Ucrania

El milagro de la vida en medio de la guerra

Tres mujeres enfrentan su embarazo con toda fortaleza y dan a luz pese a las situaciones extremas que viven en plena guerra de Ucrania. Sus historias las rescata la realizadora Olena Zakharchuk en el documental Lust for Life.
domingo, 3 de diciembre de 2023 · 07:00

 

Madrid (Proceso) .— Sentada en el suelo frente a la cámara, Maryana Mamonova, de 32 años, dice: “soy capitana del servicio médico (del Ejército ucraniano). Me di cuenta que estaba embarazada en marzo” de 2022, días después del inicio de la invasión rusa a Ucrania.

En un relato que pone a prueba todas las emociones y muestra la fortaleza de esta mujer, cuenta que debido a la obligación de actuar en el frente de batalla, prefirió no comentárselo a su marido, porque “pensé que sería más fácil para él aceptar si yo moría, no con nuestro hijo también”.

El 3 de abril, la unidad militar a la que pertenece fue cercada por soldados rusos en la batalla de Mariúpol. Antes de ser tomados prisioneros de guerra, un superior se dirigió a ella y le dijo que sabía que estaba embarazada, pese a que ella no le había confiado nada. “Tengo dos hijas, tú crees que no lo sé”, cuenta ella como un gesto de empatía de su superior.

“Yo no sabía que era peor, si morir o caer en prisión”, cuenta en Lust for Life (Ganas de vivir), documental dirigido por Olena Zakharchuk y producido con apoyo de Naciones Unidas.

El documental presenta en primera persona los testimonios de tres mujeres que enfrentan su embarazo con toda fortaleza y dan a luz pese a las extremas situaciones que viven en pleno conflicto armado ucraniano.

Embarazo y parto en medio de la guerra. Foto: captura de pantalla

La también médica militar Anastasia Chornenka relata que al llegar al centro de prisioneros de Olenivka, una zona habilitada para prisioneros de guerra, le pidió a los militares rusos que no golpearan a Maryana, como al resto, porque estaba embarazada. Aunque al principio no eran amigas, Chornenka cuidó a Maryana durante los seis meses siguientes, ambas dormían en un rincón en el suelo entre presos hombres. “Temía que la pisaran”, narra la compañera, quien al trabajar obtenía bocado más que lo guardaba para la mujer embarazada.

En los interrogatorios a Maryana le advirtieron que le quitarían a su bebé y éste se quedaría en un orfanato en Rusia, que ella no lograría demostrar que era suyo si lo encontraba. Por eso, cuando fue intercambiada, “le hablaba a mi vientre”, durante el angustioso viaje de regreso a territorio controlado por Ucrania. “Le decía a mi hijo por nacer que teníamos que ser fuertes y aguantar”. Finalmente, logró dar a luz en Ucrania.

La batalla de Mariúpol. Foto: Mvs.gov.ua, CC BY 4.0, https://commons.wikimedia.org

Las catacumbas de Azovstal

Anna Zaitsheva, de 26 años, y su bebé de tres meses permanecieron durante 65 días en los túneles de la planta siderúrgica Azovstal, el último refugio de la resistencia ucraniana en Mariúpol.

A nivel global se difundieron las imágenes del brutal castigo de la artillería rusa a esta antigua planta siderúrgica, en esta estratégica ciudad portuaria del Este de Ucrania, donde no sólo los combatientes, sino cientos de ciudadanos como Zaitheva y su bebé, trataban de salvar la vida.

La joven madre se ve cargando a su bebé en un video en el bunker de la acerera, y pide ayuda: “Quiero que todos los que vean este video nos ayuden. Ayúdanos a escapar de aquí”.

La imaginación y la necesidad llevaron a Zaitsheva a usar agua de lluvia y nieve para asearse ella y a su hijo, y para alimentarlo.

“La leche materna desapareció en mi primera semana en el bunker por el estrés y porque no comíamos bien. La sopa era una receta simple: agua, pasta y sal”, explica Zaithsheva, cuyo bebé es ahora un niño que sólo habla algunas palabras y muestra signos de estrés postraumáticos.

“Quizá ahora mi hijo y yo tenemos una oportunidad para una vida normal, para regocijarse cada día que tenemos”.

Anna. La oportunidad de una vida normal. Foto: Captura de pantalla

Medicinas, hilo y aguja

Cuando inició la guerra hubo días infernales para Hanna Meleshko, de 25 años. Su ciudad, Izium, pronto fue ocupada, y “yo estaba en el último período de mi embarazo”.

“Al principio decidimos no abandonar la casa porque la ciudad estaba ocupada y todos los puentes destruidos y pasar por los campos era muy peligroso”, relata, mientras va contando como no tenían ni luz ni gas en el refugio donde permanecía con su familia.

No había ginecólogos en la ciudad, excepto “una amiga mía, era obstetra-ginecológica y confié en ella” para que le ayudara en el parto.

Desgraciadamente, la ginecóloga “fue asesinada mientras manejaba por la ciudad”.

Fue cuando Meleshko entró en pánico porque se dio cuenta que no tenían ni medicinas, ni hilo ni una aguja, en caso de que diera a luz en cualquier momento. Por el toque de queda no podían salir en la noche. La futura madre comenzó a hablar con su hija estando aún en su vientre. “Le decía: ‘vamos, por favor, sal cuando sea de día, que no necesitamos que ocurra de noche, no necesitamos esos problemas, ¿verdad?”, relata Meleshko, que finalmente logró dar a la luz gracias a las instrucciones que una ginecóloga le había dado a su marido.

El documental fue presentado en Madrid el pasado 24 de noviembre y en el evento, Tetiana Hrebenik, productora creativa principal de Starlight.Doc, comentó que se decantaron “por estas tres protagonistas porque queríamos mostrar tres perspectivas distintas de lo que ocurre en medio de la invasión, una de ellas en una ciudad ocupada, otra con una experiencia en prisión y contar no sólo su experiencia personal, sino lo que viven los soldados prisioneros de guerra. Y la tercera, la historia de Azovstal, Mariúpol, que es muy importante para los ucranianos porque es donde se cometieron uno de los más grandes crímenes de guerra que ha habido, por eso nos decantamos por estos casos”.

Siderúrgica Azovstal. “Crímenes de guerra”. Foto: https://azovstal.metinvestholding.com/ua

Comentó que empezaron a desarrollar la idea en la primavera justo después de la invasión, e iniciaron en la búsqueda de historias y a las protagonistas. El rodaje se hizo entre agosto de 2022 y febrero de 2023, y en ese 24 de febrero se estrenó, justo en el aniversario de la invasión rusa a Ucrania.

“Rodamos en distintas ciudades, incluida la capital Kiev, y en primera línea de combate, porque queríamos dar a los espectadores la experiencia real de lo que vivieron estas mujeres, incluso, en un centro de detención soviético”, dice Tetiana, quien explica que solo en Mariúpol no filmaron, porque la ciudad seguía ocupada.

 

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