Tokio 2020

Taekwondo, una mancuerna perfecta

La taekwondoista mexicana Briseida Acosta inicia este lunes por la noche hora de la Ciudad de México su participación en los Juegos Olímpicos, con lo que buscará coronar una vida de esfuerzo, valentía y coraje. Esta es la historia con su entrenador.
lunes, 26 de julio de 2021 · 19:46

“La suerte es muy pequeña en los deportes”, piensa Juan Moreno, entrenador méxico-estadunidense de Briseida Acosta, taekwondoista mexicana que buscará coronar una vida de esfuerzo, valentía y coraje en estos Juegos Olímpicos. En entrevista, Moreno explica su exitoso sistema de enseñanza, la relación que construye con sus deportistas y cómo paso a paso él y Acosta lograron derrotar a la mejor deportista de México: María Espinoza. 

CIUDAD DE MÉXICO (Proceso).- Las vidas de la taekwondoista mexicana Briseida Acosta y del entrenador méxico-estadunidense Juan Moreno se cruzaron en los tatamis del US Open 2019, en Las Vegas. La deportista viajó a esa competencia con sus propios medios y sin nadie que la acompañara en la silla de coach. Ni tantita pena sintió por ir a buscar a Marlene Ramírez, la esposa de Moreno, quien la preparó cuando la sinaloense participó en los Juegos Olímpicos de la Juventud 2010, donde se colgó una medalla de plata.

La propuesta fue así de simple: si Juan no tenía un atleta en la división de los pesos pesados, la misma en la que compite Briseida, ¿la podría ayudar en sus combates? Moreno no dudó y ahí nació una mancuerna tan perfecta que su actuación culminó con una presea dorada. 

La sinaloense venció en esa final (12-11) a la tres veces campeona mundial Bianca Walkden. Es la primera y única vez que Acosta la ha derrotado. Fueron dos contra una. Así de importante fue la fusión de la atleta y el entrenador. 

“La ayudé pelea tras pelea y le ganó en la final a la número uno del mundo. Briseida peleó fabuloso. Para mí fue sólo una pelea más, pero para ella fue algo muy especial ganarle a alguien de ese nivel. Sintió mi energía y pasión y luego me dijo: ‘Quiero más de esto’. Vino a Miami, a mi escuela, y abrió los ojos por lo que vio. ‘Estoy lista para venir’, dijo. Ella es una mujer inteligente; sabía de mi reputación, de mi historia, de mi programa de trabajo y que soy un buen coach”, dice Juan Moreno.

Briseida Acosta, entonces, decidió dejar la concentración de la selección mexicana de taekwondo, donde también figura la multimedallista olímpica y mundial María Espinoza, quien era la apuesta de la Federación Mexicana de Taekwondo y de la Comisión Nacional de Cultura Física y Deporte (Conade) para llegar a Tokio 2020. Mientras María recibió toda la ayuda, a Acosta le dieron la espalda. 

A partir de entonces, Peak Performance Taekwondo Academy se convirtió en su escuela y en su hogar. Con la ayuda de sus padres y algunos patrocinadores, Acosta se ha encargado de pagar los más de 4 mil dólares mensuales que cuesta el entrenamiento y el hospedaje. 

Las comidas, servicios de fisiatría y cualquier otro gasto no incluido también corren por cuenta de la atleta, quien desde entonces está a la espera de que la Conade le reembolse ese dinero. 

Al principio, Briseida Acosta llegó a hospedarse en la casa donde Juan Moreno vive con Marlene Ramírez, la hija de ambos y la madre del entrenador. Fue bienvenida como un miembro más de la familia. Después se mudó a la casa que comparte con otros alumnos de Juan que también salieron de sus países o ciudades con el objetivo de prepararse rumbo a los Juegos Olímpicos. 

“También fui atleta y pobre. La gente hizo cosas por mí y yo lo devuelvo ahora. Cuando ella no tiene dinero o no puede pagar, yo puedo esperar uno o dos meses. Ella es buena, honesta y me dice: ‘Coach, no tengo’. Para que ella no se desconcentre, la ayudo. Cuando tiene dinero paga, y si no, no hago preguntas.”

