Cine

Bertha Romero pide más visibilidad al diseño de vestuario en el cine

Es un personaje único, que por más de un cuarto de siglo se ha encargado de darle sentido y dignidad al oficio. Empezó como asistente con Arturo Ripstein y ahora está a la cabeza del Colectivo Vestuario MX. Desde el Festival de Guanajuato repasa su trayectoria.
domingo, 28 de julio de 2024 · 06:00

LEÓN, Gto. (Proceso).- Con alrededor de 30 años como diseñadora de vestuario para el cine, Bertha Romero señala que ha sido muy complicado valorar esta área, ya que en la llamada Época de Oro “ni siquiera hay crédito a los creadores, como una disciplina de producción, un departamento independiente”.

Antes de impartir su taller en la 27 edición del Festival Internacional de Cine de Guanajuato (GIFF), en entrevista evidencia:

“Más aún, no existe una carrera al respecto en México. Es increíble que ninguna escuela de diseño de modas tenga la especialidad en vestuario para cine, tampoco existe en la Escuela Nacional de Artes Cinematograficas de la UNAM, en fin, no le dan importancia. Los nuevos cineastas que se enfrentan a su ópera prima se preguntan ¿qué diablos trae puesto el actor? Y ya se gastaron sus recursos en la puesta en escena, la locación, el actor, en todo menos en el vestuario.

“Coincido con María Estela Fernández, gran colega y amiga, que siempre hablamos de que se le debe dar más visibilidad e importancia a este departamento. A veces no está conceptualizado en el guion y mucho menos presupuestado. Así que debemos crear más cursos”.

Comenta que el Colectivo Vestuario MX, que se creó debido a la pandemia, funciona muy bien:

“Somos 77 personas. Estamos casi todos los que laboramos en el cine, la televisión, el teatro y la publicidad. Nuestra misión es dar a conocer la versatilidad del trabajo de los miembros del gremio con las marcas, empresas, casas productoras y cinematográficas. Organizamos mesas de trabajo. Efectuamos un directorio de bodegas. Laborados en las redes y un directorio, y vamos a trabajar para que nos empiecen a conocer en el extranjero. Este año se logró que los Arieles, a entregarse el 7 de septiembre próximo en el Teatro Degollado, en Guadalajara, estén dedicados a reconocer la historia del vestuario en el cine mexicano”.

Romero, quien estudió diseño de modas en Bellas Artes y se especializó en vestuario cinematográfico en el Otis Parsons College de Los Ángeles, California, radicada en la Ciudad de México, manifiesta que ya era hora de asignar al vestuario un lugar en la ceremonia del premio de la Academia Mexicana de Artes y Ciencias Cinematográficas. Sobre el colectivo, apunta:

“Además, ya era hora de conocernos entre nosotras. Ha sido muy agradable hacer este gran grupo. Se están desarrollando propuestas interesantes. El vestuario se va a empezar a ver con otros ojos, ésa es nuestra esperanza. Y analizaremos nuestra situación de trabajo”.

La ganadora del Ariel en el 2017 por La 4ª compañía de Amir Galván Cervera y Mitzi Vanessa Arreola, explica que no hay sólo mujeres, también varones en vestuario:

Ariel por La 4ª, compañía. Foto: Facebook de Bertha Romero

“Yo estuve casada veinticinco años con un diseñador de vestuario que igual fue acreedor del Ariel, José Guadalupe López. No es una carrera únicamente para mujeres”.

Ha laborado con los realizadores Arturo Ripstein, Carlos Bolado, Benjamín Cann, Issa López, Francisco Franco, Óscar Urrutia, Everardo Gout, Ernesto Contreras, Rafa Lara y Gary Alazraky, entre otros. Ha sido docente del Centro de Diseño Cine y Televisión.

--¿Cómo trabaja el diseñador de arte con el avance de la tecnología, lo digital y la Inteligencia Artificial?

--Yo soy completamente análoga. Empecé hace casi treinta años en donde no poseíamos un celular, traía un carrito de supermercado con mis polaroids amarradas, entre trescientas o quinientas fotografías, para ver mi continuidad, la carpeta de diseño, la carpeta de dibujos, todo lo hacíamos a mano. Yo vengo de ese mundo. Ahora, de entrada, se paraliza uno de miedo y se piensa: ‘Ya para qué nos van a querer, ya todo lo hará una computadora’. Creo que nunca podrán las computadoras sustituir la creatividad y el amor que el ser humano le pone a las cosas. Ahora nos toca aprender las nuevas tecnologías, ponernos a la vanguardia y estar al tanto de lo que está sucediendo. Hay que estar abiertos, preparados con la mejor actitud para aprender”.

