Violencia
ContraCanto: la protesta del arte frente a las problemáticas en México
Su propuesta se aleja de los coros convencionales, ya que trabaja con apoyo de psicólogos y programas de nutrición que buscan atender las condiciones de las adolescentes que habitan en zonas donde la inseguridad y la violencia se han vuelto rutina.CIUDAD DE MÉXICO (apro).- En el marco del Día del Músico, el proyecto ContraCanto se presentó junto con los Niños Cantores de Tepotzotlán y el ensamble de guitarras Scherzino, en un concierto que, más que una celebración, fue un recordatorio de que el arte también es una forma de protesta y resistencia.
Alrededor de las 19:00 horas del 22 de noviembre, el templo de San Francisco Javier en Tepotzotlán, Estado de México, se convirtió en el escenario del encuentro coral, y a su vez, en un refugio sonoro frente a la violencia que atraviesa al país.
Al comenzar su presentación, las 16 jóvenes de ContraCanto dedicaron su primera melodía, “Ay mi palomita”, a Karla Mareli Salazar, una exintegrante del coro que falleció en octubre de 2023, a los 16 años, en medio de una balacera en el pueblo de Atlacholoaya, Morelos.
Atlacholoaya también es la comunidad donde, hace tres años y medio, nació el proyecto ContraCanto a manos del músico Luis Arturo Suaste, como una iniciativa para contribuir en el desarrollo artístico y personal de niñas, adolescentes y jóvenes en situación de vulnerabilidad:
"Es una comunidad como la mayoría de los pequeños pueblos en México, donde la economía es muy complicada y donde hay pocas opciones educativas. En Atlacholoya hay varias dificultades, muchísimo machismo, alcoholismo, violencia y presencia del crimen organizado. Es complicado”, contó Suaste a Proceso.
Desde antes del caso de Karla Mareli hasta la actualidad, ContraCanto ha apostado por la resistencia cultural y el arte como herramienta de construcción comunitaria.
Su propuesta se aleja de los coros convencionales, ya que trabaja con apoyo de psicólogos y programas de nutrición que buscan atender las condiciones de las adolescentes que habitan en zonas donde la inseguridad y la violencia se han vuelto rutina.
“Es un proyecto que, a través de la música, se mueve en contra de todas estas inercias que suceden en la mayoría de México, por eso se llama ContraCanto. (...) La idea es cantar en contra de todas estas problemáticas. Se hace una protesta muy fuerte, y la protesta es que estas chavas se armen de un montón de herramientas que el país les niega”, aseguró Suaste.
“A través del proyecto y paralelo al trabajo artístico, hacemos una labor de desarrollo humano (...) me di cuenta de que había necesidades mucho más importantes que el que cantaran bien o no”, añadió.
Para Suaste, el proyecto ContraCanto va más allá de un coro. Con el apoyo de psicólogos y nutriólogos, el arte se mezcla con objetivos integrales para que cada una de las jóvenes completen su identidad y sean conscientes de que “están logrando cosas muy importantes”.
Recientemente, las adolescentes tuvieron su primera presentación internacional en Canadá, una de las muchas oportunidades que les ha ofrecido el proyecto independiente, cuya finalidad es “ir abriéndoles una y otra experiencia”.
Suaste subrayó que nunca ha querido que ContraCanto dependa del gobierno, aunque sí han recibido su ayuda de manera ocasional. Sin embargo, por la naturaleza del proyecto, se han apoyado principalmente de la sociedad civil y de programas federales que fomentan proyectos culturales como el PECDA:
"Yo no estoy en la idea de no trabajar con el gobierno, pero el proyecto nunca ha dependido de él. (...) Me parece que tiene que ser independiente, ya que, a final de cuentas, este proyecto nace a partir de las carencias que hay a través del gobierno. El DIF, la SEP, el sistema económico han sido insuficientes, y los partidos políticos realmente no están viendo por los intereses de cada una de estas familias”, mencionó Suaste.
Aunque ContraCanto es un intento de revertir este tipo de problemáticas, el músico considera que los esfuerzos y avances han sido apenas un inicio comparado con el contexto que atraviesa Atlacholoaya:
"En realidad es bien poquito lo que podemos hacer. Pero sin duda, yo creo que hemos logrado cosas maravillosas, maravillosas con el proyecto”.
En su más reciente presentación, ContraCanto compartió escenario con el ensamble Scherzino de la Academia Suzuki Cuernavaca, bajo la dirección de Víctor Martínez Gardoqui, y con los Niños Cantores de Tepotzotlán, dirigidos por Ernesto García Velasco.
En el encuentro coral se interpretó una serie de melodías tradicionales como “Piel Canela”, “Amorcito Corazón”, “La bruja” y “El cascabel”, con voces y cuerdas coordinadas que resonaron en el templo y fusionaron los distintos mundos musicales.
Al terminar, el público respondió con un entusiasmo que reflejó la emoción del deleite artístico. Los oyentes encontraron en cada melodía un respiro de la cotidianeidad, lo que recuerda la importancia de celebrar uno de los motores de la felicidad: la música.
García Velasco, organizador del evento, reiteró el significado del canto en la vida de las y los niños, que funge como un impulsor de sociabilidad y los ayuda a ampliar sus círculos de amistad:
"Si tú estás leyendo esto, canta en un coro, en donde sea, desde una institución, en una iglesia (...) para aquellos que son más retraídos, de verdad, canten, acérquense, busquen y sean felices”, concluyó.