Juegos Olímpicos de París 2024

Emiliano Hernández, ese niño flaco y pequeño que se convirtió en gigante del pentatlón (Video)

Durante siete años estuvo a la sombra de su hermano Ismael, medallista olímpico, ahora Emiliano está a punto de emularlo en París 2024 a donde llega en calidad de subcampeón mundial. Esta es la historia de la pasión de un niño y la obsesión de una familia.
miércoles, 7 de agosto de 2024 · 12:45

CIUDAD DE MÉXICO (Proceso).– El 6 de junio de 2012 es uno de los días más especiales en la vida de Emiliano Hernández. Fue cuando disputó la final del pentatlón moderno en la entonces Olimpiada Nacional. Era un niño de 14 años que sorprendió con su cabalgata en la prueba de equitación. En cada salto parecía como si volara. Se quedaba suspendido en el aire durante unos instantes, como si el tiempo se detuviera en su andar. 

Lo raro es que a Emiliano le había tocado un caballo herido que se negaba a recibir órdenes. No podía cambiarlo por otro porque en el pentatlón el animal que sale sorteado es el que le toca al jinete y no hay más. Todos daban por perdida la competencia para Hernández.

Mientras los organizadores, entrenadores, padres de familia y presidentes de las asociaciones pegaban de gritos y alegaban, Emiliano se alejó montando aquel caballo adolorido. Al cabo de unos minutos volvió con él, ya más tranquilo y dócil. Lo hizo su amigo y juntos ganaron la medalla de oro. Cuenta Emiliano Hernández:

Siempre he tenido la facilidad de convivir y conectar con los caballos. Les hablo, intento establecer ese vínculo emocional hasta conseguir que ellos confíen en mí. Conecté con él. Cuando un caballo se siente cómodo y sabe que la persona que lo está montando no lo quiere lastimar, confía en tí y eso hace todo parezca magia.

El pentatleta de 26 años y 1.70 metros de estatura llegará a los Juegos Olímpicos de París 2024 con la intención de demostrar que es  “un gigante” en una disciplina dominada por los europeos. Anhela crear su propia historia y quitarse para siempre la sombra de su hermano Ismael. Emiliano Hernández debutará en la justa francesa la madrugada del jueves 8 agosto a las tres de la mañana, tiempo del centro. 

Cobijado por sus padres e inspirado por su hermano Ismael —medallista de bronce en Río 2016— Emiliano es una de las cartas más fuertes que presenta México en los Juegos Olímpicos.  La esperanza de obtener una medalla incluso la consignó la afamada revista deportiva Sports Illustrated que pone al mexicano como el gran favorito para ganar el bronce. 

Emiliano nació en un hogar donde el deporte es una pasión y una forma de vida. Fue criado por sus padres, Marcelo Hernández y María Celeste Uscanga, una médico militar que ganó su derecho a vivir en la Unidad Habitacional Militar de Lomas de Sotelo, en el municipio de Naucalpan, Estado de México.

Ese simple hecho marcó el destino de los niños Hernández Uscanga porque tuvieron acceso a un deportivo donde impartían clases de pentatlón. Tan accesible era que incluso no tenían que pagar ni un peso. Emiliano se adentró desde chiquitito, primero lo hizo para imitar y pasar más tiempo con su hermano mayor que era su ejemplo a seguir. Después se descubrió cautivado por este deporte. 

Marcelo y María Celeste fueron padres muy jóvenes sin haberlo planeado. Tenían apenas 18 años cuando la vida los sorprendió con la noticia de que tendrían un bebé. Fue un golpe seco. Ni siquiera estaban matriculados en la universidad.

Para su fortuna sus respectivas familias no los abandonaron. Los apoyaron para seguir estudiando. María ingresó a la escuela médico militar mientras que Marcelo fue aceptado con una beca en el Tecnológico de Monterrey donde se convirtió en ingeniero en telecomunicaciones y sistemas electrónicos.

La falta de experiencia e inmadurez llevó a Marcelo a inscribir a Ismael a todos los deportes que a él le hubiera gustado practicar: futbol, basquetbol y gimnasia. Al chamaco no le gustaba ninguno. La idea se tradujo en pleitos entre padre e hijo porque Marcelo le exigía que hiciera lo que Ismael no quería. Cuando cumplió nueve años el pentatlón moderno se apersonó en sus vidas. El matrimonio quedó anonadado por el talento que enseñó para la equitación, esgrima, natación, carrera y tiro. 

El subcampeón mundial

Con el afán de convivir más con sus hijos, Marcelo Hernández comenzó a leer e investigar lo que se necesitaba para guiar a Ismael por el mejor camino. El hombre quería que su primogénito fuera el mejor pentatleta del país. Se obsesionó con datos, números y nombres. 

