Tokio 2020
Selección Mexicana de Softbol femenil: del rechazo a los Juegos Olímpicos
En su primer viaje a unos Juegos Olímpicos, la Selección Mexicana de Softbol es una de las esperanzas de México para ganar una medalla histórica en Tokio 2020. Este miércoles a las 01:00 horas de CDMX debuta frente a Canadá.La Selección Mexicana de Softbol femenil representa una épica historia de superación, no sólo a escala deportiva, sino también personal. Las jugadoras que tienen doble nacionalidad –y que son mayoría–, mexicana y estadunidense, han sido menospreciadas en ambos lados del Bravo pese al nivel de juego que ofrecen. En esta aventura olímpica su entrenador, Carlos Caro, habla de los retos enfrentados y del potencial de las seleccionadas nacionales que prometen darle a México una grata sorpresa en Tokio 2020.
CIUDAD DE MÉXICO (Proceso).- En su primer viaje a unos Juegos Olímpicos, la Selección Mexicana de Softbol es una de las esperanzas de México para ganar una medalla histórica en Tokio 2020. Se trata de un proyecto que comenzó en 2014 con la visoría sobre jugadoras mexicanas nacidas en Estados Unidos a quienes la Federación Mexicana de Softbol ha llevado a torneos internacionales, con recursos propios y gubernamentales, para pulirlas.
El equipo está integrado por 15 jugadoras de las cuales sólo Stefanía Aradillas nació en territorio mexicano; pero ella, como sus compañeras, estudió en una universidad de Estados Unidos y fueron formadas en la estructura del softbol colegial de ese país. Están bajo el mando de los entrenadores Carlos Caro, cubano, y Carlos Bernáldez, mexicano.
En la etapa de preparación general que tuvieron las softbolistas ganaron ocho juegos y perdieron otros ocho contra la selección de Estados Unidos y un grupo de equipos universitarios.
En esa fase la Selección Mexicana disputó 22 encuentros (15 triunfos, seis derrotas y un empate) contra equipos importantes, como la selección de Canadá, Team Florida y USSSA Pride, el campeón de la liga profesional de Estados Unidos, al cual le ganaron una serie de ocho (5-3).
La selección olímpica viajó a Tokio la madrugada del miércoles 7 y de inmediato disputó tres juegos contra la selección de Japón, actual campeón olímpico (en Beijing 2008, la última vez que este deporte estuvo en el programa olímpico): perdió el primero 0-8, ganó el segundo 8-0 y el tercero volvió a caer 3-5 y enfrentó a la estelar Yukiko Ueno, la pítcher número 1 del mundo, quien permitió dos carreras de México, producto de un jonrón de Victoria Vidales con Anissa Urtez en base.
El equipo abrirá su participación olímpica contra la selección de Canadá el miércoles 21. Al día siguiente se medirá con Japón, el 24 con Estados Unidos, el 25 con Italia y el 26 con Australia. Los juegos para pelear por las medallas se celebrarán el lunes 26 de julio.
Con excepción de la infielder Sydney Romero (2021) y la fielder Nicole Mendes (2019), quienes fueron las últimas en integrarse, el representativo mexicano ha estado junto desde 2017. Mendes, quien acaba de quedar campeona con la Universidad de Oaklahoma, es la bujía del equipo. En el clasificatorio rumbo a Tokio bateó para 1.000 de porcentaje con corredoras en posición de anotar.
Además de Romero y Mendes, el equipo está formado por cuatro lanzadoras: Dallas Escobedo (derecha), Danielle O’Toole Moreno (zurda), Taylor McQuillin Quintanilla (zurda) y Sierra Hylland Bañuelos (derecha). Esta última es quien tira más fuerte con velocidades sostenidas de entre 70 y 72 millas por hora. Escobedo tiene un repertorio con todos los lanzamientos: rise, screwball, curva, drop y cambio de velocidad, y también toca las 72 millas por hora. O’Toole (66-67 millas) tiene un extraordinario cambio de velocidad y McQuillin (62-65 millas) se caracteriza por su control y por tirar muchos strikes.
