Cine

“Dream scenario” (El hombre de los sueños)

Cada vez más ambiciosos, los proyectos de A24 incluyen actores poco aprovechados, o que de alguna manera han caído de la gracia de Hollywood, como Nicolas Cage, encantado con el guion y la dirección del noruego Kristoffer Borgli con Dream scenario.
sábado, 20 de abril de 2024 · 08:01

Los colaboradores de la sección cultural de Proceso, cuya edición se volvió mensual, publican en estas páginas, semana a semana, sus columnas de crítica (Arte, Música, Teatro, Cine, Libros).

CIUDAD DE MÉXICO (proceso.com.mx).– La productora independiente A24, especializada en cine y televisión –más Nueva York que Hollywood–, ha tenido un papel clave en la propuesta de un modelo nuevo de pantalla grande, el que elimina la distancia entre el de arte y el comercial.

Ha logrado crear un espacio de promoción para directores como el griego Yorgo Lanthinos (asociado al Wierd Cinema), Alex Garland (Guerra Civil), Darren Aronofsky, o el enfermísimo y fascinante Ari Aster (La cosa extraña acerca de los Johnsons, Misommar), David Lowery (el de la espléndida Ghost Story), y otros, la mayoría asociados a la cultura neoyorquina.

Cada vez más ambiciosos, los proyectos de A24 incluyen actores poco aprovechados, o que de alguna manera han caído de la gracia de Hollywood, como Nicolas Cage, encantado con el guion y la dirección del noruego Kristoffer Borgli con Dream scenario (Guion de sueño; Estados Unidos, 2023), donde descubrió la posibilidad de reinventarse como el buen actor que es…

Como el protagonista, un profesor de biología evolutiva, disparado a la fama, para luego padecer, sin deberla ni temerla, el azote de la llamada cancel culture, cuya arma principal es la red social. La fama, un tanto involuntaria en el caso del profesor Paul Matthews, se torna la peor pesadilla.

Ocurre que Paul Matthews, personaje que Cage diseña como hombre refugiado en el rol de profesor, calvo y barbudo, congelado en la vestimenta de los 90 –justo antes del auge de las redes sociales–, y apenas sufrible para sus alumnos, comienza a aparecer en los sueños de otras personas, de muchas, y como por accidente la gente lo va reconociendo cuando se topa con él. Así brinca a la fama: selfies, videos, sus clases se vuelven populares, hasta que el pico viral va para abajo, hacia el tipo más odiado y castigado por los vigilantes.

Paul Matthews, bien casado y con un par de hijas adolescentes, sólo aspiraría a escribir su libro sobre las hormigas, a medida que la extraña situación desajusta su vida y el lado pusilánime se hace patente: una exnovia escribe un artículo basado en una idea original que algún día él tuvo, y en una escena hilarante (la mejor que ha brindado el actor en su carrera, el intento de recrear un sueño erótico de alguna joven que sueña con él), se convierte en una farsa incómoda y grotesca, con un fuerte problema. Interesante salida para el director Borgli, quien logra sortear, a la vez que ridiculizar, lo que sería una escena arriesgada hoy en día en términos de MeToo.

Kristoffer Borgli, poseedor de un gran talento para lograr que sus actores encarnen personajes entre la realidad y la pesadilla, como demostró con Sick of Mysel (Enferma de mí misma), o él mismo en un simulacro de entrevista donde recibe un par de balazos, entiende bien la cultura americana desde dentro, sabe del absurdo tomado en serio, el narcisismo y el sentimentalismo de aparador. Así, el espectador de Dream scenario podría preguntarse hasta dónde la cultura de las redes sociales, sin negar sus grandes logros, no deja de ser una amplificación de ideales y valores muy americanos adoptados globalmente.

Hilarante a la vez que espeluznante, la cinta es una fantasía sintomática de la época; de las explicaciones que ofrece Borgli, la de una ilustración de la teoría del inconsciente colectivo de Jung es forzada y a contrapelo; suena más verosímil la inquietud que le produjo haber conocido a varios académicos desterrados de su trabajo, que nunca entendieron por qué; la película no busca una respuesta, sólo plantea el tema… en el fondo, de una manera muy seria.

 

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