CIUDAD DE MÉXICO .(apro).- El 8 de abril pasado las amigas de Emmily Rodrigues, la brasileña de 26 años que el 29 de marzo cayó del sexto piso de un edificio del barrio porteño de Retiro, en Argentina, aseguraron que fue asesinada y pidieron investigar a una de las testigos, Juliana Magalhaes Mourao, de 37 años y amiga de la difunta.

Ese día, la joven fue invitada a un departamento del edificio a una fiesta privada, pero una llamada al 911 alertó a la policía de la ciudad, que encontró a otra brasileña, de 37 años, identificada con las siglas J.M.M., quien estaba en el hall de ingreso en estado de shock, junto a Francisco Sáenz ValIente, de 52 años, dueño del departamento al que Emmily había ido a una fiesta.

Clarín hizo público la llamada de emergencia de vecinos que la escucharon gritando.

“Hola, sí, podría venir un patrullero por favor. Hay una mujer que está gritando arriba, en un piso. Está gritando una chica, en el sexto piso me parece que es. Piden auxilio”, indicó uno de los vecinos al 911.

“Está la chica tirada ahí. No sé si se tiró o la tiraron, estaba discutiendo con una persona mayor. Se tiró por la ventana. Se tiró o la tiraron”, indicó la llamada de una vecina del edificio Libertad al 1500 en Retiro.

La joven estaba sin ropa y murió por el impacto. Lo que pasó dentro del departamento de Sáenz ValIente, empresario minero y agropecuario, es un misterio. Está detenido y lo acusan de homicidio agravado por feminicidio.

Pero él también llamó al 911:

Sáenz Valiente: “Sí qué tal, necesito un oficial que tengo una chica que está muy alterada en casa.”

Operadora: “¿Alterada? ¿En qué sentido?”

FSV: “Alterada. Si pueden venir rápido, porque está gritando mucho.”

Operadora: “¿A ella usted la conoce?”

FSV: “La vi hoy, a la amiga de ella. Sí. Está gritando mucho. Está como poseída.”

La conversación termina con él diciéndole: “¡Cállate!” Después volvió a llamar al 911 donde se escucharon gritos más perturbadores al fondo: “Vengan urgente, por favor”, mientras ella parece gritar: “¡Me va a matar!… ¡hijo de puta!" o “me voy a matar… ¡hijo de puta!”. No se entiende por la mala calidad del audio.

La investigación está en manos de la Fiscalía Nacional en lo Criminal y Correccional No 10 de la Ciudad de Buenos Aires, a cargo del fiscal Santiago Vismara.