Sashel Palacios y Brittany Cervantes juegan en la posición de cátcher. Palacios fue quien convenció a Dallas Escobedo de unirse a la Selección Mexicana. Ambas jugaron en la Universidad Estatal de Arizona.
Las jugadoras de cuadro son Victoria Vidales (primera base), Chelsea Gonzáles (segunda base), Anissa Urtez (short stop), Amanda Sánchez (tercera base) y las outfielders Stefanía Aradillas (también puede jugar en el cuadro), Tatyana Forbes y Suzannah Brookshire González (la más joven del equipo con 23 años).
El caso Aradillas
Es de destacar la presencia de Stefanía Aradillas, quien comenzó a jugar beisbol en la Liga Maya de la Ciudad de México desde los cinco años. A los 10 se cambió a un equipo de softbol de la Liga Olmeca. Es una jugadora hecha en México que asistió a distintas ediciones de la Olimpiada Nacional y que su nivel de juego la llevó a la Universidad de San Diego con una beca donde terminó de pulirse como pelotera.
“Las demás son hechas por el sistema de Estados Unidos, aprendieron a jugar allá, sin embargo, agarramos jugadoras muy buenas y otras que no lo eran tanto, y con nosotros es que han alcanzado el nivel que tienen porque las hemos llevado a muchísimos torneos internacionales, a jugar contra Australia, Italia, Japón, Estados Unidos, Puerto Rico; contra equipos de la liga profesional de Estados Unidos, les hemos dado todo el fogueo que se necesita.
“Todo mundo dice que no son mexicanas, que no son hechas aquí, cuando juegas esos torneos se ve si realmente puedes, porque muchas se han quedado en el camino. No porque nacieron en Estados Unidos tienen un lugar asegurado. Todo se perfeccionó con el trabajo de la federación que fue quien las llevó por todo el mundo, no fue su universidad. Si no hubieran tenido ese fogueo difícilmente hubiéramos ganado el clasificatorio a los Juegos Olímpicos”, explica el presidente de la Federación Mexicana de Softbol, Rolando Guerrero.
Desde 2014 Carlos Caro se convirtió en el entrenador de la selección de softbol. Él ayudó a Rolando Guerrero a llevar a cabo dos try outs en Los Ángeles para buscar a las mexicanas. También se sumó Carlos Bernáldez, y entre los tres han operado el equipo para hacer los line up y tomar las decisiones estratégicas.
“Estoy pagando una deuda de gratitud con México porque en 1997 el entonces presidente de la federación, Andrés Montes, me trajo para preparar un equipo para el mundial. Después me fui a Estados Unidos y he ayudado a República Dominicana y a Venezuela, hasta que me dijo: ‘Has ayudado a todo el mundo y no me has ayudado a mí, que te saqué de Cuba’. Le dije que cuando terminara mi contrato con Puerto Rico vendría. Él se enfermó y murió, y yo lo que hice fue cumplir mi palabra de estar con México. Llegué en 2014 con la visión de llegar a unos Juegos Olímpicos y lo logramos”, dice Caro.
Al entrenador también le duele que se cuestione la nacionalidad de sus jugadoras, quienes incluso en sus guantes tienen leyendas como “familia” o “sangre mexicana”. “Es muy injusto, ellas tienen un orgullo muy grande por sus raíces y además a ellas las han menospreciado en Estados Unidos”.
–¿Qué posibilidades tienen de traer una medalla? –se le pregunta a Caro.
–El oro se puede alcanzar y para eso estamos luchando. Todos los equipos tienen calidad, pero nosotros igual. Hemos ganado y perdido con las potencias mundiales y vamos a demostrar quiénes somos. La clave será que las jugadoras tengan pasión; si eso está, no hay quién nos pare.
El equipo de softbol, a diferencia de otros deportes, sí ha tenido el respaldo de la Comisión Nacional de Cultura Física y Deporte, que les ha dado recursos para las giras internacionales. Antes, cuando Alfredo Castillo era director, sólo recibieron 1.4 millones de pesos. Para disputar la liga profesional de Estados Unidos, Ana Guevara les dio la mitad de los 800 mil dólares que costó.
