Cultura
Patriarcado pakistaní y la represión en “Joyland: La tierra de los sueños”
Saim Sadiq, con este filme independiente a estrenarse el jueves 13 en México -y primero que llegó al Festival de Cannes-, ha contribuido a un repunte del cine en su patria. La temática -descrita en entrevista con sus actores- confronta para la reflexión las tradiciones ultraconservadoras.CIUDAD DE MÉXICO (Proceso).- El cine paquistaní ha comenzado a florecer después de años de declive. El largometraje Joyland: La tierra de los sueños, de Saim Sadiq, muestra ese impulso positivo, ya que es la primera película de esa nación proyectada en el Festival de Cine de Cannes (2022) y candidata a Mejor Largometraje Internacional en la 95 edición de los Óscar.
El filme se estrena en México este jueves 13 de marzo, siendo la ópera prima de Sadiq (Lahore, Pakistán, 1991), quien vía Zoom cuenta que su idea surgió hacia 2000:
“Creo que a principios de 2016 -todavía estaba en la escuela de posgrado- tuve esta idea de un triángulo amoroso entre un hombre, una mujer y una mujer trans, ambientada en mi ciudad natal, porque tenía que escribir un guion para una clase. Luego surgió la trama que me permitió hacer un largo de un género que he visto mucho, los triángulos amorosos, pero con estos tres personajes pude explorar el patriarcado, el deseo, la sexualidad y la represión de una manera muy orgánica, sin tener que hablar de ello directamente. Son tópicos que desde niño son importantes para mí”.

La ciudad Lahore es conocida como Lollywood, una de las industrias fílmicas más grandes del país, pero Sadiq es un realizador independiente. Creció en lo que describe como una “familia conservadora de clase media”. Asistió a la Academia St Mary’s en Lalazar, Rawalpindi. Se graduó en antropología en la Universidad de Ciencias de la Gestión de Lahore en el 2014. Obtuvo la maestría en Bellas Artes en guion y dirección de la Escuela de Artes de la Universidad de Columbia en 2019.
Su primer corto, Nice talking to you obtuvo varios premios. Para su tesis de cine de Columbia creó el corto Darling sobre el mundo de los bailarines trans y obtuvo el Premio Orizzonti en el 76 Festival de Cine de Venecia, e igual fue el primer filme de su país ahí.
-¿Es verdad que se ha inspirado en su familia para crear historias?
-¡Mi familia! He dicho todo lo que debería haber dicho a través de la película. No creo que deba decir más, porque todavía hay mucho por ahí, pero sí, ellos lo saben. En general, mi familia es un grupo de gente agradable, por supuesto son conservadores y muy patriarcales. Creo que muchas de las observaciones que forman parte de la película surgen de ellos, tanto de lo bueno como de lo malo.
-En cuanto a la comunidad teatral de Lahore, ¿también la retrata?
-Sí, y siempre ha existido, desde que yo era un niño. Proyectan estos espectáculos de clase B, como un cabaret muy oprimido, sin historia, sólo mujeres con ropa ajustada bailando. Es un mundo donde el público asiste y puede experimentar la sexualidad y el deseo en cierto modo. Se convierte en una salida para el deseo, aunque sea sólo para los hombres heterosexuales. Ese lugar es muy interesante para poner en la película.
Joyland: La tierra de los sueños se ubica en el Pakistán de nuestros días. La convencionalmente patriarcal familia Rana espera el nacimiento de un niño para continuar con el linaje familiar. Haider, el hijo más joven, se une en secreto a un grupo de danza erótica y se enamora de Biba, una ambiciosa y joven estrella trans. Poco a poco, su imposible historia de amor despertará los deseos sexuales de todo el clan. Sadiq apunta al melodrama clásico para reflexionar sobre la disidencia sexual en un país movido por valores ultraconservadores. Conforman el elenco Alina Khan, Ali Junejo, Rasti Farooq, Sarwat Gilani, Salmaan Peerzada y Sania Saeed. La fotografía es de Joe Saade.

Un equipo pequeño
Se le pregunta a Sadiq si fue fácil o difícil firmar en su país esta historia, ya que aborda temas tabú generalmente no vistos ahí Y platica:
“No fue difícil filmarla porque éramos un grupo muy pequeño. Fue complicado encontrar a las personas adecuadas para hacer la película, pero una vez que tuvimos a todos y todas y que habían leído el guion, comenzamos a trabajar. Gran parte de la película se rodó en una casa y en la calle, pero en silencio. Así que nunca tuvimos demasiados problemas. Por supuesto, cuando tuvimos que grabar la escena del beso en la calle que aparece a media película, teníamos una locación real para filmarla, pero justo cuando estábamos a punto de rodar nos asustamos un poco, porque la gente miraba desde las ventanas, era una locación real.
