FAO
La covid-19 pone de manifiesto la "vulnerabilidad" de los sistemas agroalimentarios: FAO
Incluso antes de la pandemia de covid-19, el mundo no estaba en vías de cumplir el compromiso común de poner fin al hambre y la desnutrición en todas sus formas para 2030, pero la pandemia ha alejado "aún más" la meta, señala la FAO en su informe El estado mundial de la agricultura y la alimentaciónMADRID (EUROPA PRESS).- La pandemia de coronavirus ha puesto de manifiesto durante el último año la "vulnerabilidad" de los sistemas agroalimentarios, mientras que ha supuesto un incremento de la inseguridad alimentaria y desnutrición a nivel mundial, que ha llevado a que 161 millones de personas más que en 2019 se vieran afectadas por el hambre, denunció este martes la Organización de la ONU para la Alimentación y la Agricultura (FAO).
En informe “El estado mundial de la agricultura y la alimentación” presenta indicadores a nivel nacional de la resiliencia de los sistemas agroalimentarios, que pueden ayudar a evaluar su capacidad para absorber las perturbaciones y tensiones. En él, la agencia de Naciones Unidas insiste en que es "necesario" adoptar medidas para garantizar que la agricultura sea "más resiliente, eficiente, sostenible e inclusiva".
Los resultados del documento constatan que cada vez más, las cadenas de suministro de alimentos y los medios de vida de los actores de los sistemas agroalimentarios se ven alterados por perturbaciones --sequías, inundaciones, conflictos armados o subidas de los precios de los alimentos, entre otros--. También se pueden ver afectadas por tensiones a largo plazo, como el cambio climático y la degradación ambiental.
Los sistemas agroalimentarios, actualmente, no permiten mantener libre de hambre a cerca del 10 por ciento de la población mundial. Incluso antes de la pandemia de la covid-19, el mundo no estaba en vías de cumplir el compromiso común de poner fin al hambre y la desnutrición en todas sus formas para 2030, pero la pandemia ha alejado "aún más" la meta.
En 2020, la vulnerabilidad de los sistemas agroalimentarios se puso claramente de manifiesto, cuando las medidas para contener la pandemia alteraron las cadenas de suministro mundiales y nacionales y provocaron debilitamientos de la economía en muchos países, a la par que pusieron en riesgo la seguridad alimentaria y la nutrición de miles de millones de personas, especialmente en los países de ingresos bajos y entre los más pobres.
Según las cifras de la FAO, se estima que entre 720 y 811 millones de personas se vieron afectadas por el hambre en 2020, hasta 161 millones más que en 2019, un aumento impulsado en gran medida por la crisis de la covid-19 que ha afectado especialmente a mujeres y niños.
En este sombrío contexto, la FAO ha abordado en su informe el desafío de crear sistemas agroalimentarios más resilientes, que deben tener una gran capacidad para prevenir, anticipar y absorber cualquier alteración, adaptarse a ella y transformarse con el objetivo de garantizar la seguridad alimentaria y la nutrición para todos tanto a corto como a largo plazo.
Perturbaciones y tensiones
En el informe, la agencia de Naciones Unidas recuerda que la agricultura está "desproporcionadamente expuesta y es desproporcionadamente vulnerable a las adversidades naturales", especialmente las relacionadas con el clima.
Esto ha provocado que el cambio climático perjudique los sistemas agroalimentarios a corto plazo, como fenómenos meteorológicos extremos, mientras que, por otro lado, genera tensiones que aparecen "lentamente", como temperaturas más altas y pérdida de biodiversidad.
La diferencia entre ambas es que las perturbaciones tienen una repercusión inmediata, mientras que las tensiones son procesos lentos que socavan gradualmente la capacidad de los sistemas para hacer frente al cambio y los hacen más vulnerables, matiza la FAO, que resalta que ambos afectan a los sistemas agroalimentarios, en diferentes formas e intensidades.
Frente a estos crecientes desafíos de orígenes diversos, se deben adoptar medidas que aumenten la resiliencia de los sistemas para preservar su funcionalidad y garantizar la seguridad alimentaria, la nutrición y los medios de vida de millones de personas. No obstante, avisa la FAO, la covid-19 ha puesto de manifiesto que algunas perturbaciones son imprevisibles en tiempo y alcance.
De lo contrario, la fragilidad de los sistemas agroalimentarios puede afectar a un gran número de personas: en la actualidad, tres mil millones de personas no pueden permitirse una dieta saludable y otros mil millones se sumarían a aquellos si una perturbación redujera sus ingresos en un tercio. Los costes de los alimentos podrían llegar a aumentar para 845 millones de personas si se produjera una alteración de los enlaces de transporte fundamentales.
Para lograr incrementar y mejorar la resiliencia de las cadenas de suministro de los alimentos, señala la FAO, es "necesario el apoyo de los gobiernos a fin de desarrollar pequeñas y medianas empresas agroalimentarias, cooperativas, consorcios y agrupaciones, así como programas de protección social".
Capacidad de absorción
De las cinco capacidades distintas de resiliencia que los sistemas agroalimentarios deben tener --prevenir, anticipar, absorber, adaptarse y transformarse--, la capacidad de absorción es "fundamental" para enfrentar perturbaciones imprevistas y es complementaria a la gestión del riesgo de las perturbaciones que pueden preverse, señala el informe publicado este martes.
En el documento se señala que la clave para crear esta capacidad de absorción es la diversidad de fuentes de alimentos, de actores en las cadenas de suministros y la asequibilidad de una dieta saludable para todos los hogares, especialmente en los más pobres y vulnerables.
Por último, el informe concluye que la creación de sistemas agroalimentarios resilientes debería ser un objetivo clave de las políticas, lo que requiere incorporar la resiliencia en las políticas agroalimentarias, así como una mayor coordinación entre todas las instituciones públicas para asegurar "la coherencia de las políticas".