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Arte: Museo Macay: el INAH, en credibilidad dudosa

Los colaboradores de la sección cultural de Proceso, cuya edición se volvió mensual, publican en estas páginas, semana a semana, sus columnas de crítica (Arte, Música, Teatro, Cine, Libros).
lunes, 8 de abril de 2024 · 07:10

CIUDAD DE MÉXICO (apro).- La mediocridad y servilismo profesional que ha caracterizado al sector gubernamental de la cultura durante la presidencia de López Obrador se ha evidenciado, con gran potencia, a raíz de la inconformidad por la alteración del Museo de Arte Contemporáneo Ateneo de Yucatán (Macay) que, desde el pasado miércoles 27 de marzo manifiestan numerosos artistas en redes sociales.

Sobresaliente no sólo por la importante colección de firmas yucatecas que exhibe de manera permanente --Fernando García Ponce, Fernando Castro Pacheco, Gabriel Ramírez--, el museo destaca también por los distintos servicios que ofrece: exposiciones temporales de creadores contemporáneos transgeneracionales y principalmente mexicanos, muestras temporales con obras de firmas internacionales pertenecientes a la colección, exhibiciones de obras realizadas por estudiantes de las licenciaturas de arte que se imparten en Mérida, actividades educativas para público infantil y adolescente, visitas guiadas.

Y en este contexto de servicios, también existe el compromiso académico de impartir talleres museográficos, ya que el Macay forma parte de la Red Yucatán-Cuba para el desarrollo de programas de Maestría en Arte Contempráneo y Gestión Cultural (Yucunet).

Emplazado desde su inauguración en 1994 en el edificio conocido como Ateneo Peninsular, el Macay es producto de un convenio de operación y autorización de uso del inmueble por tiempo indefinido, celebrado en 1993 por parte del gobierno del Estado de Yucatán y la Fundación Cultural Yucatán, asociación civil que posteriormente se denominó Fundación Cultural Macay. El convenio otorgó a la fundación el uso y la administración del inmueble para la operación del museo y la realización de actividades educativas y culturales.

Emplazado en la totalidad de la planta baja --con excepción del espacio destinado a locales comerciales--, y una gran parte del primer nivel, el Macay contó desde su inauguración con un expo-foro para esculturas monumentales, y cuatro corredores arcados para esculturas de mediano formato, 16 salas de exhibición y una más pequeña para los estudiantes de arte, áreas para servicios administrativos y oficinas, otras para servicios educativos, una biblioteca, dos vestíbulos, bodegas y una cafetería, entre otros espacios.

Sin una evaluación que justificara la disminución --o probable  desaparición-- del único museo de arte contemporáneo que existe en todo el sureste de la República, y sin documentos oficiales que definieran la sustitución de los responsables de la operación y administración del inmueble, el director del INAH, Diego Prieto, presentó en la conferencia matutina correspondiente al lunes 24 de julio de 2023, el proyecto del Museo de la Historia del Pueblo de Yucatán. Un museo que albergará también una sala de exposición sobre el tren maya y que será ubicado en el edificio del Ateneo Peninsular.

Resumida en un video que corre del minuto 45:14 al 50:52, la información recorre la historia del edificio sin mencionar la presencia del Museo Macay. Una omisión que se vuelve aun más lamentable cuando en el video se menciona que se recuperará el carácter del inmueble como recinto cultural, y que el “INAH ha logrado la recuperación física, adimistrativa y jurídica del Ateneo Peninsular”. Desde 1994 que se inauguró el museo hasta el día de hoy, el inmueble ha sido un recinto cultural, y su operación y administración ha estado a cargo de la Fundación Cultural Macay.

¿Qué motivos tuvo el director del INAH para mencionar y afirmar datos imprecisos en un evento mediático tan relevante, como lo es una conferencia mañanera del presidente de la República?

Por lo que haya sido, tanto la omisión como la información requieren una explicación pública del funcionario. Y por lo pronto, la mediocridad profesional  del INAH ya impactó la credibilidad de la institución.

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