“Entonces hicimos una pausa y luego decidimos que para esa toma debíamos construir un escenario, el resto de esta escena se filmó en una calle real. Para algunas de las escenas íntimas tuvimos que trabajar un poco en torno a ellas, pero fuera de eso el rodaje fue bastante fácil y maravilloso”.
Sobre sus actores, manifiesta que le encantan:
“Son increíbles. Los amo. Hicieron que la película sucediera para mí de muchas maneras, porque no es una película fácil de hacer, particularmente en Pakistán, porque todos provienen de familias conservadoras, incluso a algunos de ellos ni siquiera se les permitía trabajar en alguna película, y tuvieron que luchar con sus padres para ser artistas, porque eso también se consideraba que no estaba bien o no era respetable como profesión, y luego ser parte de un filme como este que cuestiona la sexualidad, el deseo y el patriarcado. Realmente los admiro. Son de un talento increíble. Se les pedían veinte o venticinco tomas y lo hacían una y otra vez para que todo quedara bien, incluso escenas muy exigentes emocionalmente, y aun así nunca fruncieron el ceño o se quejaron aunque estaban hambrientos de tanto actuar en un set de filmación. Lo dieron todo y estoy muy agradecido”.
Joyland... compitió en la prestigiada sección Un Certain Regard en Cannes y ganó el Premio del Jurado y la Palma Queer a la mejor película de temática LGBTQ. Por ello, se le cuestiona al joven realizador:
-¿Cómo se siente acerca de la aceptación que ha tenido la película fuera de su país?
-Cannes se convirtió en el hogar perfecto para la película. Los dos premios ayudaron enormemente a que otros festivales la reconocieran y la eligieran, pero además a que se distribuyera por todo el mundo, desde Japón hasta Taiwán, Turquía, México, Francia, Alemania, Estados Unidos, Reino Unido, y todos los lugares que se puedan imaginar. Creo que todo eso fue lo que realmente hizo que el filme se lanzara de la mejor manera posible”.
Cree que la película gustará en México:
“Tengo esperanzas de que sea aceptada porque he visto que funciona en lugares como Francia. Espero que muchos espectadores de México puedan verla pensando que es una cinta sobre otro país, pero que después reflexionen: ‘¡Oh!, esto realmente podría ser una familia en México también’. Apuesto que mucha gente en México ha pasado y está pasando por eso. Así que espero que les ofrezca una experiencia visual, que no los aleje y que los conmueva”.
-¿Cuál es la situación actual de la industria cinematográfica en Pakistán?
-No es una gran industria, desafortunadamente. La mayoría de las películas las realizan estudios que realmente producen televisión. La televisión es importante en Pakistán, hay muchas telenovelas y se ven en todo el mundo. Eso es muy importante, y luego hacen algunos largometrajes, pero poseen el tipo de calidad de telenovela. Existen algunas películas independientes que han comenzado a hacerse en los últimos diez o quince años. Algunas de ellas son buenas y esas son las películas independientes que espero sirvan para allanar el camino para el cine paquistaní, porque les va bien en los cines y a nivel internacional”.
Y concluye:
“Hemos tenido al menos dos o tres películas cada año que han dejado una huella, lo cual es muy alentador, pero todavía es una industria pequeña y mantenemos los dedos cruzados para que eso cambie”.
Los actores
La actriz trans Alina Khan, quien recrea a Biba, manifiesta asimismo vía Zoom a Proceso:
“Poder interpretar a una mujer trans en una película paquistaní, algo que no sucede muy a menudo, vino con un inmenso sentido de responsabilidad, y al final fue realmente significativo, alegre y gratificante. Y poder representar a mi comunidad también fue algo que le dio un sentido de honor. Es una historia muy familiar para mí porque conozco a muchas mujeres con las que crecí que tuvieron que dejar de lado algún sueño o aspiración, porque no era apropiado para ese momento”.