Vocación desde pequeña

Romero cuenta que hay dos referentes en su mente:

“Uno, cuando contaba con cuatro o cinco años de edad, mi abuela, quien me cuidaba, me dijo: ‘Usted no sabe qué le va a tocar en la vida, ¿qué quiere que le enseñe?, ¿a cocinar o a coser?’. Yo dije a coser, entonces mi abuela me sentó en su regazo a coser.

“El otro referente fue como a los doce años, mi papá me preguntó: ‘¿Qué vas a hacer cuando seas grande?’. Yo le respondí que no sabía, y agregó: ‘¿Qué es lo que te gusta?’. Yo le respondí: ‘Me gusta mucho el cine y me gusta mucho la ropa’. Y mi papá así sin más me comentó: ‘Tú vas a ser diseñadora de vestuario’. Mi papá murió al año.

“Cuando fui creciendo siempre tuve un acercamiento con el arte, la moda, la ropa, realizaba performances desde muy chiquita y vestuario. Y en algún momento dije: ‘Esto es lo que quiero hacer’, y estudié diseño de modas en Bellas Artes. Había hecho cortos y mi primera película fue con Arturo Ripstein, El evangelio de las maravillas. Fue de asistente, mas la diseñadora de esa película nunca había hecho una película y al final la terminé haciendo yo. Mi crédito sale de jefa de vestuario. Me acuerdo que era tal el estrés que abría la ropa y me metía a llorar entre ella, y luego salía y decía: ‘Bueno, ¡vamos a lo que sigue!’ Y de ahí para adelante”.

Narra:

“Llevo más de veinte títulos a mi nombre, junto con series. Es lo que soy y es lo que más me gusta. Me casé y al final no quise tener hijos. Siempre he estado con el vestuario. Y en estos últimos diez años me ha interesado mucho la docencia, es decir, generar nuevos cineastas y diseñadores de vestuario que aprecien el vestuario”.

Rememora que desde el principio intentó trabajar en todo para poder conocer a fondo el vestuario:

“He hecho teatro, de cámara, autor y comedia musical. He estado en proyectos de televisión y series, pero mi gran amor es el cine, y sobre todo el cine de autor”.

--¿Cómo trabaja una película?

--Suelo ser muy realista, y lo digo porque hay gente que posee un vestuario incluso más fantasioso, pero a mí me parece muy importante ser realista en la cinematografía. A qué me refiero: Si el personaje es pobre, pues para mí es importante que se vea pobre, que su camisa no sólo esté ensuciada con tierra fuller, sino que haya un tratamiento. Leo el guion, que es la base, hago toda la elipsis de vida del personaje: ¿de dónde viene?, ¿a dónde va? Aunque no lo diga el guion me invento ¿dónde nació y creció? y ¿por qué es así?, en fin, y trato de reunir todos los elementos de lo que sería el contexto del personaje.

“A partir de ahí automáticamente viene una esencia que es la dramaturgia del personaje a través de la ropa y con eso es con lo que trabajo, y por supuesto tomas en cuenta las notas del guion, las notas de dirección, las notas de producción y las notas de actores”.

Escultura del Ariel Vestuario, su tema. Foto: Archivo Proceso.

Además:

“Para mí lo más importante es qué te está diciendo el personaje con la ropa y eso me ha funcionado muy bien. Otro de los sellos que me caracteriza es que me gusta transformar, es decir, a mí no me gusta usar ropa nueva, ni plancho el vestuario. Soy amante de las pacas, eso ha hecho que con el tiempo se reduzcan costos, también estoy como posesionada en darle un valor de producción al vestuario con poco dinero, porque yo siento que se puede hacer mucho con más ingenio e inventiva. No me paro en una tienda Zara, no soy compradora, soy hacedora de personajes”.

Y considera mucho al elenco:

“El actor o la actriz son un punto importante. Los considero mucho y algunos piensan que hasta de más. Son muy consentidora, pero en el sentido de vamos a hacer juntos el personaje. Siempre hago el mismo ritual, los llamo y los saludo, y les llevo siempre el diseño del vestuario que ya tengo aprobado para que lo vean, y en ese momento les digo: ‘Habla ahora o calla para siempre’. Les pregunto '¿qué necesitas como personaje?' y '¿qué necesitas como persona?' Lo importante es que se sientan cómodos con el vestuario, de lo contrario se ven disfrazados, y eso es lo que siempre trato de evitar. Los actores al final de cuentas son el lienzo donde trabajo”.

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