Día Internacional de la Eliminación de la Violencia contra la Mujer
Agresión sexual contra deportista indígena: siete años en la impunidad
El Ministerio Público ignoró su caso, la víctima volvió a denunciar ante una brigada que atiende delitos contra mujeres y nada pasó. Su abogada de la Secretaría de las Mujeres de la CDMX la abandonó y la Federación de Deportes Autóctonos ha sido omisa y, además, la ha hostigado.CIUDAD DE MÉXICO (Proceso).– Hace siete años, el 17 de noviembre de 2018, Dianery Argumedo Ramos, deportista perteneciente al pueblo originario de Malacachtepec Momoxco en la alcaldía Milpa Alta de la Ciudad de México, fue agredida sexualmente por un compañero que, al igual que ella, practica pelota purépecha, uno de los deportes autóctonos y tradicionales que existen en el país.
Durante este tiempo, Dianery Argumedo también ha sido víctima de violencia institucional de parte, primero, de una autoridad ministerial omisa que la revictimizó en el momento que tomó su declaración al denunciar los hechos de cuando ella tenía 24 años y su agresor 30 y; luego, por parte de dos mujeres, la presidenta de la federación deportiva a la cual pertenece, y la de la asociación de la Ciudad de México, quienes a sabiendas de la violación sexual que sufrió no la arroparon y más bien se pusieron del lado del agresor.
El gobierno federal que encabeza la presidenta Claudia Sheinbaum decretó 2025 como el “Año de la Mujer Indígena” con el argumento de reivindicar sus derechos, no obstante, para Dianery Argumedo la justicia no ha llegado y la Fiscalía de Investigación Territorial en Milpa Alta, donde presentó la denuncia de hechos, ni siquiera ha llamado al agresor para que rinda declaración.
El aciago recorrido en la búsqueda de justicia para la jugadora momoxca, ahora de 31 años, comenzó desde el primer momento en el que quiso acudir a presentar una querella unas horas después de ocurridos los hechos cuando simplemente no pudo levantar su denuncia en el Ministerio Público de Milpa Alta porque “no estaba la persona que atendía” en el par de ocasiones en las que se presentó.
Frustrada ante la indolencia, Dianery Argumedo atravesó episodios de depresión, ansiedad y agresividad y tuvo conductas autodestructivas. Dos años después, en medio de la pandemia, intentó nuevamente denunciar aprovechando la presencia de una brigada para atender delitos contra la mujer. Aunque por fin lo logró, otra vez hubo irregularidades y deficiencias por parte de los servidores públicos que la atendieron.
En la denuncia de hechos, de la cual Proceso tiene copia, se consigna que la carpeta de investigación será canalizada a otra fiscalía especializada en delitos sexuales con el compromiso de darle continuidad para que le practiquen los estudios médicos y de psicología forense, mismos que no se le han realizado debido a que el documento se le extravió a la autoridad durante un cambio de oficinas.
Como no contaba con un abogado, la representación legal de Dianery Argumedo quedó en manos de Rosa Lidia Guerrero Rodríguez, una abogada de la Secretaría de las Mujeres de la Ciudad de México, quien tampoco dio seguimiento al caso, pese a estar facultada como parte de un convenio de colaboración con las agencias del Ministerio Público para dar acompañamiento a las víctimas de delitos violentos y brindarles protección en la salvaguarda de sus derechos.
Viví un proceso fuerte y delicado durante los siguientes años debido a este hecho y en 2020 acudí a una brigada para denunciar delitos contra la mujer. Ahí estaba también hasta (personal de la Comisión de la Ciudad de México de) Derechos Humanos. Cuando me tomaron la denuncia fue en extremo revictimizante y la tomaron mal. La mandaron a otra fiscalía porque la hicieron como si yo fuera menor de edad, entre otras cosas que pusieron mal en la carpeta de investigación. Me dijeron que tenía que esperar, que me iban a mandar llamar y nunca pasó. Marqué por teléfono, también a Derechos Humanos, con la esperanza de que me volvieran a llamar, y me dijeron que iban a generar la carpeta. Nunca recibí ni una llamada, nada –cuenta en entrevista con Proceso.
