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Powerchair: la libertad de jugar futbol sobre una silla

Para que sus hijos jugaran futbol a pesar de su condición de atrofia muscular, un regiomontano trajo a México el powerchair, una modalidad en la que los futbolistas compiten desde su silla eléctrica. Que la Selección Nacional califique al Mundial de Argentina 2028 es el próximo objetivo.
sábado, 17 de febrero de 2024 · 07:00

CIUDAD DE MÉXICO (Proceso).- Eduardo Gutiérrez tiene la condición de distrofia muscular de Duchenne, un trastorno de origen genético que le provoca debilidad muscular grave y progresiva que sin embargo no le ha impedido jugar al futbol. Desde hace alrededor de un año llegó al club Independiente de Chihuahua, el equipo de parafutbolistas donde se desempeña como defensa.

Una persona que tiene esa condición no puede moverse por sí sola, de tal manera que Gutiérrez necesita asistencia para realizar todas sus actividades, así que en el powerchair football encontró la oportunidad de seguir jugando el deporte que más le gusta.

“Yo jugaba futbol, aunque me caía mucho debido a la falta de fuerza en mis piernas; terminaba con cansancio y desplomado en el suelo debido a mi condición. A los 10 años, por decisión propia, comencé a usar silla de ruedas.

“Es duro saber que mi cuerpo se deteriora a pesar de las terapias y medicamentos, así que jugar parafutbol me ayuda a olvidarme de todo, al menos por un rato. Me siento funcional cuando juego, porque yo soy quien maneja la silla con mi puño derecho”, relata el jugador chihuahuense de 29 años.

Eduardo Gutiérrez. Sentirse libre y funcional. Foto: Especial.

Roberto Camiro es regiomontano, tiene 22 años y la condición de atrofia muscular espinal, conocida como AME. Este padecimiento tampoco le ha robado las ganas de jugar al futbol. Juega como portero y también es defensa de los Rayados de Monterrey y de la Selección Mexicana de esta modalidad. A él lo diagnosticaron cuando apenas era un bebé de 18 meses a quien le era imposible caminar sin sostenerse de algo para no perder el equilibrio. En sus primeros años dio sus pasos apoyado en una andadera y a los seis comenzó a usar una silla de ruedas.

“Había momentos en los que pensaba: ‘Si pudiera caminar, ¿qué deporte practicaría?’ Jamás pensé en el futbol, de hecho, aceptaba que eso jamás iba a suceder, pero en 2019 todo cambió cuando me uní a los Rayados. Descubrí que mi vida no siempre sería pasiva”.

Roberto cuenta que cuando está en la cancha sentado en su silla de ruedas eléctrica la adrenalina lo envuelve y se siente tan libre como si estuviera corriendo. Su imaginación vuela tan alto que se ve a sí mismo barriéndose en cada jugada para recuperar el balón, e incluso que se tira una chilena para marcar el gol que le da la victoria a su equipo.

Roberto Camiro: “Jamás pensé jugar futbol”. Foto: Especial.

El powerchair es una variante del futbol que se juega en una silla de ruedas eléctrica y en la que sólo participan personas con una discapacidad severa motriz y/o cognitiva que requiere del apoyo o cuidados de una tercera persona casi siempre de forma permanente.

A diferencia de otros tipos de futbol como el de amputados o el de personas ciegas o débiles visuales, en octubre de 2023 la Federación Mexicana de Futbol (FMF) anunció el reconocimiento a la selección nacional de esta especialidad que pretende clasificar a la Copa del Mundo de Argentina 2028. El parafutbol es la única modalidad en México que forma parte del programa de selecciones nacionales.

La lucha de Alberto Martínez

Pablo y Andrés, dos de los cuatro hijos del notario público Alberto Luis Martínez García, también tienen la condición de atrofia muscular espinal. Se trata de un grupo de enfermedades genéticas que dañan y matan las neuronas motoras que controlan el movimiento de los brazos, piernas, cara, pecho, garganta y lengua.

Pablo es el tercero de los hermanos Martínez, tiene 24 años. Desde chiquillo jugaba futbol, aunque le costaba patear con fuerza un balón y en ocasiones se caía tras pegarle. A sus padres esto les llamó un poco la atención, pero nunca pensaron que se tratara de algo grave. Andrés es el más joven de los cuatro hermanos, tiene 18 años y su condición le impide caminar. A él lo diagnosticaron cuando era un bebé de 18 meses.

El médico que lo atendió le informó a la familia que existía la posibilidad de que alguno de sus tres hermanos también desarrollara esa condición. El pronóstico se cumplió: Pablo fue diagnosticado a los nueve años con la AME. Por fortuna no perdió la habilidad de caminar. Hasta hace tres años sí requería de una silla para trasladarse y le costaba mucho moverse, pero gracias a un medicamento ha mantenido su fuerza y puede caminar.

A Andrés la misma medicina le permite que la enfermedad no avance de manera agresiva. Él es jugador de powerchair football con el equipo Rayados, que forma parte de una de las dos ligas de esta modalidad que existen en México.

