Arte
Yancuic y Chichén, nuevos museos: Necesitamos una ley general
La inauguración del Gran Museo de Chichén Itzá y del Museo Yancuic en la Ciudad de México, comprueban el capricho político y la mediocridad profesional que ha caracterizado a la administración cultural durante este sexenio.Los colaboradores de la sección cultural de Proceso, cuya edición se volvió mensual, publican en estas páginas, semana a semana, sus columnas de crítica (Arte, Música, Teatro, Cine, Libros).
CIUDAD DE MÉXICO (proceso.com.mx).- La inauguración del Gran Museo de Chichén Itzá el miércoles 28 y del Museo Yancuic el domingo 25 en la Ciudad de México, comprueban el capricho político y la mediocridad profesional que ha caracterizado a la administración cultural durante este sexenio.
Sin una política cultural de Estado que defina el sentido que de la promoción cultural en la construcción del país, y sin una ley general de museos que permita ubicar tanto la pertinencia de construir otros recintos como el financiamiento de su operación a largo plazo, la creación de los museos mencionados se convierte en un gasto irresponsable.
¿Cuál fue el costo total de cada uno y cómo se justifica cuando existen museos gubernamentales que no pueden dar un servicio de calidad por la ausencia de presupuesto? En la Ciudad de México, además de cerrar salas por falta de personal de vigilancia --como en el Museo Tamayo Arte Contemporáneo--, se ha convertido en norma la ausencia de material informativo a manera de catálogos o trípticos para divulgación de las exposiciones.
Contar con un régimen legal específico para los museos gubernamentales es indispensable Enel para impulso de una gestión museística de calidad. Lo primero a regular es la pertinencia social, denominación y actividades del personal responsable. Si en el sureste mexicano existen por lo menos cinco museos dedicados a la arqueología prehispánica --dos de primer nivel en la Ciudad de Mérida--, ¿es necesario abrir otros dos?: el inaugurado en Chichén Itzá y el dedicado al tren maya que se está instalando en parte de las instalaciones del Museo de Arte Contemporáneo Ateneo de Yucatán (MACAY).
Si se considera que los apoyos a la creación artística que promueve el Fondo Nacional para la Cultura y las Artes (Fonca) ha provocado la producción de numerosas obras que carecen de espacios para exhibirse, impulsar la creación de espacios de exposición para artistas vivos resolvería una necesidad social. Al igual que la arqueología prehispánica, el arte contemporáneo tiene el potencial para dinamizar la economía turística. Y además de fomentar la convivialidad intergeneracional y fortalecer la imagen de México como un país actual, puede detonar mercados artísticos dirigidos a diferentes consumidores.
Otro aspecto que debe regularse es la nominación “museo”. Con base en lo que señala el Consejo Internacional de Monumentos y Sitios (ICOMOS), “un museo es una institución (…) que investiga, colecciona, conserva, interpreta y exhibe”. En el Museo de Chichén Itzá, ¿se van a generar investigaciones o sólo va funcionar como vitrina de objetos retirados de otros museos? Y en relación al museo Yancuic, ¿tiene una colección que defina su vocación? Ubicado en Iztapalapa y dedicado al cambio climático y la educación ambiental, este recinto no responde a las características de un museo sino de un centro cultural.
Y por último, es indispensable planear la permanencia operativa y financiera estableciendo los porcentajes de las entidades que lo financiarán. La creación e inauguración es sólo el principio.
Más que nuevos museos, los funcionarios gubernamentales deberían fortalecer el funcionamiento, profesionalismo y servicios que ofrecen los que ya existen. Los museos relevantes de nuestro país no se encuentran únicamente en la capital. En la ciudad de San Luis Potosí opera el único museo de escultura que existe en México y Latinoamérica: el Museo Federico Silva de Escultura Contemporánea. Inaugurado en 2003, sobresale por la impecable calidad artística y museística de todas sus exposiciones. Abierto a escultores de distintas generaciones y trayectorias, ha sido el encargado de registrar la historia reciente de la escultura mexicana.