Al abandono de las autoridades se suma la actitud omisa e indiferente tanto de la Federación Mexicana de Juegos y Deportes Autóctonos y Tradicionales, presidida por Ana Claudia Collado García, y de la Asociación en la Ciudad de México, encabezada por Consuelo Solís Hernández, organismos a los cuales está afiliada Dianery Argumedo. Esto exhibe la falta de protocolos para atender el tema de las agresiones sexuales a las deportistas de las comunidad indígenas.
La respuesta que Consuelo Solís le dio a Daniery Argumedo retrata la indiferencia: “Tienes que terminar tu caso para que aquí se haga algo”, refiriéndose a que debería existir una sentencia firme por el delito de violación sexual.
Protección... para el agresor
En 2022, casi cuatro años después de la agresión, Dianery Argumedo retomó la motivación como promotora de la pelota purépecha (deporte también conocido como uárhukua chanakua) y de otras actividades recreativas ancestrales, donde ha ganado notoriedad por su liderazgo en la difusión de los juegos autóctonos y tradicionales.
Ese mismo año formó parte de la representación del patrimonio cultural de la Ciudad de México en la edición 50 del Festival Internacional Cervantino, en el que la capital del país fue una de las entidades invitadas de honor. En 2023 ganó el Premio de la Juventud en la CDMX porque su labor impactó a más de tres mil 500 niños de distintas edades en la enseñanza de la cultura lúdica de los pueblos originarios.
Al mismo tiempo, sin que ella estuviera enterada, el hombre que la violentó —y cuyo nombre se omite a petición de la propia deportista— ya había regresado a varias competencias de pelota purépecha convocadas por la federación y la asociación local, pese a que ambos organismos estaban enterados de lo que le hizo.
“Vi la imagen de mi agresor compartida por otras asociaciones y me impactó. Investigué y descubrí que tanto en 2023 como en 2024 él estuvo asistiendo a torneos y campeonatos, pero lo más sorprendente es que yo ya había informado a estas personas que son importantes. De hecho, en 2020, compartí vía WhatsApp a la secretaria personal de la presidenta que ya estaba la denuncia”, se queja.
Casi cinco años y medio después de los hechos, Ana Claudia Collado le ofreció a Dianery Argumedo el apoyo de la organización Respeto 360, un colectivo dirigido por la exclavadista Azul Almazán, que se encarga de prevenir y atender casos de violencia en el deporte y brinda a las víctimas contención emocional y acompañamiento para recuperar la salud mental.
Además, insiste Dianery Argumedo, la presidenta Collado se comprometió a que mientras su proceso legal estuviera en curso al agresor no se le permitiría participar en las actividades de la federación. Sin embargo, en 2025 la titular de la Federación de Deportes Autóctonos incumplió el acuerdo verbal y también presionó a la deportista.
“Tuve que acudir a las oficinas de la federación con la presidenta Ana Claudia quien me dijo: ‘Dianery, necesito que me digas cómo va tu caso porque el equipo donde está este tipo me está mandando cartas de que lo quieren adentro’”, asegura.
Altercado
El 20 de septiembre último, en las instalaciones de la Escuela Superior de Educación Física (ESEF), se realizó el selectivo para definir la representación de la Ciudad de México que participaría en el Encuentro Nacional de Juegos y Deportes Autóctonos y Tradicionales. Dianery Argumedo asistió con su grupo de niños para competir sin saber que su agresor sexual se encontraba en ese mismo lugar con el consentimiento de Consuelo Solís y de la asociación local.
“Me quedé en shock”, refiere Dianery. Su padre, Porfirio Argumedo, también estaba presente ese día en las competencias y al ver al sujeto lo agredió físicamente. “Llamaron a seguridad y cuando se acercaron los policías de la ESEF le preguntaron a mi papá qué pasa. Les dijo que esa persona es un violador y que no tendría que estar en el lugar”.
De acuerdo con el relato de Dianery Argumedo, minutos después del altercado Consuelo Solís Hernández apareció para defender al agresor con el argumento de que él también tiene derecho a competir. Al mismo tiempo hablaba por teléfono con la presidenta Ana Claudia Collado, quien no se encontraba en el lugar, pero aparentemente daba instrucciones sobre cómo proceder ante el enfrentamiento.