Rasti Farooq también habla de su personaje Mumtaz:
“Ella mantiene una relación encantadora con Haider (Ali Junejo). Aunque ese matrimonio siempre fue así desde el primer día, pensé que era muy especial. Estaba muy emocionada de poder hacer ese papel. Mas como fue un matrimonio arreglado, también comenzó a sufrir. Por supuesto Haider posee un secreto, pero igual hay un secreto que ha estado acechando allí desde antes, desde hace mucho tiempo, y ni siquiera se dan cuenta, pero se ven atrapados en las cosas no dichas, y les cuesta”.
Ali Junejo, igualmente en la charla con este medio, se refiere a su papel:
“Cuando leí las primeras páginas sobre Haider, hubo una familiaridad de nunca poder cumplir lo que tu padre quiere de ti. Uno nunca debería cumplir los sueños del padre, porque técnicamente los sueños deberían ser los de uno. ¿Los sueños nuestros deben alinearse con los sueños del padre o no?, una pregunta que ha existido siempre en el hombre y existirá después de que nos hayamos ido. Así que había algo familiar allí. Lo que era interesante y desconocido era que Haider estaba lidiando con una pregunta muy dentro de sí mismo que no tenía que ver con los sueños, sino con lo que veía en sí mismo cuando se miraba en el espejo cada mañana”.
Alina Khan interviene:
“Lo que hace la película es abrir una puerta que antes estaba cerrada Todos los días nos encontramos en conversaciones en las que discutimos qué normas sociales se han creado y cuáles deberían o no ser, o qué pueden o no ser, y qué es restrictivo y qué no. Y lo que hace la cinta es simplemente dar una perspectiva, lo que es justo o injusto con todos los personajes, los cuales se muestran con sus defectos, intereses, curiosidades, errores y honestidad”.
Junejo sigue:
“Es cierto que el largometraje inicia una conversación. Te hace sentir un poco incómodo, lo que es el comienzo perfecto para cualquier discusión sobre cualquiera de los temas que pone en la mesa”.
Farooq coincide con todos:
“Es verdad, inicia una conversación, pero la forma en que lo hace creo que es realmente notable, porque nos pide a todos que miremos hacia dentro antes de mirar hacia fuera, y decir: ‘¿Mi vida es o no difícil?’. En este sentido, todos somos estos personajes que existen en la película”.
El Ministerio de Información y Radiodifusión de Pakistán intentó prohibir el estreno el 18 de noviembre del 2022, citando la Ordenanza de Cine de Pakistán de 1979. Se dijo que “glamourizaba a los transexuales, así como sus amoríos, es un ataque director a nuestras creencias”. La Premio Nobel de la Paz 2014, Malala Yousafzai, quien también es productora ejecutiva del largometraje, declaró a Variety:
“La película no es un activismo que se presenta como arte; no aboga por un punto de vista particular ni hace un llamado a la acción. Joyland trata a cada personaje con compasión, desde el anciano abuelo que impone su voluntad a su familia hasta la joven esposa que quiere más de lo que los hombres que la rodean están dispuestos a darle. Es una película sobre las formas en que el patriarcado daña a todos: hombres, mujeres y niños. Es una película sobre los poderes curativos de la amistad y la solidaridad”.
Después se aprobó su salida a las salas de ese país, el mismo 18 de noviembre del 2022.
Se cuestiona a las dos actrices y al actor cómo los transformó la película, y Khan se adelanta:
“Quizá una de las cosas más importantes después de esta película fue que se terminó un distanciamiento con mi familia. Nos reconectamos de una buena manera, lo cual es genial”.
Recordó que se hallaba en un acto público y alguien se burló de ella y le dijo: ‘Bueno, ya sabes, si no fueras famosa y una estrella, te diría lo que la gente realmente piensa de ti’. La cinta me permitió representar a mi comunidad con un sentido de honestidad y eso le dio mucho respeto, empatía y comprensión de la gente.
“Todo lo que ha pasado con Joyland... refuerza mi creencia en el cine y el teatro, y además corroboro que la única manera de hacer algo es trabajando muy duro”.
Farooq finaliza:
“Ha sido una transformación total en muchos aspectos, tanto profesionales como personales, y ni siquiera podría hablar de la mitad de las cosas. Tuve un conflicto en mi vida, como el de Mumtaz, de que se me permitiera dedicarme a la actuación, y durante mucho tiempo no pude. Había muchas limitaciones personales que me había impuesto a mí misma, pero estaba influenciada por las voces que me rodeaban y eso era algo que realmente no podía tomar en serio. Por primera vez me di cuenta de que sí puedo y debo hacerme cargo de este trabajo como algo para lo que nací”.