Teatro
Teatro: "Estimado señor Rilke"; las cartas con preguntas y respuestas
La obra teatral Estimado señor Rilke, interpretada por Adrián Alarcón y dirigida por Nora Manneck, elige el punto de vista del que hace las preguntas y es a él al que pone en el escenario.Los colaboradores de la sección cultural de Proceso, cuya edición se volvió mensual, publican en estas páginas, semana a semana, sus columnas de crítica (Arte, Música, Teatro, Cine, Libros).
CIUDAD DE MÉXICO (apro).- Cartas a un joven poeta de Rainer María Rilke (1875-1926), escritas a principios del siglo XX, se han convertido en una guía para escritores con inquietudes literarias y existenciales, para cualquiera que se haga preguntas sobre la vida y la soledad, sobre el talento y la música, sobre los deseos frustrados y las preguntas sin respuesta.
El libro ha trascendido el tiempo. Ha invitado a todo el que acceda a él a buscar un camino más profundo y verdadero de su propio ser, como humano y como poeta.
Las cartas que Rilke escribió estaban dirigidas al joven soldado Franz Xaver Kappus (1883-1966), cadete en la academia militar austriaca de Theressian, y esas cartas pasaron inadvertidas por muchos años, al igual que la existencia de este joven militar.
La obra teatral Estimado señor Rilke, interpretada por Adrián Alarcón y dirigida por Nora Manneck, elige el punto de vista del que hace las preguntas y es a él al que pone en el escenario. Manneck partió de su intriga por saber cuáles habrían sido las preguntas de Kappus en su correspondencia con Rilke durante ocho años. Encontró en su investigación esas cartas que él escribió y fueron las que conformaron el eje de la propuesta escénica. Sólo la primera carta es la que sigue sin conocerse y que después de un proceso de trabajo entre la directora y el actor, este último escribió la primera carta.
La directora es también la traductora y la que realiza la dramaturgia; y junto con Adrián Alarcón hacen el ensamble. La obra es entonces un intercambio de cartas entre el soldado y el poeta, cuyas respuestas se escuchan en off en la voz de Bernardo Benítez. Se establece una conversación epistolar que es difícil de asimilar ya en el escenario, considerando que el lenguaje se construye a través de la escritura donde es viable la reflexión, la interpretación y la exposición de ideas y consejos filosóficos y existenciales, que han trascendido hasta la fecha. Lo que está bien claro es el recorrido emocional de Kappus, porque a través del trabajo corporal e interno de Adrián Alarcón, podemos acercarnos sensiblemente a este personaje que se debate entre el arte de la poesía y la guerra: el arte de matar.
Nora Manneck comenta en entrevista sobre el detonante que le hizo escribir esta obra, y cuenta que escuchó a dos jóvenes soldados decir en un viaje a Egipto: “¿Recuerdas cuando estuvimos aquí conquistando el Sinaí?... Matando y vomitando -contestó el otro-”. Y ella quiso explorar esta vivencia de lo que significa ser soldado, y ese deseo de poder hacer otra cosa: escribir poesía. (Podcast Este lado del Teatro en Spotify. Código 21 radio. 11/oct/2023)
Es un acierto de Nora Manneck llevar sus inquietudes hasta las últimas consecuencias y dar vida a este cadete lleno de cuestionamientos y deseos contradictorios. Observar, no desde la perspectiva de Rilke, que se vislumbra a través de la voz en off, sino del personaje presente que generó la reflexión del poeta. Un joven de 19 años que, aun cuando continuó su carrera militar, escribió 7 novelas y algunos guiones de cine, fue editor de varios diarios y militante del Partido Democrático Liberal de Alemania después de la segunda Guerra Mundial.
Estimado señor Rilke es una obra con los elementos claves para habitar el espacio: un catre, una silla, el cuadro de Rilke, un uniforme de militar y una pijama; un espacio habitado por un hombre y sus preguntas, que dejan un sabor semiamargo en la boca. La obra se presentó en la Sala Novo del Teatro la Capilla, en el Centro Cultural el Hormiguero y ahora está los sábados de agosto en el Foro Contigo América.