Andrés Martínez. Jugar a pesar de la atrofia muscular. Foto: Especial.
Martínez, jugador de los Rayados de Monterrey. Foto: Especial.

De acuerdo con la Organización Mundial de la Salud, las personas con la condición de distrofia muscular tienen una esperanza de vida de 20 años. Con la atención adecuada hay pacientes que superan los 40. Se trata de una enfermedad sin cura donde los tratamientos contribuyen a que las personas tengan una mejor calidad de vida.

En 2017, el señor Alberto Martínez conoció el powerchair y sus reglas: se juega sobre sillas de ruedas eléctricas que pesan 111 kilos y cuentan con protectores metálicos para los pies en la parte delantera, lo que permite a los futbolistas patear el balón. Se practica en una cancha con piso de madera de 30 por 18 metros con un balón de 33 centímetros de diámetro y en dos tiempos de 20 minutos. Cada equipo cuenta con cuatro jugadores, tres de posición y un portero.

La edad mínima para practicarlo es seis años, siempre y cuando el menor cuente con el permiso de la familia. No hay un máximo para participar. Actualmente el integrante más joven de la Selección Mexicana tiene 12 años y el mayor 38.

La posibilidad de que al menos uno de sus hijos pudiera practicar un paradeporte se convirtió en una realidad en 2018. Alberto Martínez puso manos a la obra y consiguió el aval de la Federación Internacional de Powerchair Futbol Asociación (FIPFA), el máximo organismo de este deporte adaptado, y creó la Powerchair Football México, Asociación Civil, de la cual es presidente.

“La federación internacional no le otorga el reconocimiento oficial a cualquier persona. Además de llenar un formulario, prácticamente le abres tu vida. Resulta que en México dos personas ya lo habían intentado, pero a una de ellas la FIPFA se lo negó, pues en la investigación se percató de que querían lucrar con la creación de una liga. En mi caso fue diferente, porque hay una historia de vida con mis dos hijos y la cercanía que he tenido con otras familias que se encuentran en la misma situación”, comenta el presidente de la asociación.

Los primeros pasos

Como parte del proceso para el reconocimiento oficial, en febrero de 2018 la FIPFA realizó un campamento de capacitación que duró tres días. La sede fue el Colegio Americano de Monterrey, ciudad de donde son originarios los Martínez. Ahí estuvo un clasificador brasileño, un árbitro argentino y dos jugadores uruguayos que les explicaron cómo se juega y las reglas del powerchair a la de Alberto Martínez y otras cinco familias que pudieron asistir gracias a que costearon sus gastos con su propio dinero y con donativos.

Pese a la iniciativa, el naciente paradeporte en México se enfrentaba a un obstáculo importante: los parajugadores, hombres y mujeres, no contaban con las sillas de ruedas eléctricas aprobadas por la FIPFA: el modelo Strike Force, el cual tiene un costo de 154 mil pesos. Al principio tuvieron que entrenar con sus sillas motorizadas que usaban para moverse todos los días, a las que les adaptaron un parachoques.

“Tuvimos la fortuna de que un empresario de Nuevo León escuchó del proyecto, se acercó para conocerlo y donó ocho sillas de juego. La única condición que puso fue que no dijéramos su nombre porque no quería ser el centro de atención, sino que lo fueran los chicos”, dice Martínez.

El siguiente paso fue generar alianzas con equipos mexicanos, tal y como ocurre en la Primera División de Inglaterra. Todos los clubes de la Premier League cuentan con su filial de powerchair. Los pioneros de este deporte primero contactaron a los Tigres de la UANL y la institución felina aceptó participar.

“Les mostramos a los directivos el proyecto de organizar una liga y de buscar representar a México en competencias internacionales. No dudaron en firmar un convenio de colaboración. El club no nos da dinero, pero sí uniformes oficiales y nos permite utilizar su marca y nos da visibilidad a través de sus redes sociales. Las y los jugadores de powerchair no sólo aparecen en las fotos oficiales del club, también tienen una convivencia con los futbolistas de la varonil y femenil”, señala Martínez.

Alberto Martínez (chamarra negra), abriendo brecha en México para el powerchair. Foto: Especial.

Además de los patrocinadores que comenzaron a acercarse al proyecto también lo hicieron otros equipos de la Liga MX. En octubre de 2021 se sumaron los Rayados de Monterrey. Los Tuzos del Pachuca lo hicieron hace cuatro meses. También el Saltillo FC de la Liga Premier (la Segunda División de México) y el club Independiente de Chihuahua cuentan con su equipo de powerchair.

Con 50 jugadores en agosto de 2018 se dio el banderazo a la Liga Nacional de Powerchair Football con dos torneos, el de la Liga y el de la Liga de Desarrollo. En el primero actualmente participan los equipos de mayor experiencia y conocimiento del powerchair: los Tigres, que tienen dos conjuntos (el Amarillo y el Azul), Saltillo y Rayados.

