Internacional
Argentina: entre más de lo mismo y el salto al vacío
Este domingo 19 los argentinos acuden a las urnas para elegir presidente entre dos candidatos que, según las encuestas, están en empate técnico: Sergio Massa, ministro de Economía de un país en recesión, y el ultraderechista Javier Milei, que ha capitalizado el descontento por la crisis económica.
Bogotá, Col. (Proceso).- Las elecciones presidenciales de este domingo 19 de noviembre en Argentina serán una contienda entre dos modelos opuestos de país representados por el candidato oficialista Sergio Massa, actual ministro de Economía en un país con recesión económica, y el ultraderechista Javier Milei, un admirador de Donald Trump que aspira a eliminar todas las ayudas sociales del Estado para los grupos vulnerables.
Analistas consultados por Proceso coinciden en que la contienda será una de las más reñidas de la historia democrática argentina y que ambos candidatos generan “miedo” a amplios sectores de la población, por lo que muchos votantes tenderán a elegir al que les parezca “el menos malo”.
Massa, candidato de la coalición Unión por la Patria, tiene en contra su militancia en el partido que más años ha gobernado a Argentina desde el retorno de la democracia, en 1983, el Justicialista, heredero del peronismo y en el que caben todas las tendencias políticas, como en el viejo PRI de México.
De acuerdo con la oposición, el peronismo es responsable de varias crisis económicas, de corrupción y del enriquecimiento inexplicable de varios dirigentes, como la expresidenta Cristina Fernández de Kirchner.
Ahora mismo, en la recta final del gobierno del peronista Alberto Fernández, Argentina enfrenta una situación de contracción económica de al menos 3% del Producto Interno Bruto (PIB), con una inflación interanual de 142% y una pobreza del 40%, cinco puntos más que al principio de la administración.
Y Massa ha sido el ministro de Economía durante los últimos 15 meses.
Milei, la otra opción, es una expresión más del populismo de extrema derecha que se ha abierto paso con fuerza en los últimos años en varios países ante el desencanto con los políticos tradicionales. Así ocurrió en Estados Unidos, con Donald Trump, y en Brasil, con Jair Bolsonaro, que en ambos casos llegaron a la Presidencia.
Como Trump y Bolsonaro, Milei es negacionista del cambio climático, es antifeminista, estuvo en contra de las vacunas anti-covid19 –aunque acabó colocándose una para poder viajar al extranjero— y cree que la función primordial del Estado es garantizar la actividad privada en condiciones de seguridad y libertad absoluta.
Por eso se autodefine como “libertario” y su partido se llama La Libertad Avanza.
Este economista de 53 años, a quien sus conocidos le apodan “El loco” por su estilo confrontacional, disruptivo y altisonante, quiere acabar con el Banco Central argentino y ha dicho que dolarizará la economía, que reducirá drásticamente el gasto público y que la salud y la educación son servicios que deben prestar los privados, no el Estado.
La mayoría de los sondeos realizados en la primera quincena de este mes le daban una ligera ventaja, tan estrecha, que los mismos encuestadores hablaron de un “empate técnico” entre los dos candidatos.
Massa tiene a su favor otro factor que puede ser determinante en una contienda tan cerrada: la mayoría de gobernadores, incluido el de la decisiva Ciudad de Buenos Aires, son de su partido, al igual que la mayor parte de intendentes (alcaldes).
“El peronismo tiene mucho poder territorial y una estructura partidista muy sólida, lo que le da mucha capacidad de movilización de votantes y de tener fiscales (representantes) electorales en todos los centros de votación, algo que no va a ocurrir con la coalición de Milei”, dice el maestro en ciencia política y sociología de la Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales (Flacso) en Argentina, Damián Andrada.
En entrevista por la vía telefónica, Andrada sostiene que hay “elementos potentes” como para creer que tanto Milei como Massa pueden resultar triunfadores en la segunda vuelta presidencial de este domingo.