Espinosa. Inspiración. Foto: Miguel Dimayuga

“Tuve suerte”

Juan Moreno es nieto de Ricardo Moreno, un regiomontano que se casó con una texana. Ambos procrearon a Juan Manuel Moreno, quien en los setenta partió de Texas para avecindarse en Chicago. Ahí, en 1975, nació el coach y también sus hermanos Carlos, Gina y Melissa. La falta de recursos les dio como opción vivir en las orillas de la ciudad, en un barrio de pandillas donde el tráfico de drogas era común entre jóvenes y adolescentes.

A Juan Moreno le dio por el deporte desde pequeño. Practicó de todo, pero el taekwondo lo cautivó a los nueve años. Por la televisión seguía las ligas profesionales de Estados Unidos, y siempre se imaginó siendo un gran deportista. El taekwondo le dio éxito y lo sacó de las calles. 

Tenía 17 años cuando representó a Estados Unidos en Seúl 88. Se convirtió en medallista de plata. Para Barcelona 92 otra vez estuvo en la selección olímpica y se agenció otra presea de segundo lugar. 

“Tuve suerte porque mi papá nos daba casa y comida. Muchos de mis amigos no tenían ni eso. Yo tenía dos o tres playeras, un par de zapatos, un pantalón, y tenía que cuidarlos porque no había para más. Donde yo vivía era peligroso. Tengo muchas historias de personas que fueron baleadas, mis amigos muertos. No me gusta hablar de eso, pero es verdad. Hubo muchas cosas malas y mucha gente muerta cerca de mí. Todos mis amigos estaban en pandillas. 

“Tomé el camino del deporte y me hizo mejor que ellos. Me protegían, no me dejaban estar con ellos, me decían: ‘Vete a tu casa, tú sí tienes futuro’. Me protegieron especialmente cuando se acercaban mis primeros Juegos Olímpicos. Me convertí en alguien importante. He tenido una familia que me ha apoyado y eso es muy importante en el deporte. Hemos batallado, pero aprendí de ellos y soy afortunado”, narra el entrenador. 

Tras haber participado en sus terceros Juegos Olímpicos en Sídney 2000, donde ya no subió al podio, Moreno se retiró como deportista, pero comenzó su camino como entrenador. Se mudó a Miami para abrir Peak Performance. Aprovechó su experiencia como taekwondoista y entró a una fase de capacitación y aprendizaje para subir al siguiente nivel: enseñar. 

“No sólo es saber taekwondo, hay que saber cómo entrenar, cómo desarrollar al atleta, la preparación psicológica. Cinco o seis años después mi equipo se volvió muy fuerte en Estados Unidos y mis deportistas comenzaron a ir a torneos internacionales y luego a la selección nacional. 

“Mi filosofía es entenderlos y desarrollar una relación personal para ayudarles a llegar a sus metas, no a las mías. Es la filosofía de todos los deportes en Estados Unidos: siempre creer en que puedes ganar. Tengo mi propio sistema que me ha funcionado durante 20 años.

“Primero, tengo un plan, un sistema, un programa; ésta es la manera para triunfar. No es suerte ganar una medalla, tienes que ir por pasos para tener un éxito sostenido. Yo trabajo fuerte y creo mi propia suerte. La suerte es muy pequeña en los deportes. Dos: soy una persona de fe, creo en el karma, en que, si haces las cosas correctas, te irá bien. Si las haces mal, tomas un atajo o te aprovechas de alguien, te irá mal.”

–Dice que la familia es muy importante, ¿cómo es su relación con Briseida Acosta? ¿Diría que usted se ha convertido en un padre para ella?

–Cuando abrí mi escuela vinieron deportistas de Nueva York, Chicago y California a entrenar conmigo. Es una gran responsabilidad cuidarlos. No sólo entrenarlos, darles lo que requieren cuando se sienten solos y necesitan una familia. Lo he hecho durante años. En 2010 yo estaba empezando a salir con mi esposa cuando ella entrenaba a Briseida en la selección juvenil de México, así que cuando quiso venir a Miami, hablé con ella y su familia. 

