la impopularidad conservadora y la incapacidad de la izquierda continental por materializar los reclamos con los que llegaron al escenario principal de la política europea hace unos años.

La izquierda, desde los comunistas franceses hasta la socialdemocracia española, ha perdido la legitimidad que los encumbró como la principal fuerza política europea hace una década, cuando consiguió arrastrar la frustración popular con un sistema económico que, en un supuesto, la coalición progresista busca modificar, o hasta erradicar.

Pero la realidad fue otra. Representaciones como Podemos en España o el partido alemán Die Linke tuvieron que pactar con grupos más moderados dentro de sus países para lograr, como mínimo, hacerse de un espacio en el poder. De esta forma, estuvieron lejos de materializar las promesas con las que habían arribado a sus hemiciclos nacionales.

"El actual auge de la derecha, últimamente en su forma 'populista', también indica que la izquierda no ha sabido relacionarse con la frustración popular, dejando el campo libre a las fuerzas de derechas, que pueden dirigirla contra los inmigrantes u otros chivos expiatorios", sentenció Loren Balhorn, periodista alemán, para la revista 'Jacobin'.

La confianza de una parte del electorado obrero, agrícola o incluso estudiantil se vio debilitada cuando los Gobiernos que prometieron defender sus intereses a capa y espada recortaron fondos públicos para rescatar a las grandes multinacionales que se encontraban en terapia intensiva.

"La socialdemocracia dejó ser el referente ideológico de la izquierda y esto se hizo evidente con las 'medidas de emergencia' que se tomaron a raíz de la crisis económica que comenzó en Europa en 2010. Los gobiernos y la propia Comisión Europea priorizaron el recate de bancos y empresas, rescataron a los grandes capitalistas y dejaron desamparada a la clase trabajadora", añade Laija Olmedo para France24.

Además, uno de sus grandes problemas ha sido u eterna división interna que afecta sus aspiraciones electorales en diferentes países de la UE. 

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Para algunos, el crecimiento de la extrema derecha continental no hace más que beneficiar al centro conservador, ya que los electores indecisos usualmente votan por la estabilización de la estructura tradicional ante la amenaza de la irrupción extrema. 

"Es un error pensar que la internacional nacionalista, o fascista, choca con un centro radical. Deberíamos pensar en ellos como diferentes caras de la misma moneda. Son simbióticos. Macron nunca habría llegado a presidente si Marine Le Pen no hubiera amenazado al sistema", expresó Yanis Varoufakis, exministro de Economía griego, en una entrevista con la revista 'Jacobin'.

Por otro lado, el reto para la extrema derecha es encontrar una unidad en el Parlamento Europeo. Algo que es poco común, pues las dos familias ultraderechistas se encuentran divididas por las pretensiones políticas y hasta por grietas internas. Un ejemplo cercano es la reciente expulsión de Alternativa para Alemania (AfD) de ID por las polémicas declaraciones de su líder con respecto a las SS nazis.

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Sin embargo, nuevos liderazgos como el de la italiana Giorgia Meloni podrían construir un bloque más sólido de los ultras en el Parlamento Europeo. También el triunfo de Agrupación Nacional de Marine Le Pen en Francia podría ser el impulso que le hacía falta a la extrema derecha europea. 

"La extrema derecha es muy diversa en Europa, con intereses muy nacionales y les ha costado mucho trabajar por causas en común, pero quizá con el triunfo tan claro de Agrupación Nacional de Le Pen, los conservadores tenga el liderazgo que les hacía falta", menciona Olmedo.

Ahora será turno de Ursula Von der Leyen, actual presidenta de la Comisión Europea y candidata con todas las cartas a su favor para ser reelegida de direccionar qué camino tomará su partido, el PPE: cercar a la extrema derecha a través de la coalición mayoritaria moderada que ya imperaba en el Parlamento o negociar con los ultras.

Se trata de un panorama nuevo que se abrió con el fracaso de los liberales, algo que significó mayor representación para los ultras. Así las cosas, la coalición entre S&D, PPE y Renovar Europa no parece tan sólida como en el ciclo anterior, lo que significaría la necesidad de incluir a otra representación para terminar de cimentar una hegemonía legislativa estable.

Los Verdes, a pesar de su estrepitoso desempeño electoral, podrían ser la opción más plausible. El partido ecologista se ha mostrado abierto a negociar con los tres gigantes del Parlamento, aunque detrás de sus intenciones podrían estar peticiones sobre el Pacto Verde Europeo, que ha demostrado ser sumamente impopular entre las clases trabajadoras.

Por el otro lado, la clave parece recaer en Meloni, que se ha deslindado un poco del extremismo más duro en favor de su compromiso atlántico. La premier italiana parece tener buena relación con Von der Leyen, quien no ha descartado pactar con CRE, encabezado por Meloni, todo para dejar de lado al frente progresista y poner el último clavo en su ataúd.

"Es cierto que Meloni se ha comportado más europeísta de lo que se esperaba, pero ideológicamente parecen incompatibles las agendas del Partido Hermanos de Italia con el Partido Popular Europeo (…) Aunque las negociaciones podrían ya estar llevándose a cabo a puerta cerrada para mantener las posturas ideológicas", detalló la maestra en Estudios Internacionales.

Sobre la mesa de negociaciones ya están las cartas de todos los partidos. Una baraja muy distinta que la de las últimas elecciones. Ahora los políticos de extrema derecha multiplican sus apuestas. 

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