MADRID.— La Cumbre de la Alianza del Atlántico Norte (OTAN), que se celebra desde este martes y hasta el jueves 30 en la capital española, considerada la más importante desde la que tuvo lugar tras la caída del Muro de Berlín, enfrenta el desafío de aprobar el nuevo Concepto Estratégico, que será el documento que definirá las actuaciones políticas y militares de la alianza para los próximos diez años.

El acuerdo deberá definir la postura de las potencias aliadas ante los retos actuales, próximos y futuros de la guerra en Ucrania, la posición común frente a Rusia y frente a China, país que se convertirá en breve en la mayor potencia económica global.

Se profundizarán sus políticas en materia de Ciberseguridad, en la Seguridad Militar del Espacio y las amenazas híbridas, como son la migración o los chantajes energéticos.

Se negociarán las propuestas de algunos socios para echar mano de la “política 360º de la OTAN”, para no centrar su atención solo en el flanco Este, sino ampliarlo a otras regiones como el indo-pacífico ante el avance de China, o el flanco sur, en especial por la enquistada presencia del terrorismo yihadista en la inestable región del Sahel africano, y la actuación ahí de las milicias privadas de mercenarios rusos del grupo Wagner, aliados del presidente Vladimir Putin, y la presencia del propio régimen ruso en la zona.

La presencia de todos los países europeos, los que forman parte y los que no de la OTAN, las potencias delinearán los mecanismos de un nuevo entendimiento de la Alianza Atlántica con la Unión Europea, que en marzo se dotó de la Brújula Estratégica, un ambicioso plan para crear una política de seguridad y defensa de la UE de aquí a 2030, que será el inicio de la autonomía estratégica europea en ese campo.

Uno de los puntos centrales de la cumbre será allanar el camino a las solicitudes de ingreso de Finlandia y Suecia a la Alianza Atlántica.

La cumbre y la guerra en Ucrania

La cumbre –que será del 28 al 30 de junio— se celebra a cuatro meses del inicio de la invasión rusa en Ucrania, que reactivó el papel de la OTAN ante la amenaza de una posible extensión del conflicto más allá de las fronteras ucranianas. Antes de esto, la Alianza había atravesado su peor momento al mostrarse devaluada en su credibilidad por su criticado papel y salida de Afganistán.

Es por ello que la cargada agenda de la cumbre de Madrid, buscará convertirse en una demostración de fuerza y unidad de las potencias aliadas occidentales ante Rusia y ante China, como adelantan desde el gobierno español.

Para su celebración, Madrid se convertirá en un bunker para lo cual se movilizarán diez mil agentes policiales para garantizar la seguridad; la ciudad quedará paralizada, las principales avenidas, entre ellas el eje Paseo de la Castellana–Paseo del Prado permanecerá cerrada y se recomienda a los ciudadanos de preferencia, teletrabajar desde sus domicilios. La seguridad del espacio aéreo será “absolutamente reforzada” durante la cumbre, con aviones cazabombarderos, helicópteros y se activarán sistemas de defensa antidron con “mecanismos de respuesta”. Participarán aviones Awacs de la OTAN para controlar las comunicaciones.

Este despliegue será necesario para recibir a 44 delegaciones, que incluirán a los presidentes y primeros ministros de los 30 países de la Alianza Atlántica y sus respectivos equipos. Acudirán los líderes de cuatro países invitados de Asia-Pacífico: Australia, Nueva Zelanda, Japón y Corea del Sur; de África estarán Mauritania y Jordania, además acudirán como invitadas las naciones de los Balcanes, Georgia, Bosnia y Herzegovina, próximas a la frontera de la contienda ucraniana.

Asimismo, participarán como invitados los titulares de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, y del Consejo Europeo, Charles Michel, y sus respectivas delegaciones. Los líderes de los países solicitantes, Finlandia y Suecia, y el presidente ucraniano, Volodímir Zelenski, quien es casi seguro que participe de forma telemática.

El secretario general de la OTAN, Jens Stoltenberg, refirió la importancia de esta cumbre para aprobar el nuevo Concepto Estratégico, que “reflejará el nuevo entorno de seguridad, volverá a comprometerse con nuestros valores y reafirmará nuestra unidad, garantizando que nuestra Alianza esté preparada para el futuro”, señaló en entrevista con la agencia EFE.

El nuevo documento preparará a la Alianza para “una era de competencia estratégica y de aumento de las amenazas a la seguridad”.

Stoltenberg señaló que el documento reflejará el nuevo escenario con “una Rusia más agresiva, los desafíos de las tecnologías, de los ataques cibernéticos y también de la desestabilidad en el sur. Tenemos, además, las consecuencias de seguridad de China, que también se ve en África, y vemos que está intentando controlar infraestructuras críticas en nuestros países”.

Sobre Ucrania, señaló que los aliados seguirán apoyándola “para evitar que este conflicto sea una guerra abierta entre la OTAN y Rusia”. Por ello, el aumento de la presencia de la OTAN en la frontera es para “enviar este mensaje fuerte de disuasión”.

La solicitud de adhesión de Finlandia y Suecia a la OTAN muestra la importancia del lazo trasaltántico. “De hecho, cuando empezó Putin la guerra contra Ucrania quería menos OTAN en sus fronteras y al final lo que ha pasado es que hay más OTAN en sus fronteras”.

Aclaró que los aliados de la OTAN (Estados Unidos y Reino Unido) ya han expresado unas garantías de seguridad para Suecia y Finlandia una vez iniciado el proceso de adhesión. Además, que la OTAN aumentará la presencia en los países bálticos y, por primera vez, ya se envió a la región un grupo anfibio. “De esta forma vamos a garantizar la seguridad para dos socios importantes que son Suecia y Finlandia”, expresó.