Explica que a Milei le favorece la situación económica compleja que vive Argentina debido, principalmente, a que la pandemia del covid-19 se juntó con la mayor sequía que registra el país en los últimos 60 años y que causó estragos en el sector agrícola, motor de las exportaciones del país el cual redujo en 54% la producción de granos en la cosecha 2022-2023 en relación al periodo previo.
Esto implicó para el país una pérdida de unos 17 mil millones de dólares en exportaciones, equivalentes al 2.7% del PIB, lo que desequilibró la balanza de pagos y redujo los ingresos fiscales.
Ante la escasez de dólares y de ingresos fiscales, el gobierno de Fernández recurrió al crédito, lo que hizo subir la deuda bruta argentina en 37% de 2019 a octubre de este año, cuando llegó a 446 mil millones de dólares, equivalente al 64% del PIB, según cifras oficiales.
Al mismo tiempo, el peso argentino entró en un proceso de depreciación acelerada con respecto al dólar, que hoy se cotiza a 920 pesos por unidad, un 145% más que en enero de este año.
“Todo esto impacta mucho sobre todo en las clases medias”, dice Andrada.
El descontento era generalizado y Milei lo capitalizó políticamente con un discurso contra “la casta política” y contra “las políticas comunistas” del peronismo. Como economista, se presentó al electorado como un experto en esa materia que sabe cómo resolver todo de un plumazo con la formula ultra neoliberal: menos gasto público, menos Estado, menos subsidios sociales y más actividad privada.
En agosto pasado, Milei se convirtió en la sorpresa de las elecciones primarias en la que los partidos políticos eligieron a sus candidatos presidenciales al obtener la más alta votación, el 29.86% del total, mientras que Massa obtuvo el 21.43%.
Sin embargo, en la primera vuelta de los comicios presidenciales, realizada el pasado 22 de octubre, Massa encabezó la contienda con el 36.78% de los votos, seguido por Milei, quien obtuvo el 29.99%, y por la candidata centroderechista Patricia Bullrich, de la coalición del expresidente conservador Mauricio Macri Juntos por el Cambio.
Apoyos vergonzantes
Massa y Milei pasaron a la segunda vuelta y los sondeos indicaron que la mayoría de los votos de Bullrich se irán al candidato ultraderechista, a cuya campaña se sumó Macri, parte de la “casta política” que tanto criticó el economista y quien como presidente (2015-2019) dejó una crisis económica que le abrió la puerta al peronismo para volver al poder.
El politólogo Damián Andrada señala que el anti-peronismo y el anti-kirchnerismo que existe en Argentina, junto con el deterioro en las condiciones de vida en los últimos años, podrían terminar por favorecer a Milei.
Andrada señala que muchas de propuestas de Milei son “histriónicas y ridículas”, pero lo mismo generan adhesión por parte de jóvenes y sectores de la clase media, que el repudio de amplios sectores de ciudadanos que lo consideran, como su apodo de juventud, un “loco” que implica, para el país “un salto al vacío”.
Entre sus iniciativas figuran la de congelar las relaciones con “las dictaduras comunistas”, como cataloga a los gobiernos de China, Rusia, Brasil, Cuba, Nicaragua y Venezuela, y permitir la venta de órganos humanos y la portación de armas por parte de los ciudadanos para defenderse de la delincuencia.
En el ambiente de polarización y crispación política que vive Argentina, Milei ha insistido en los últimos días en que hay posibilidad de un fraude electoral, lo que a varios comentaristas les parece “irresponsable” y les recuerda lo que decían Trump y Bolsonaro cuando se presentaron a las urnas.
El candidato libertario cuenta con el abierto apoyo de varios medios influyentes tradicionalmente anti-kirchneristas, como La Nación y Clarín, y varios expresidentes de la derecha iberoamericana le han expresado su respaldo en una carta pública.
Entre ellos, se encuentran los expresidentes Felipe Calderón, de México; Iván Duque, de Colombia, y Mariano Rajoy, de España.
