Nobel de la Paz
Premio Nobel de la Paz: Narges Mohammadi, una vida defendiendo los derechos humanos en Irán
Detenida en Irán, Narges Mohammadi no pudo viajar el domingo a Oslo para recibir el Premio Nobel de la Paz. Una de las figuras más destacadas del movimiento 'Mujeres, Vida, Libertad', ha pasado la mayor parte de las dos últimas décadas entrando y saliendo de la cárcel.La activista iraní Narges Mohammadi, encarcelada en su país desde 2021, recibió el domingo 10 de diciembre en Oslo el Premio Nobel de la Paz 2023. Sus hijos leyeron su discurso, en el que denunció el "régimen religioso tiránico y misógino" de Irán.
"Soy una mujer de Oriente Medio, de una región que, aunque heredera de una rica civilización, se encuentra actualmente atrapada en la guerra y presa de las llamas del terrorismo y el extremismo", dijo en un mensaje escrito "tras los altos y fríos muros de una prisión", en el que instaba a la comunidad internacional a hacer más por los derechos humanos.
En su ausencia, una silla con su retrato permaneció simbólicamente vacía.
La historia de Narges Mohammadi es, ante todo, el sacrificio de una madre que entregó su vida a la lucha por los derechos humanos en Irán. Su hija Kiana y su hijo Ali, gemelos de 17 años, llevan ocho años sin verla, además del año y medio sin poder hablar con ella por teléfono.
Ambos viven en París con su padre, Taghi Rahmani, que decidió llevarlos a Francia (donde está refugiado desde 2012), en mutuo acuerdo con su esposa, según explicó esta semana en una entrevista con France 24.
Como la activista no pudo viajar a Oslo para recibir el Premio Nobel de la Paz, Taghi Ramani y sus hijos recogieron el prestigioso galardón en su nombre e hicieron oír su voz.
Antes que su esposa, Taghi Rahmani pasó 14 años en cárceles iraníes. "En 24 años de matrimonio, hemos pasado cinco o seis juntos", declaró a la AFP.
"El precio de la lucha no es solo la tortura y la cárcel, es un corazón que se rompe con cada lamento y un dolor que cala hasta el tuétano de los huesos", declaró Narges Mohammadi a la AFP en septiembre. Explicó que la peor tortura era estar lejos de sus hijos. Pero añadió con determinación: "Creo que hasta que se logre la democracia, la igualdad y la libertad, debemos seguir luchando y sacrificándonos".
Uno de los rostros más respetados de la oposición iraní
La activista es uno de los rostros más respetados de la oposición iraní, y lo ha sido durante varias décadas. Para algunos expertos, es incluso alguien que podría desempeñar un papel en caso de desaparición de la República Islámica.
Detenida por primera vez hace 22 años, Narges Mohammadi ha pasado la mayor parte de las dos últimas décadas entrando y saliendo de prisión. Desde 2021 está recluida en la cárcel de Evin, en la capital iraní, junto con otros presos políticos. Reporteros sin Fronteras (RSF) considera que es víctima de un "verdadero acoso judicial".
"Propaganda contra el sistema", "rebelión", "poner en peligro la seguridad nacional"... Las autoridades iraníes han imputado a Narges Mohammadi varios cargos. En el transcurso de sus detenciones, ha sido condenada a un total de más de 31 años de prisión.
También ha recibido 154 latigazos. Y la activista es objeto de varios procesos relacionados con sus actividades dentro de la propia prisión.
De militante universitaria a figura emblemática del movimiento 'Mujeres, Vida, Libertad'
Ingeniera de formación, Narges Mohammadi comenzó a hacer campaña por la igualdad de género y los derechos de la mujer en Irán en la universidad, donde sus actividades fueron rápidamente vigiladas por las autoridades.
La joven empezó a escribir para varios periódicos reformistas y fue entonces cuando conoció a su marido, Taghi Rahmani, también periodista.
En la década del 2000 se unió al Centro de Defensores de los Derechos Humanos, fundado por la abogada iraní Shirin Ebadi, galardonada con el Premio Nobel en 2003, y precisamente una de sus campañas se centró entonces en la abolición de la pena de muerte.
Posteriormente, su lucha por los derechos humanos continuó entre rejas, donde relató los malos tratos sufridos por las reclusas para denunciarlos con mayor eficacia. La cárcel se convirtió también en un lugar de intercambio y debate entre reclusas. Las ideas circulaban y ella se convertía en portavoz de ellas, organizando acciones de solidaridad entre compañeras.
Aunque solo pudo presenciar desde su celda las manifestaciones que estallaron tras la muerte de Mahsa Amini el 16 de septiembre de 2022, Narges Mohammadi cree que el movimiento 'Mujeres, Vida, Libertad' puso de manifiesto el nivel de descontento de la sociedad. "El movimiento ha acelerado el proceso de democracia, libertad e igualdad", que ahora es "irreversible", escribió a la agencia de noticias AFP en septiembre.
Quema su velo en el patio de la cárcel
Sin embargo, a las revueltas en respuesta a la muerte de Mahsa Amini siguió una sangrienta represión por parte de las autoridades y una oleada de detenciones, sobre todo de presos de conciencia, que fueron enviados con frecuencia a Evin.
Desde la cárcel, siguió denunciando las torturas enviando cartas a escondidas. Fue una de las primeras en denunciar la violencia sexual que sufrían las jóvenes detenidas durante las manifestaciones de 'Mujeres, Vida, Libertad', y se convirtió en una figura emblemática de este levantamiento.
Ella misma se negó a llevar el velo en prisión y acabó quemando su pañuelo en el patio de Evin como protesta en el primer aniversario de la muerte de Mahsa Amini, el 16 de septiembre.
"El apoyo y reconocimiento mundial a mi labor en favor de los derechos humanos me hace más decidida, más responsable, más apasionada y llena de esperanza. También espero que este reconocimiento haga más fuertes y organizados a los iraníes que se manifiestan por el cambio. La victoria está cerca", reaccionó en una declaración escrita al 'New York Times', más decidida que nunca, tras el anuncio de su Premio Nobel de la Paz en octubre.
Un estado de salud preocupante
Pero desde su nominación, ha sido sometida a una dura prueba. "Estamos preocupados por el estado de salud de Narges. Una vez que le concedieron el premio, se vio sometida a mucha más presión por parte del régimen", declaró Taghi Rahmani a France 24, afirmando que su esposa no podía llamar por teléfono libremente desde la cárcel y que las conversaciones se cortaban con frecuencia.
Narges Mohammadi realizó una huelga de hambre en noviembre para protestar porque la prisión le había negado el acceso a la atención médica. Se le impidió acudir al hospital porque se negó a llevar el velo obligatorio durante la visita.
Pero además sufre problemas cardíacos. Su familia alertó a la prensa en noviembre, después de que un electrocardiograma realizado por el médico de la cárcel revelara que necesitaba hospitalización urgente.