Un ranchero de Arizona acusado de matar a un mexicano en su propiedad cerca de la frontera entre Estados Unidos y México cuando supuestamente disparaba contra un grupo de inmigrantes desarmados enfrenta un cargo menor de homicidio simple.

La abogada de George Alan Kelly declaró a su cliente inocente de homicidio simple el viernes en la Corte de Justicia del Condado Santa Cruz en Nogales, Arizona, durante una audiencia probatoria.

Kelly había sido acusado inicialmente de homicidio agravado, pero los fiscales cambiaron su querella penal el jueves. También enfrenta dos cargos de agresión agravada.

La abogada de Kelly, Brenna Larkin, solicitó un aplazamiento de la audiencia a fin de prepararse para el nuevo cargo, pero el juez de paz Emilio G. Velasquez rechazó su petición.

En la audiencia también se pretenden determinar asuntos de hechos materiales en el caso y permitir que la defensa de Kelly llame a testigos.

El caso ha generado un fuerte debate político sobre la seguridad en la frontera.

Los fiscales afirman que Kelly, de 74 años, abrió fuego con un fusil AK-47 contra alrededor de ocho inmigrantes desarmados con que se encontró el 30 de enero en su rancho en las afueras de Nogales, impactando en la espalda al hombre que murió cuando intentaba huir. Dos de los migrantes dijeron a las autoridades que Kelly también les disparó, pero que no resultaron heridos y regresaron a México por una valla.

Los fiscales dicen que el migrante de 48 años que fue asesinado vivía justo al sur de la frontera en Nogales, México. Se hace referencia a él en los documentos judiciales solo por sus iniciales, pero la policía del condado de Santa Cruz afirma que su nombre era Gabriel Cuen Buitimea. Los registros judiciales estadunidenses muestran que Cuen había sido condenado varias veces por ingresar sin autorización legal a Estados Unidos y deportado a México, la vez más reciente en 2016.

Kelly también enfrenta dos cargos de agresión con agravantes contra los dos inmigrantes que se presentaron y dijeron que testificarán en el caso. Los fiscales han señalado que a pesar de que los dos hombres no fueron agredidos, uno de ellos dijo que "sentían como si estuvieran siendo cazados".

Kimberly Hunley, la vicefiscal principal del condado, dijo que su oficina, la corte y el departamento de policía "han recibido información inquietante, alguna de naturaleza amenazante, que parece indicar una amenaza continua para la seguridad de las víctimas".