Gracias a eso Ismael Hernández Uscanga se convirtió en el primer —y hasta ahora único— medallista olímpico de México en pentatlón, un resultado que ningún dirigente deportivo esperaba, pero que se fraguó en el seno de esta familia. Esa misma mente maestra es la que ha conseguido que ahora también Emiliano sea un referente en el pentatlón moderno mundial. 

“Yo soy la persona que hace que las cosas pasen, planeo los campamentos, busco soluciones inmediatas con base en las necesidades de Emiliano. Siempre estoy realizando un análisis de las estrategias de los contrincantes y de mi hijo, veo números y datos duros. Empecé a hacerlo porque me gusta, pero también para poder entablar una conversación con mis hijos, a quienes necesito convencerlos de que lo que les digo tiene sentido y les ayudará a crecer”, explica Marcelo Hernández.

Desde muy pequeño Emiliano Hernández siempre demostró mucho carácter para el deporte. Siempre fue el niño más chaparrito entre sus compañeros, pero lo agresivo y la explosividad le brotaba a la hora de competir. No era el mismo de siempre, se transformaba, se concentraba y todos sus movimientos eran fríamente calculados. Mucha gente lo admiraba.

Conforme Emiliano creció y el deporte de alto rendimiento se veía más cercano, comenzaron a llegar las dudas porque en el pentatlón moderno el físico es un factor que pesa a la hora de ganar. La decisión de dejarlo en este deporte fue un acierto. Actualmente, el ranking mundial es dominado por los húngaros Csaba Bohm y Balazs Szep, así como por los egipcios Ahmed Elgendy y Moutaz Mohamed, quienes rebasan el 1.80 y 1.90 metros de estatura. En el sexto lugar se encuentra Emiliano Hernández Uscanga, el mexicano chaparrito que mide entre 10 y 20 centímetros menos que ellos. 

“Teníamos dudas de qué tan lejos iba a llegar Emiliano por la baja talla que tiene. Yo creo que no sería irreal pensar que él mismo también las tuvo, sin embargo, a través de trabajo mental, a través de armonía y de trabajo físico, compensó la falta de estatura con una mentalidad y autoestima brutal.

“Lo que ha hecho Emiliano al día de hoy es histórico como pentatleta de Latinoamérica, pero también es histórico a nivel mundial. Emiliano está en el mapa del pentatlón, sus oponentes lo estudian y lo respetan”, relata emocionado el padre del deportista.

Los inicios en el pentatlón moderno. Foto: Cortesía de Marcelo Hernández

Emiliano Hernández se convirtió en subcampeón del mundo y consiguió su pase a París 2024, luego de sumar un total de mil 518 puntos, en el Campeonato Mundial de Pentatlón Moderno Bath 2023. Allí fue superado por el campeón mundial de 2022, Joseph Choong, quien refrendó el oro para Gran Bretaña. El bronce fue para Shaban Mohanad de Egipto. En la foto de la premiación queda al descubierto la considerable diferencia en las estaturas de los pentatletas.

La presea de plata fue histórica para México, ningún otro pentatleta había conseguido tal hazaña. Para Emiliano también significó poder respirar tranquilo y quitarse la presión de ser “el hermano del medallista olímpico”. Se convirtió en Emiliano, el subcampeón del mundo.

“Yo lo ví en el rostro de mi hijo, ví cómo se liberó. Él tuvo ocho años de presión trabajando a la sombra de Ismael. Emiliano lo dice: ‘El 21 de agosto de 2016 yo dejé de ser el prospecto para ser el hermano del medallista. El mundo no se acordaba de mí, me preguntaban qué se sentía ser el hermano del medallista olímpico, pero ya no me preguntaban por mis logros’”.

“Quiero una medalla olímpica”

El proyecto familiar y de la Federación Mexicana de Pentatlón Moderno para que Emiliano consiguiera la calificación a París 2024 inició el 20 de mayo de 2021. Ese día el pentatleta reunió a su equipo y les advirtió que él no quería sólo la plaza olímpica sino contender por las medallas. El objetivo era claro.

La primera parte fue el trabajo mental. Fue el mismo pentatleta quien lo solicitó, pidió trabajar con la psicóloga Claudia Rivas, quien al poco tiempo se convirtió en su amiga. Lo hizo crecer en mentalidad los 20 centímetros que le faltaban físicamente. 

Luego, se enfocaron en mejorar la carrera que es donde casi siempre se definen las medallas. Por ello contactaron al fondista olímpico en Beijing 2008, Juan Luis Barrios, un mexicano especialista en carreras de media y larga distancia que va, de los mil 500 hasta los 10 mil metros. Él le ayudó a corregir su técnica para correr y a mejorar la resistencia.

