Kamala Harris
Kamala Harris y una carrera meteórica en Estados Unidos
Las encuestas indican que el 5 de noviembre tiene posibilidades de sumar una nueva victoria y cerrar la promesa de luchar para que Trump no vuelva a ser presidente. Se convertiría de ese modo en la primera mujer electa presidenta de Estados Unidos.A Kamala Harris se le puede describir con ese concepto de “ganadora”, tan arraigado en la competitiva sociedad estadounidense. Esta líder ha sido sin duda una mujer marcada por victorias, acostumbrada a ser la primera en romper techos de cristal en las esferas de poder, siempre decidida a conseguir lo que se proponga.
“La historia de Estados Unidos siempre ha sido escrita por personas que pueden ver las posibilidades de futuro sin importar el pasado”, dijo Harris ante una multitud que la escuchaba el 19 de enero de 2019 en Oakland, en una muestra de la ambición de la entonces senadora demócrata.
Harris había tomado una decisión y estaba a punto de hacerla pública en la ciudad californiana que la vio nacer el 20 de octubre de 1964: se iba a postular oficialmente a la carrera demócrata por la Casa Blanca.
Hija de Shyamala Gopalan, una científica de ascendencia india que llegó a Estados Unidos a los 19 años, y Donald Harris, un profesor jamaicano y destacado economista, ha sido una pionera durante toda su carrera: en 2003, a los 39 años, se convirtió en la primera mujer fiscal de distrito en San Francisco; entre 2011 y 2017 se desempeñó como la primera mujer fiscal general de California y desde ese mismo año fue la primera senadora indo-estadounidense por ese mismo estado.
En palabras de Robert Kennedy, “solo aquellos que se atreven a fallar pueden alcanzar grandes metas”. Y Kamala Harris finalmente falló por primera vez en sus citas con la política estadounidense. En 2020 se bajó de la carrera demócrata, pero prometió que seguiría luchando sin descanso para que Donald Trump no volviera a la Casa Blanca.
Un paso al lado, que se convirtió rápidamente en un nuevo paso al frente poco después, cuando Joe Biden la nombró su candidata a la Vicepresidencia.
Harris representaba a una generación más joven en una política de hombres mayores y, en medio de la ira por el asesinato de George Floyd a manos de la policía, la exfiscal podría convertirse también en la cara de las minorías frente al racismo estructural.
Así, la que en el año 2009 fue bautizada como “la Barack Obama mujer” por la periodista afroestadounidense Gwen Ifill, se convirtió en enero de 2021 en la primera mujer y primera persona afroamericana y de ascendencia india en ocupar la Vicepresidencia de Estados Unidos.
Las encuestas indican que el 5 de noviembre tiene posibilidades de sumar una nueva victoria y cerrar la promesa de luchar para que Trump no vuelva a ser presidente. Se convertiría de ese modo en la primera mujer electa presidenta de Estados Unidos.
Una mujer con carisma, una vicepresidenta impopular
Para llegar hasta el despacho oval, Harris no se va a encontrar un camino de rosas. Son muchas las dudas que aún se plantean sobre su actuar político como vicepresidenta y algunas llegaron incluso desde las propias filas demócratas.
Desde la retirada de Biden, Harris se ha descubierto como una mujer con carisma y una gran oradora, una faceta que para muchos era desconocida en la vicepresidenta, a quien incluso se ha acusado de esconderse ante la prensa.
Lo cierto es que esta impresión se ha visto reflejada en números. Encuestas de medios de comunicación estadounidenses como ‘Axios’, ‘The New York Times’ o ‘Politico’ señalan que la aprobación de Harris ha subido a cifras por encima del 40% y cercanas al 50%. Un dato esperanzador para una vicepresidenta que ha mantenido no tan buenos datos de popularidad durante el mandato.
A mitad del 2023, el canal 'NBC News' publicó una encuesta en la que solamente el 33% de los estadounidenses tenían una visión favorable sobre ella. El dato más bajo jamás registrado por este canal para un vicepresidente.
Su principal tarea en el inicio de legislatura fue lidiar con la migración en la frontera sur. Y ahí se le vieron carencias. Más allá de las críticas republicanas por tardar en visitar la frontera con México o por una supuesta laxitud de la política migratoria, dos momentos marcaron este inicio.