De acuerdo con su pronunciamiento, Massa representa la continuidad de un “modelo económico corporativo fracasado” que ha impedido a Argentina crecer, mientas que Milei “tiene un diagnóstico muy acertado respecto del problema económico del país”.
Para la latinoamericanista María Fernanda Zuluaga, se trata de “apoyos vergonzantes de exmandatarios que carecen de legitimidad para hacer recomendaciones políticas” y que “más bien, deberían dedicarse a explicar a los ciudadanos de sus países los fracasos de sus gobiernos”.
Calderón, por ejemplo, enfrenta como un lastre el juicio por narcotráfico contra su brazo derecho y secretario de Seguridad en su sexenio, Genaro García Luna, quien fue declarado culpable en un juzgado de Estados Unidos de estar aliado al Cártel de Sinaloa.
De acuerdo con datos de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal), en el sexenio de Calderón aumentó la pobreza en 1.3 puntos y cerró en 2012 en 44.4%, mientras que la economía registró un crecimiento anual promedio de 1.75%, el más bajo en México desde el gobierno de Miguel de la Madrid (1982-1988).
El expresidente Iván Duque, otro de los firmantes de la carta de apoyo a Milei, enfrenta denuncias por el ingreso de dinero de narcotráfico a su campaña de 2018 a través del ya asesinado José Guillermo “Ñeñe” Hernández, con quien aparece en fotografías. Hay llamadas telefónicas interceptadas por los organismos de seguridad que respaldan esas acusaciones.
Massa, un equilibrista político
Massa también ha recibido el respaldo no sólo de expresidentes, como el uruguayo José Mujica, sino también de mandatarios progresistas en ejercicio, como Andrés Manuel López Obrador (México), Luiz Inácio Lula da Silva (Brasil), Gustavo Petro (Colombia) y el español Pedro Sánchez.
El doctor en Ciencias Sociales de la Universidad de Buenos Aires (UBA), Amílcar Salas Oroño, señala que Massa no es un representante característico del peronismo ni del kirchnerismo, como se denomina en Argentina a la corriente política que construyeron los esposos Néstor y Cristina Kirchner durante los 12 años y medio que gobernaron el país, entre 2003 y 2015.
Massa, señala, “es alguien diferente del elenco kirchnerista clásico” e intenta construir su propio liderazgo tratando de que los votantes lo vean como alguien que no forma parte del círculo cercano de Cristina, quien enfrenta varios procesos por corrupción, pero cuenta con un fiel electorado que representa alrededor del 20% de los votantes del país.
El candidato peronista, quien es abogado, inició su carrera política en la centroderecha y pocos dudan de que mantiene hasta la fecha ese tipo de convicciones que distan del progresismo de discurso del kirchnerismo.
Massa, dentro del peronismo, “ha tenido siempre otros diálogos con el empresariado, con la oposición, y construye su perfil desde ese lugar, sin defender explícitamente al gobierno de (Alberto) Fernández, sino que él habla de que viene una segunda parte”, afirma Salas Oroño.
El catedrático considera que, con Masa, habría un continuismo parcial, porque él ha dicho que si gana los comicios convocaría a un gobierno de unidad nacional en el que incluirá a integrantes de la oposición y en el que el ministro de Economía no será peronista.
“Massa representa un alma peronista de más apertura –dice Salas Oroño--, aunque hay que recordar que él fue, en su momento, jefe de gabinete de la propia Cristina y después renunció a esa jefatura para encabezar una fuerza política opositora al gobierno de Cristina. Después volvió a la coalición kirchnerista. Massa tiene esas dos caras”.
La diputada nacional Graciela Camaño, una experonista que decidió fundar su propio partido, Tercera Posición, sostiene que Massa es un “político clásico, pero puede ser el que conduzca a Argentina hacia el paso que la falta dar para estar en el siglo XXI y superar su trágica historia”.
Milei, sostiene, es “un político incendiario” que representa “un salto al vacío”.