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“Lazos de vida”: los niños de Nicky
Lazos de vida es una bella historia de bondad humana, protagonizada por un idealista que, con valor imbatible, hizo la diferencia en una época terrible de muerte y desolación.MONTERREY, NL (proceso.com.mx).– Como parte de uno de los incontables episodios del Holocausto, en la Segunda Guerra Mundial, está el de la evacuación de niños de Checoslovaquia por un grupo de valientes voluntarios ingleses que se esforzaron en el país para evitarles los horrores de la invasión alemana.
El poco conocido capítulo del conflicto bélico más grande de la historia es recreado con vibrante realismo en Lazos de vida (One life, 2023) que muestra, con detalles de oficina, cómo ocurrió el esfuerzo sobrehumano de un grupo de personas que, en una carrera contra el reloj, hizo hasta lo imposible por derrotar a la burocracia que, con pasmosa lentitud, entregaba visas y permisos.
En 1938, Hitler comenzaba a invadir Europa, anexando territorios, antes de emprender, al año siguiente, la campaña de conquista que desató la confrontación con los aliados. El ejército germano ya se había adentrado en el país y era cuestión de tiempo para que se apoderara de Praga. El Comité de Refugiados Británico en Checoslovaquia buscaba mitigar el impacto del atropello. Pero Nicky Winton (Johnny Flynn), un corredor de bolsa londinense, fue más allá: se propuso evacuar a miles de niños para salvarlos, buscándoles en otros países hogares adoptivos, mientras pasaba el conflicto.
De estreno reciente en cines, la cinta dirigida por James Hawes retoma actualidad en una época en que la migración ocupa espacios de la agenda mundial, entre grupos humanos que escapan por motivos políticos o de supervivencia, de la pobreza o el genocidio.
Es, además, inusual, pues evita el horror gráfico que siempre ha vendido como exhibición del dolor insufrible por el que pasaron las víctimas de los nazis, que emprendieron un absurdo intento expansionista que provocó millones de muertes. Si bien recrea con puntualidad la época, se concentra más en las imágenes emocionalmente impactantes de las familias hacinadas, las calles sitiadas por los temibles militares germanos, y las atestadas estaciones del tren donde estaban la huida y la esperanza.
La vida de Nicky es presentada en dos etapas. En el presente, de 1987, está un avejentado Anthony Hopkins, siempre excelente y vibrante, como un jubilado honorable y decente que vive atormentado por el pasado, tratando de saber el destino de los niños que pudieron salir. Ha llevado una existencia apacible y próspera después de haber ayudado a la evacuación de los chicos, para evitarles un futuro de aniquilación segura.
En sus recuerdos, el joven interpretado por Flynn encabeza todos los esfuerzos para conjuntar voluntades, pedir ayuda y organizar donativos para completar la tarea que parecía imposible, pues necesitaba armar una logística descomunal para la transportación hacia destinos seguros.
Si bien el tema no es nuevo, sí lo es la difusión de este capítulo trepidante de la guerra, que confirma que hubo muchos otros héroes, además de Oskar Schindler, que ayudaron a los judíos de escapar del exterminio.
La cinta tiene un bello epílogo brillante y emotivo que cierra la hazaña del británico, que se convirtió en un legendario luchador de la libertad, en defensa de los judíos a merced de los imperialistas germanos.
Como lo reseña la historia real, quienes se salvaron fueron conocidos luego como Los Niños de Nicky.
Lazos de vida es una bella historia de bondad humana, protagonizada por un idealista que, con valor imbatible, hizo la diferencia en una época terrible de muerte y desolación.