Festival de Música de Morelia
“En Michoacán somos luz”, el mensaje en el concierto de clausura del FMM ante violencia en el estado
El recital de clausura se realizó en el emblemático Teatro Matamoros, situado en el corazón del Centro Histórico de Morelia.Morelia, MICH. (apro)-. Con un mensaje en video que resumió los diez días de actividad del Festival de Música de Morelia ‘Miguel Bernal Jiménez’ (FMM), la organización hizo énfasis en que el encuentro “es un faro en la oscuridad” ante la violencia en el estado, lo que se reflejó también durante un momento del Concierto de Clausura en donde se encendieron luces que se repartieron entre el público.
El recital de clausura se realizó en el emblemático Teatro Matamoros, situado en el corazón del Centro Histórico de esta ciudad, en donde la fachada lució flores y adornos realizados por artesanos michoacanos, luces led que se elevaron hacia el cielo, y hasta un display con tres camionetas de la marca de autos china, Changan, una de las patrocinadoras de este año.
En la esquina, la avenida Francisco I. Madero –que en días pasados fue eje central de protestas contra la violencia tras el asesinato del alcalde de Uruapan, Carlos Manzo– se volvió momentáneamente peatonal, y los morelianos anduvieron a gozo por la emblemática calle en donde tampoco faltaron los vendedores ambulantes y la oferta de recorridos turísticos con leyendas.
Adentro del teatro, la Orquesta Filarmónica Joven de Colombia bajo la dirección de Santiago Cañon hizo lo propio. No sin antes escucharse brevemente la retahíla de funcionarios que acudieron a la clausura, dejando énfasis que en esta edición se logró el lema planteado: “Música de las Américas”.
La directora general del festival, Verónica Bernal Vargas, agradeció la presencia y llenos totales del programa de este año, para dar paso a un audiovisual que resumió la 37º edición, en donde también se escucharon unas palabras que sonaron a disculpa indirecta por la violencia en Michoacán.
Disculpa Indirecta porque Bernal Vargas siempre ha destacado que el festival se realiza en esencia con recursos de iniciativa privada, y “no somos ajenos a lo que sucede en el estado, la gente sabe que este festival es suyo y lo hacemos con mucho esfuerzo”, según dijo previamente a Proceso.
Se escuchó en el video:
“México está dividido. En el Festival de Música de Morelia elegimos la paz, la música es universal, construye puentes y une corazones, en Michoacán elegimos la luz, elegimos creer, somos un faro en la oscuridad.
“En Michoacán somos más la gente de bien, somos gente de trabajo, somos luz, celebremos la vida y esperanza…”.
Tras lo anterior entraron los músicos de la Orquesta Filarmónica Joven de Colombia, con Juan Felipe Molano como batuta, y Santiago Cañón como solista en el violonchelo. Esta agrupación inicio en 2010 como un ‘laboratorio social’, y a lo largo de su trayectoria han pasado más de 800 músicos.
Su impacto ha trascendido en hasta 22 mil niños y jóvenes colombianos, y su crecimiento es de corte internacional pues a la fecha han tenido más de 250 presentaciones en el extranjero.
La noche inició con la pieza “Techno” del compositor Jimmy López, una excelsa obra de siete minutos de duración de corte contemporáneo que dejó en claro la importancia de las fusiones en la música. Luego vino “Concierto para violonchelo P. 44”, estreno mundial de la compositora Amparo Ángel, quien se encontró entre el público y se levantó al recibir aplausos.
Y tras un breve intermedio en el que se repartieron pequeñas lámparas en forma de velas entre el público dio inicio la obra “Sinfonía No., OP 47 en re menor” de Dimitri Shostakovich, dividida en cuatro momentos: I.Moderato, II. Allegretto, III. Largo, y IV. Allegro non troppo, que como Molano describió antes de iniciar la obra tiene momentos de tristeza luego de las críticas y el momento politico-histórico que vivió Shostakovich en el que temió por su vida y la de su familia. Se lee en el programa:
“Esta sinfonía es el angustioso y desesperado grito de auxilio de un creador reprimido; quienes así lo entendieron la noche del estreno lloraron abiertamente”.
La sinfonía inició con un momento de pesar y lamento en el que parece que se toca fondo, sonidos de penumbra, duda e incertidumbre, hasta que –como en la vida– tras tocar fondo no queda más que elevarse, y es entonces cuando empieza la música asociada a las posibilidades, la esperanza, y la luz. Fue en esos momentos en que la gente encendió.
El Teatro Matamoros se iluminó entre el público en un momento que hizo eco con el mensaje del festival: “un faro en medio de la oscuridad” en Michoacán.