“Ella (Solís) iba escoltando a mi papá y el agresor estaba ahí afuera. ‘A mí sí me lleva, pero al violador lo va a resguardar’, le dijo mi papá. Y ella nuevamente dijo que todos tienen derecho a competir”.
Tras el enfrentamiento, Porfirio Argumedo fue detenido y trasladado a un juzgado cívico, donde la contraparte intentó levantar cargos por agresiones físicas, lo cual finalmente no procedió.
“Mi papá es nahuahablante y nadie lo apoyó. Me acerqué al juez y le expliqué cuál es el trasfondo del problema. Él me comentó: ‘Pues ya ni modo. Mira, ya lo van a revisar los peritos y si él tiene heridas tu papá va a tener que pagar. Yo le dije a tu papá que tenía que darle la mano y pedirle una disculpa’. Le respondí que no iba a pedirle una disculpa a un violador.
“Resulta que este tipo no tenía nada y le dieron dos opciones a mi papá: o le pide disculpas o se queda ahí encerrado. Mi papá dijo que se iba a quedar ahí. Hasta el otro día a las siete de la mañana nos quedamos esperando a mi papá a que saliera por esto que hizo Consuelo Solís”, añade.
Proceso buscó tanto a Ana Claudia Collado como a Consuelo Solís para conocer sus respectivas posiciones sobre el caso. La presidenta de la federación no atendió la petición de entrevista. La titular de la Asociación de la Ciudad de México se limitó a dar por escrito un posicionamiento por recomendación de su abogada que, según aclaró, es especialista en violencia de género.
“No puedo dar ninguna declaración al respecto. La instancia legalmente responsable del proceso penal es la fiscalía. Cualquier comentario mío podría entorpecer el proceso que está llevando la persona denunciante. Desconozco en qué fase vaya el mismo –se lee en la respuesta de Consuelo Solís”.
Abandono federativo
Dianery Argumedo asegura que la actitud de aversión de Consuelo Solís hacia su persona ha ido en aumento a raíz de la agresión sexual de la que fue víctima, pasando de la indiferencia inicial a un hostigamiento sistemático cada vez que se involucran en una de las actividades de la Asociación de Juegos y Deportes Autóctonos y Tradicionales de la Ciudad de México.
Por un lado, facilita que el señalado de ser su agresor sexual ingrese documentación para inscribirse en las competencias convocadas por la asociación, pese al acuerdo que la víctimna tenía con la federación. Por otro, se conduce con actitudes hostiles valiéndose de su condición jerárquica.
Algunas de ellas son: restringe, sin tener atribuciones, la entrega de uniformes que otorga el Instituto del Deporte de la Ciudad de México, obliga a que Dianery y su grupo de niños salgan de los hoteles a las seis de la mañana del día siguiente después de las competencias y le llama la atención en tono prepotente y despectivo. Estas actitudes no sólo provienen de Consuelo Solís sino también de su esposo, el profesor de la UNAM y colaborador de la asociación, Erick de Gortari.
“Si yo no la obedecía estrictamente, como ella decía, había represalias, había castigos, había exclusiones específicamente conmigo y con mi grupo. Son una serie hostigamientos, de discriminación que realiza con sus acciones y sus palabras constantemente”, agrega.
Asimismo Dianery Argumedo cuestiona la legitimidad de Consuelo Solís para estar al frente de la asociación, ya que esta persona no pertenece a ninguna comunidad de los pueblos originarios y tampoco hubo un proceso de elecciones para designarla en el cargo.
Ya bastante discriminación estamos viviendo como para que, como mujeres, como pueblos originarios, nosotros no decidamos quién nos representa. Ella hace mucho que dejó de representarnos porque no son los valores que nosotros vamos a compartir a estos eventos. Ella cree que como somos indígenas debemos estar doblegados.
Por lo pronto, la deportista espera que las autoridades por fin puedan darle seguimiento a la carpeta de investigación que recientemente pudo recuperar para encontrar justicia. También aboga porque su comunidad sea dignamente representada mediante el deporte y las autoridades.
“Yo me siento fuerte. Yo he hecho lo que he tenido que hacer como persona para poder salir adelante de esta situación, de esta frustración, pero me preocupa el sentido de vulnerabilidad en la que se encuentra mi comunidad”, expone.