“Mi promesa fue que la iba a cuidar como si fuera mi propia hija. Una relación basada en la comunicación. No como un coach; como padre, hermano, como algo más importante. Ella sabe que si necesita algo, ahí estaré. Hemos creado una relación muy especial. 

“No sólo porque eres un buen atleta significa que te voy a aceptar; me tengo que asegurar que somos parecidos, que nos entendemos. Empezamos a trabajar juntos, y como soy muy directo le dije lo que esperaba y también que me dejara hacer mi trabajo, y dijo: ‘sí, señor’. No me ha decepcionado ni una sola vez, es una atleta fabulosa.”

Walkden. Prueba superada. Foto: Instagram

El primer objetivo

Como entrenador, Juan Moreno ha formado parte del staff de coaches de la selección olímpica de Estados Unidos en 2008, 2012 y 2016. También ha trabajado para los Comités Olímpicos de Grecia y de Brasil. Señala que cuando comenzó a entrenar a Briseida Acosta, lo hizo con la mentalidad de que la sinaloense sería capaz de vencer a María Espinoza para llegar a los Juegos Olímpicos de Tokio 2020. 

“Pienso que yo creía más en ella de lo que ella misma creía en sí misma. Yo veía lo que ella no veía. El primer paso era ganarle a María.”

Briseida Acosta tuvo que quitar del camino varias veces a la tres veces medallista olímpica. La primera ocasión la derrotó en la evaluación para asistir a los Juegos Panamericanos Lima 2019; después en el control interno para ganar su lugar en el Torneo Preolímpico de Costa Rica, donde consiguió el pase para Tokio 2020, y finalmente en la evaluación interna para ponerle su nombre a ese boleto olímpico. 

Después de dos ciclos olímpicos de haberse quedado en la orilla, y más de 10 años de carrera en el taekwondo, donde siempre estuvo a la sombra de María Espinoza, Acosta por fin logró lo impensable: ganarle a quien es considerada la mejor deportista mexicana y alcanzar sus primeros Juegos Olímpicos.

“María claro que es la más grande estrella, no sólo del taekwondo, sino de todo el deporte de México. Soy un gran fan de ella y sabía que era un reto enorme ganarle, pero ahora es el momento de Briseida. Mucha gente dice que es difícil lo que ella hace porque no es alta, no es flexible, no es superrápida. 

“Para mí, ella es muy dura, patea muy fuerte. Cuando entra al área es muy diferente: es explosiva, tiene gran concentración, tiene mucho coraje, es valiente. Son un montón de cosas juntas que la vuelven una rival difícil de vencer. Desde que Briseida está conmigo, cree y tiene confianza. Tiene la idea estadunidense de saber que puede ganar.”

–¿Qué posibilidades tiene de ganar una medalla?

–Definitivamente, es posible. ¿Es difícil?, sí; esto es Juegos Olímpicos. Ella es capaz de lograrlo. A algunas de las taekwondoista que enfrentará les ha ganado aquí y allá. 

–¿Qué significaría para usted que Briseida Acosta gane una medalla para México?

–Tener la oportunidad de apoyar a una deportista mexicana me enchina la piel. Es mucho orgullo para mí, por mi abuelo que fue una persona importante y por mi papá que tiene sangre mexicana. Me emociona representar al país de mi familia y llevar la bandera de México en mi pecho. Quiero ayudar a Briseida a alcanzar su sueño, que es subir al podio. Estoy muy orgulloso de ella. 

“Dos semanas antes de que peleara contra María, hablé con Briseida; vinieron sus papás y sus hermanos. Los veía y les dije: estoy tan orgulloso y emocionado de ser capaz de darles este momento de felicidad. Ahora juntos podemos ser parte de algo muy grande. Que suba al podio me daría felicidad por México, por Briseida, por su familia, y ten la seguridad de que cuando eso pase voy a llorar como un bebé.”  

Reportaje publicado en el número 2334 de la edición impresa de Proceso, en circulación desde el 25 de julio de 2021.

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