Tongolele

Tongolele en el imaginario colectivo mexicano; emblema cultural de sensualidad, misterio y elegancia

Yolanda Yvonne Montes Farrington se consolidó como un grabado de la Época de Oro del cine nacional, un símbolo de femineidad y libertad expresiva.
martes, 18 de febrero de 2025 · 13:40

CIUDAD DE MÉXICO (apro).- La actriz y vedette de origen estadunidense Yolanda Yvonne Montes Farrington, mundialmente conocida como Tongolele, falleció el lunes 17 de febrero a los 93 años, dejando una huella indeleble en la vida nocturna y en la historia del cine mexicano. 

Con sensualidad única, elegancia inconfundible y su danza exótica, Tongolele se consolidó como un grabado de la Época de Oro del cine nacional, un símbolo de femineidad y libertad expresiva. Su figura representó la pulsión como existencia, la pasión por encima del amor, y el deseo en el cine. El erotismo, como vehículo de las pasiones colectivas, fue su lenguaje, y su danza una declaración de poder. 

No fue simplemente una vedette más. Su figura trascendió el escenario y la pantalla, convirtiéndose en un emblema cultural de sensualidad, misterio y elegancia. Durante las décadas de los cuarenta y cincuenta, cuando el cine mexicano alcanzaba su apogeo, Tongolele emergió como la mujer fatal, cuya danza exótica y sus números provocadores despertaron tanto admiración como fascinación. En ese contexto, su papel como una de las bailarinas más célebres de la época la situó como un ícono del cine de cabaret y los teatros de revista, donde se celebraban el erotismo y la sensualidad. Jugó con la ingenuidad de los ojos y la perturbación de los oídos. Siempre inalcanzable, aunque siempre deseada, ella era un personaje vital y autónomo. 

El contexto cultural de la época, marcado por una sociedad mexicana conservadora en plena transformación, permitió a figuras como Tongolele romper con los tabúes tradicionales. Proveniente de una familia afroamericana, su herencia cultural jugó un papel fundamental en su estilo de danza. Logró integrarse exitosamente a la industria mexicana del espectáculo, alcanzando el reconocimiento como una de las artistas más grandes de su tiempo. Su sensualidad, lejos de limitarse al escenario, se convirtió en una poderosa herramienta de visibilidad femenina. 

La sensualidad en todas sus tonalidades, incluso la denegación, ha sido siempre un componente integral de la identidad cultural mexicana, desde las danzas folclóricas hasta la música popular, pasando por las tradiciones de teatro y cabaret; pero la sensualidad de Tongolele tenía una particularidad: no se trataba de un acto privado, sino de una actuación pública, de exposición total. Ella desafiaba las normas sociales de su tiempo. Mientras que la sensualidad tradicionalmente mexicana se expresaba de manera indirecta o a través de la sutileza de los gestos, el estilo de Tongolele era más directo, audaz y sin complejos. 

Este contraste con la sensualidad popular mexicana, representada por otras figuras, como las artistas de la música ranchera y tradicional, posicionó a Tongolele de una manera transgresora. Su presencia en los cabarets y su influencia en la danza exótica la convirtieron en un símbolo de liberación para las mujeres que, a través de su cuerpo, encontraron una forma de poder y autonomía. En un México en transición, su sensualidad no sólo representa la femineidad, sino también un desafío a las estructuras patriarcales y machistas de la época. 

La figura de Tongolele encierra una compleja narrativa sobre la sexualidad, el deseo y la feminidad. Tradicionalmente la mujer ha sido vista como objeto del deseo, lo que coloca a figuras como ella en un lugar de ambivalencia; son celebradas por su belleza, pero también reducidas a símbolos del deseo ajeno. El baile sensual de Tongolele y su exhibición corporal pueden interpretarse como una manifestación de poder, un control consciente sobre el deseo masculino. 

En este sentido, la sensualidad de Tongolele puede ser vista como una forma de afirmación. A través de su cuerpo, ella no sólo se convierte en un objeto de deseo, sino que también controla y manipula ese deseo. Su sexualidad, al igual que la de otras figuras icónicas del cine de la época, se utilizó como una herramienta para definir su espacio en la sociedad, aunque esta misma herramienta la expuso a los peligros de ser reducida a su cuerpo. 

 La figura de Tongolele puede entenderse también como una representación de la fusión entre diversas culturas. A través de su danza transportó consigo una parte de la cultura afrodescendiente, pero también logró integrarse en un entorno culturalmente mestizo, aunque fallido como el mexicano, donde la mezcla de identidades es la base de la nación, y reduciendo los pueblos originarios y afromexicanos que afortunadamente hoy revaloramos. 

El estudio de la cultura también permite entender que figuras como Tongolele desafían las normativas sociales sobre el repertorio femenino. En muchas comunidades latinoamericanas, las mujeres han sido relegadas a papeles pasivos dentro de las estructuras familiares y sociales. Pero bellezas como Tongolele utilizaron su cuerpo como un espacio de poder. Su sensualidad no representaba solamente el deseo, sino asimismo una subversión de las expectativas tradicionales sobre la mujer. Al exponer su cuerpo, Tongolele reclamó una autonomía cultural que resonó profundamente en la sociedad mexicana, que veía en ella a una fémina que además de desnudarse físicamente, se despojaba igualmente de las expectativas sociales que limitaban su identidad. 

Tongolele representa la compleja intersección entre la sensualidad, el poder femenino y la aceptación de la diversidad cultural. Fusionaba lo exótico con lo mexicano y dejó una marca indeleble en el imaginario colectivo del país. Si bien su sensualidad generó controversia en su época, hoy se la recuerda con admiración como una de las figuras más importantes del cine y la cultura popular mexicana. Su sensualidad fue una forma de lucha, una herramienta de resistencia contra los ideales tradicionales y equívocos de la femineidad de su época. Su figura se convierte en un campo fértil para explorar las tensiones entre el deseo, la cosificación y la autonomía femenina.  

Hoy, más de 70 años después de su esplendor, la figura de Tongolele sigue siendo un reflejo de la lucha por una identidad femenina más libre y diversa en México. 

 

(*) Catedrático universitario, se ha dedicado ampliamente al estudio y divulgación de la historia, el psicoanálisis, la cultura, el mundo y los derechos digitales en diversos medios. 

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