En el segundo se ubican los que recién iniciaron, así como quienes están formando nuevos parafutbolistas: también están los Tigres, Rayados y Saltillo, además del Independiente de Chihuahua y Pachuca. Alberto Martínez dice que el plan en los próximos cinco años es que haya 10 conjuntos en cada liga.

Hoy día hay 59 futbolistas, de los cuales tres son mujeres.

El espaldarazo de la FMF

La primera oportunidad para representar a México como combinado nacional llegó en 2023. Un directivo del Grupo Pachuca habló con el Comisionado Presidente de la FMF, Juan Carlos Rodríguez, acerca del powerchair, y éste a su vez contactó a Alberto Martínez para invitarlos a formar parte del programa de selecciones nacionales.

Acordaron un convenio similar al que ya tenían con los clubes mencionados. Recibieron el uniforme oficial de México y la Comisión de Selecciones Nacionales les da visibilidad a través de sus redes sociales. Martínez señala que los jugadores se sienten integrados a la estructura del Tricolor, que es una plataforma para visibilizar a las personas que acusan los distintos tipos de atrofia muscular.

En octubre de ese año, la Asociación de Clubes de Futbol en Silla de Ruedas de España (ACPFE) invitó a la Selección Mexicana de powerchair a un torneo amistoso en el que participaron España y Escocia, que se disputó en las instalaciones de la Real Federación Española de Futbol. La ACPFE pagó el hospedaje y la comida, los mexicanos costearon los boletos de avión.

El equipo mexicano enfrentó tres veces a Escocia y otras tantas a España. Los resultados no fueron los mejores, cayeron ante el primer rival con marcadores de 4-0, 3-0 y 5-0, y al segundo pudieron derrotarlo 2-0 en el último duelo 2-0 tras dos descalabros 3-1 y 1-0.

El entrenador de la selección mexicana es Julio Esquivel y su auxiliar técnico es José Onofre, quien también funge como director técnico del equipo Amarillo de Tigres. Por el momento, el Tricolor de powerchair no cuenta con un fisioterapeuta, de tal suerte que cada seleccionado vela por su cuidado personal. El proyecto contempla agregar a ese especialista que es fundamental para prevenir y atender lesiones.

Esquivel, quien se tituló en la Normal Regional de Educación Física de Monterrey, se acercó al powerchair football en el mencionado campamento que en 2018 realizó la FIPFA. Su trabajo consiste en entrenar con los seleccionados nacionales los domingos durante dos horas.

En el transcurso de la semana los parafutbolistas hacen lo propio dos días con sus respectivos equipos. Debido a que las bajas temperaturas tensan los músculos, los parajugadores descansan durante los meses que dura el invierno.

Por el momento, el conjunto tricolor sólo está integrado por jugadores que pertenecen a los clubes Tigres y Rayados, ya que son los más experimentados, de tal manera que las sesiones de entrenamiento se realizan en el Instituto Estatal de Cultura Física y Deporte (Inde) Nuevo León, así como en un anexo del gimnasio que es sede del equipo profesional de basquetbol Fuerza Regia.

Julio Esquivel (sentado), el entrenador de la Selección Mexicana de powerchair. Foto: Especial.

Amén de las cuestiones tácticas y estrategias, el entrenador Esquivel también cuida a sus futbolistas de cualquier accidente o lesión que pudiera ocurrir durante los entrenamientos. Los choques y las sacudidas son inevitables porque las sillas se calibran para que desarrollen una velocidad de hasta 10 kilómetros por hora.

Por ello sus piernas y brazos están asegurados con un velcro, también cuentan con arneses que protegen su tronco y el cuello. Asimismo, el entrenador los apoya para que aprendan a controlar el joystick (palanca de mando) de la silla eléctrica, pues dependiendo de la distrofia que tienen pueden mover en mayor o menor medida sus músculos.

El sueño mundialista

Hasta ahora se han disputado cuatro Copas del Mundo de powerchair football. Estados Unidos (2007 y 2011) y Francia (2017 y 2023) se han repartido los títulos. El primer país tiene una liga profesional de powerchair desde 2005, donde actualmente participan 65 equipos. En el segundo esta modalidad se practica de manera organizada desde 2001 y tiene tres ligas (Primera, Segunda y Tercera división). En ambos casos, los parafutbolistas perciben un salario.

A la FIPFA están afiliados 21 países, pero en el próximo Mundial de Powerchair Football sólo participarán 10. Por ser los anfitriones, los argentinos ya están calificados. La Confederación Americana de Futbol de Silla Eléctrica repartirá dos boletos más.

Esquivel y Martínez aseguran que uno lo ganará Estados Unidos, así que México deberá luchar por su lugar contra Brasil, Canadá y Uruguay. Los dos coinciden en que hay amplias posibilidades de que la Selección Mexicana califique por primera vez a la máxima justa.

Martínez dice que la Powerchair Football México y la FMF están trabajando de la mano para que nuestro país sea sede de la Copa América de la especialidad, que se realizará en 2025, pues en ese torneo se repartirán los boletos para el cotejo mundialista. Jugar como locales agranda las posibilidades de obtener el pase.

 

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