La esgrima también acaparó toda su atención. Emiliano renunció a un campamento en Europa donde puliría esta disciplina para convertirse en el abanderado de la delegación mexicana, nombramiento que recibió a principios de junio de este año. Por tal motivó tomó la decisión de reunir al menos a seis esgrimistas mexicanos de buen nivel para compensar el entrenamiento. 

Los reclutados fueron Ismael Chávez, quien ha participado en Copas del Mundo, Mundiales y Campeonatos Panamericanos de la especialidad; también buscó a Yael Marmolejo y a Marco López, ambos con experiencia en los Juegos Nacionales de la Comisión Nacional de Cultura Física y Deporte que son promesas de la esgrima azteca.

Emiliano Hernández también fue coucheado por el húngaro Iván Kovacs, quien fue cinco veces olímpico y se colgó dos preseas en esgrima por equipos, en Barcelona 92 y en Atenas 2004. Acceder al húngaro es prácticamente imposible, pero Emiliano lo consiguió sin mucho esfuerzo, bastó su carisma para que el mítico esgrimista se acercara a él para asesorarlo y no aceptó dinero a cambio.

Los otros entrenadores del pentatleta son Isaac Cortés en natación, a quien comparte con la también clasificada a Juegos Olímpicos, Mayan Oliver; Gabriela Hernández de equitación y Jhonnatan Ortega de esgrima. El patriarca de la familia Hernández Uscanga funge como el entrenador en jefe y estratega.

Emiliano asegura que llegará a París con las cinco disciplinas bien balanceadas y que su mentalidad marcará la diferencia. Lo que ha entrenado durante años ya no va a mejorar, pero la parte mental sí a la hora de tomar decisiones más certeras en la esgrima, en el tiro-carrera y en la equitación.

Un muchacho muy especial

Marcelo Hernández describe a su hijo como una persona única, con ego, pero no demasiado, cariñoso a más no poder y muy espiritual. Le llena el corazón de orgullo que ese niño flaco y pequeño esté cumpliendo su sueño. Asegura que no es casualidad sino obra de un trabajo pensado y bien hecho. Nadie merece tanto el éxito como él. 

Marcelo recuerda el día en que Emiliano cumplió siete años. Por ser una ocasión especial le dio un billete de 200 pesos con la promesa de que se comprara un regalo y le regresara el cambio. Emiliano ese día se puso en plan generoso y le repartió un peso a cada niño de su escuela para que todos festejaran con él. Su papá no tuvo cara para reclamarle el dinero. 

“Emiliano es especial, siempre lo hemos sabido, verlo siendo un adulto y la forma en cómo resuelve los conflictos de la vida y los convierte en situaciones favorables es increíble. Para mí eso vale más que una medalla. Emiliano llegó a unos Juegos Olímpicos y me emociona, pero cuando veo todo el contexto lo que verdaderamente me hace feliz es el ser humano que hemos formado.

“Mi hijo se prepara para mostrar al mundo el verdadero espíritu mexicano: la fuerza de la familia, la humildad y el incansable deseo de superar cualquier obstáculo. Emiliano va a mostrarle al mundo lo que es un mexicano promedio, con hambre, inteligencia, explosividad y agresividad”, dice entre lágrimas Marcelo Hernández.

Emiliano Hernández Uscanga, un pequeño gigante, con su hermano Ismael. Foto: Cortesía de Marcelo Hernández

Emiliano estudió una licenciatura en mercadotecnia y actualmente cursa una maestría que cuando llegue el momento dirigirá hacia el deporte. El deportista está consciente de que en París las medallas se definirán milimetricamente, pero asegura estar listo para la gloria olímpica.

Sabe que la conexión que es capaz de tener con los caballos le dará lo que necesita para volver con una medalla pendiendo del cuello. Curiosamente la edición de París 2024 será la última donde la equitación formará parte de las cinco disciplinas del pentatlón moderno. Este cambio obedece a que se han presentado casos de maltrato animal.

Lo que detonó la decisión de la Unión Internacional de Pentatlón Moderno ocurrió durante los Juegos Olímpicos de Tokyo 2020. Ahí la entrenadora alemana Kim Raisner le dio un puñetazo al caballo que montaba la pentatleta Annika Schelu, mismo que fue registrado por lo medios de comunicación y viralizado en redes sociales. 

“Mi hermano y yo aprendimos que cada quien tiene su historia. Aprendimos que los dos hemos trabajado y hemos construido historias totalmente distintas, yo soy diestro y él es zurdo, somos bastante distintos. Quiero que mi historia se conozca, he trabajado mucho, me he superado a mí mismo y quiero que sepan que los sueños se logran a través del esfuerzo y el trabajo”. 

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