Además, cuentan con un equipo multidisciplinario que las acompaña a donde viajen: preparador físico, masajista y un coach asistente que se encarga de hacer todo el análisis de las estadísticas para estudiar a las rivales.
“Psicológicamente están preparadas para ganarle a Estados Unidos y a Japón; cada que jugamos con Estados Unidos son unos juegazos. Con ganarle a uno de ellos vamos a pelear la medalla de oro. Para que la cuña apriete tiene que ser del mismo palo, la mayoría tiene la doble nacionalidad y más de una sí tiene la espinita de decir: no me quisiste, tú no me seleccionaste, como Danielle O’Toole. Dallas Escobedo es campeona mundial juvenil 2018 y la cortaron.
“Nosotros buscamos quién nos representara y antes nadie quería venir a jugar con México porque éramos un equipo perdedor. A las jugadoras de élite que son All-America, aunque sean de ascendencia mexicana no les gusta jugar con equipos perdedores. Los equipos siempre nos decían: ‘Ese equipo no gana ni hoy ni mañana ni nunca’. Esos equipos tienen más de cinco años que no nos ganan”, explica Rolando Guerrero.
–¿Qué le diría a quienes cuestionan que, aunque son jugadoras de doble nacionalidad, no hablan español?
–Hay quienes en sus escuelas se pusieron a estudiar español para mejorar. ¿Por qué no lo hablan? Si las niñas hablan español las discriminan, las ven mal en todos lados. Los padres no quieren ni enseñarles el idioma. Pido que no se les discrimine en México. Por haber nacido en Estados Unidos no son menos mexicanas.
“Nosotros no contestamos comentarios de esa gente racista, protegemos a nuestras jugadoras que se dan en la torre; tendrían que respetarlas por su condición de practicar un deporte rudo porque les meten unos bolazos en las piernas que les dejan unos moretones de más de un mes. Merecen todo nuestro respeto, apoyo; y si no nos quieren apoyar, no pasa nada, como sea vamos a ir a tratar de ganar la primera medalla olímpica en un deporte de conjunto femenil. Ya hicimos historia al haber clasificado a México por primera vez a unos Juegos Olímpicos en un deporte de conjunto femenil.”
El viaje de la selección nacional rumbo a Tokio estuvo lleno de contrastes. En los Juegos Centroamericanos de Barranquilla 2018 perdieron en la final ante Puerto Rico, pero le dieron a México su primera medalla centroamericana en softbol. Para los Juegos Panamericanos de Lima 2019 otra vez se les aparecieron las boricuas y estando a un out de ganar el bronce, en extrainnings, Puerto Rico les metió un jonrón y las dejó tendidas en el terreno.
Apenas 10 días después tuvieron que disputar el preolímpico y otra vez se toparon a las puertorriqueñas. Les ganaron y, después, contra Canadá lograron el pase a Tokio 2020.
“Nuestra meta es pelear por la medalla de oro, para llegar a ese momento había que clasificar y una vez que clasificamos fue un alivio, fue un ‘estamos un paso más cerca’. Ya estamos dentro, ahora vamos por lo que realmente queremos”, dice Stefanía Aradillas, cuya madre, Carmen Alanís, es la gerente de la federación de este deporte.
En el torneo preolímpico el equipo mexicano jugó una defensiva perfecta sin errores y Escobedo, Hyland y McQuillin se combinaron para un 0.37 de carreras limpias (permitieron solamente dos en siete juegos), poncharon a 63 rivales y solamente regalaron seis bases por bolas.
“Llanto ha habido mucho. Perdimos el bronce en los Panamericanos contra Puerto Rico, 10 días después teníamos el preolímpico y le teníamos que ganar a ellas. Tuvimos 10 días para aprender de eso y superarlo. Fue un golpe duro, pero funcionó. Que ganemos una medalla en Tokio será de mucha esperanza para México y para todos los niños en el deporte, sobre todo por la pandemia que hemos vivido”, puntualiza Aradillas.