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Cine/Aún: “El buen profesor”
Acusado injustamente de acoso sexual, Julian Keller (François Civil), maestro de literatura en el liceo, intenta limpiar su nombre y mantener su equilibrio emocional cuando toda la escuela, profesores y alumnos, se agita contra él.Los colaboradores de la sección cultural de Proceso, cuya edición se volvió mensual, publican en estas páginas, semana a semana, sus columnas de crítica (Arte, Música, Teatro, Cine, Libros).
CIUDAD DE MÉXICO (apro).- Acusado injustamente de acoso sexual, Julian Keller (François Civil), maestro de literatura en el liceo, intenta limpiar su nombre y mantener su equilibrio emocional cuando toda la escuela, profesores y alumnos, se agita contra él, los colegas que lo apoyaban ponen distancia, los compañeros de la supuesta víctima parecen apoyarla; lo peor, las autoridades recomiendan la vieja política de no hacer olas, como reza el título original de esta cinta de Teddy Lussi-Modeste, El buen profesor (Pas de vagues; Francia, 2024).
Desde Cero en conducta, la clásica cinta del malogrado Jean Vigo (Zéro en Conduite, 1933), que sigue la epopeya de cuatro alumnos que se rebelan contra la institución, el cine francés ha recorrido un largo tramo en el tema alumnos y profesores; un punto de inflexión lo marcó Truffault con Los 400 golpes (1959), que expone la soledad del alumno frente a la incomprensión de la sociedad de la cual la escuela es sólo un microcosmos.
Otra línea del género, bien intencionada, presenta el heroísmo del maestro dispuesto a afrontar cualquier obstáculo con tal de lograr transmitir a sus alumnos el valor de la enseñanza, como La clase (Entre les murs, 2008), de Laurent Cantet.
Así como la cultura de las redes ha posibilitado la palabra a alumnos y estudiantes, también ha expuesto a maestros y profesores al acoso y al abuso por su lado. Un caso real como la decapitación de Samuel Paty a manos de un refugiado chechenio en 2020, azuzado por una alumna que ni siquiera había asistido a la clase donde el profesor analizó una caricatura de Mahoma, ha deslizado un tanto la balanza hacia la denuncia del peligro que viven los enseñantes frente a rumores y explosiones virales de los circuitos de redes sociales y demás. Ser maestro tiende a convertirse en una profesión de alto riesgo.
En fin, más allá del moralismo y del sentimentalismo, del lado de los estudiantes, o del lado de los profesores, asociado al género de Al maestro con cariño (aunque sea una bomba), esta historia que cuenta Teddi Lussi-Modeste resulta particularmente interesante porque le ocurrió a él mismo, pues además de cineasta -con tres películas en su haber-, es maestro de francés (literatura).
Al igual que a su personaje, a Lussi-Modesto lo acusaron de acoso; El buen profesor sirve de apología de sí mismo y de denuncia contra la actitud tibia y poco comprometida de la institución para apoyar a sus maestros, o a los mismos alumnos cuando viene al caso. Para evitar un tanto de prejuicio, el realizador se apoya en un par de guionistas que intentan darle cierta objetividad al caso.
Este maestro, sin embargo, resulta demasiado bueno; no que no existan tipos como él en el mundo real, lo que pasa es que el punto de vista de Leslie (Toscane Duquesne), la acusadora y falsa víctima, queda poco desarrollado: El juego de miradas entre ellos, la tendencia a ridiculizarla entre los demás, y la presencia del hermano violento, no resultan suficiente para entender el fondo psicológico; tampoco el favoritismo, como invitar a comer a unos cuantos y excluir a otros, convence por completo.
Lussi-Modeste proviene de una etnia de gitanos, a veces sujeta a prejuicios en Francia; su doble carrera como cineasta y como profesor representa un gran éxito social, pero en vez de explorar la complejidad social e fondo, opta por defender su estatus tras una aparente ambigüedad.