Del "no vengan", a la defensa del aborto
En junio de 2021 Harris concedió una entrevista al periodista Lester Holt, de la cadena 'NBC'. En ella se la vio titubeante con la política del Gobierno respecto a la migración y la crisis en la frontera. Una entrevista que ahondaba en la crisis desatada por unas palabras pronunciadas un día antes en su viaje a Guatemala. Allí se dirigió directamente a los migrantes para decirles: “No vengan”.
Estas palabras sentaron mal en parte de las filas demócratas. La congresista Alexandria Ocasio-Cortez afirmó en su cuenta de X que “es decepcionante ver esto”.
Desde su campaña, sin embargo, apuntan que “una de las principales características que hacen a Kamala Harris la gran líder que es, es que es una mujer realmente empática”.
“Es una mujer que se preocupa por entender las necesidades de cada comunidad, se preocupa por entender los matices, entiende que cada comunidad es diferente. En su papel como hija de inmigrantes entiende mucho el reto que enfrentan las comunidades de inmigrantes y por eso está luchando para que todos tengamos una oportunidad”, asegura Maca Casado, portavoz nacional de la campaña Harris-Walz.
Uno de los puntos en los que ha centrado su actividad en los últimos meses de campaña es la defensa del derecho al aborto. Ha recorrido parte del país por este motivo e incluso ha visitado una clínica en Minnesota en medio de las acometidas republicanas contra este derecho y tras el fallo de la Suprema Corte contra la sentencia Roe vs. Wade que protegía este derecho a nivel federal. Una decisión facilitada por Donald Trump.
Kamala ha recuperado el favor progresista y al tiempo ha encendido las críticas republicanas.
Incluso en su primer debate, Donald Trump la acusó falsamente de estar a favor del aborto después del nacimiento del bebé. Para Maca Casado es en este punto en donde Harris muestra de nuevo su faceta más empática.
“Una cosa en la que la he visto yo es con las mujeres que han sufrido las restricciones del aborto. Verla de una u otra manera en el camino de la campaña compartiendo con estas mujeres, llorar con estas mujeres, escuchar sus historias. Ha sido impresionante ver la forma en que Kamala Harris empatiza con ellas, con lo que le ha tocado vivir a muchas de estas mujeres que han estado al borde de la muerte porque no pudieron recibir la asistencia que necesitaban”, afirma a France 24.
¿En qué tipo de país queremos vivir?
En el inicio del vídeo con el que Kamala Harris lanzó su campaña presidencial, la actual vicepresidenta busca ahondar en esa imagen de mujer carismática, empática y preocupada por la diversidad del país.
En él lanza una pregunta: "¿En qué tipo de país queremos vivir?" Y con la canción ‘Freedom’ (Libertad) de la artista Beyoncé de fondo y contraponiéndose a la figura de Donald Trump, ella misma responde: "Nosotros elegimos libertad".
En la historia de Harris, la libertad y la lucha por los derechos sociales vienen marcados desde niña y ahora su campaña se encarga de ensalzarlo, consciente del gancho político que tiene este relato en un país marcado por las luchas raciales, los retrocesos en materia abortiva y el miedo de parte de la población a un retroceso democrático si Trump vuelve a la presidencia.
Harris creció en un barrio de Berkeley, en donde se sitúa la reputada universidad homónima en donde estudiaron y se conocieron sus padres y donde desarrollaron su activismo por los derechos sociales en los años 60.
En su propia biografía, 'The Truths We Hold: An American Journey', Kamala Harris habla de la importancia de ese activismo en su educación.
En ella hace referencia al centro cultural afroamericano ‘Rainbow Sign’, en donde escuchó voces tan importantes de la comunidad afroamericana como la de Shirley Chisholm, la primera mujer afroamericana elegida al Congreso de Estados Unidos. “Mi madre era muy consciente de que estaba criando dos chicas negras para que fueran dos mujeres negras”, asegura la propia Kamala en su video de campaña.
Más tarde realizó sus estudios de ciencia política y economía en la reputada Universidad de Howard, conocida por ser el centro universitario afroamericano por excelencia. Sus estudios de derecho los completó en la Universidad de California para luego comenzar su ya conocida carrera en la Fiscalía.
El pasado 24 de julio, en su primer discurso tras la renuncia de Biden, aseguró que “en esos trabajos, me enfrenté a delincuentes de toda clase: depredadores que abusaban de mujeres, estafadores que estafaban a los consumidores, tramposos que rompían las reglas para su propio beneficio”.
“Así que créanme: conozco a los tipos como Donald Trump”, insistió.
Un polémico mandato como fiscal de California
Desde el inicio de su campaña, Kamala Harris ha buscado presentarse como fiscal antes que política. Una táctica frente a un Donald Trump rodeado de escándalos y procesos en los tribunales. Su paso por diferentes puestos de la Fiscalía hasta llegar a fiscal general de California no está tampoco exento de polémica.
Desde las filas republicanas la acusan de tener mano blanda contra la delincuencia y de virar en muchas ocasiones sus posturas en diferentes temas.
Uno de los casos se dio cuando aún ejercía como fiscal de distrito. En 2004, un oficial de policía fue tiroteado en San Francisco por un hombre con un AK-47. En aquel momento Harris, recién nombrada en su cargo, se negó a pedir la pena de muerte, una decisión que le pondría a la policía en su contra.
Un hecho que contrasta con otra actuación años más tarde.
En 2014, y pese a haberse pronunciado en varias ocasiones contra la pena de muerte, acudió a los tribunales a defender una sentencia a muerte de casi 20 años antes. En ese momento alegó estar apelando la decisión de un juez federal, que declaró la pena de muerte como anticonstitucional. Para Harris, la decisión del juez no estaba “respaldada por la ley”.
Desde los espacios más progresistas de California han rechazado en varias ocasiones que fuese una fiscal progresista y le critican que se pusiera de lado en ciertos temas, entre ellos, un proyecto de ley que habría requerido que su oficina investigara los tiroteos policiales; también la reforma de la justicia, que buscaba rebajar la población carcelaria tras un decreto judicial.
Pese a ello, uno de sus mayores éxitos como fiscal fue el llamado programa de reinserción 'Back on Track'. Con él se buscaba impulsar que condenados primerizos con delitos sin violencia y relacionados con drogas recibieran un diploma educativo en prisión con el objetivo de facilitar su reinserción y evitar la reincidencia.
En su libro, escribió lo siguiente para describir su actuar como fiscal: “Durante demasiado tiempo nos han dicho que solo había dos opciones: o ser duros con el crimen o ser blandos con el crimen, una simplificación excesiva que ignoraba las realidades de la seguridad pública. Puedes querer que la policía detenga el crimen en tu vecindario y también querer que deje de usar fuerza excesiva. Puedes querer que persigan a un asesino en tus calles y también querer que dejen de usar perfiles raciales (…) Creí que era esencial tejer todos estos hilos variados juntos”.
Otro de sus grandes éxitos, que la propia Harris ha abanderado en su carrera política, fue el pulso que mantuvo como fiscal general de California frente a 5 grandes bancos acusados de ejecutar hipotecas ilegales.
En un principio, estos ofrecieron un acuerdo de hasta 4.000 millones de dólares. Harris lo rechazó en una jugada muy arriesgada con la que sin embargo consiguió que los bancos dieran más de 20.000 millones de dólares.
La de Harris ha sido sin duda una trayectoria en continuo ascenso con un camino marcado por altibajos que incluyen también polémicas en el control de drogas o el porte de armas. Ha llegado a decir en plena campaña a la periodista Oprah Winfrey que si alguien se mete en su casa, le va a disparar, al tiempo que defiende un mayor control de armas.
Todo el partido demócrata está de su lado y las arcas están llenas de dinero para la campaña. Enfrente, un Donald Trump consciente de que con ella la carrera hacia la Casa Blanca ha cambiado y lo muestra con su carácter más agresivo frente al tono menos belicoso que comenzó a usar contra Joe Biden.
El 5 de noviembre conoceremos si Kamala Harris cumplió su promesa o Donald Trump le asestó la segunda gran derrota de su carrera política.
Autor: Rodrigo Sedano