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Libros: José Agustín: Rebeldía vigente

Los colaboradores de la sección cultural de Proceso, cuya edición se volvió mensual, publican en estas páginas, semana a semana, sus columnas de crítica (Arte, Música, Teatro, Cine, Libros).
domingo, 10 de marzo de 2024 · 07:47

CIUDAD DE MÉXICO (proceso.com.mx).- En el libro “El rock de la cárcel”, José Agustín cuenta que el 14 de diciembre de 1970, después de una breve estancia en Acapulco, decidieron él y su esposa Margarita Bermúdez pasar a visitar a su amigo Salvador Rojo Gudiño, quien había sido el compositor de la música para la película “Ya sé quién eres (te he estado observando)”, dirigida por el escritor.

Los amigos fumaron marihuana, y en el lugar se encontraba “Beto” Rojo, quien formaba parte de un grupo de traficantes que pocos días antes habían sido detenidos en la Ciudad de México. El joven se escabulló y refugió en la casa de Salvador, su hermano.

Entonces unos policías, acompañados de dos agentes norteamericanos que seguían a “Beto”, entraron a la casa y los arrestaron, estimando que todos eran miembros de la banda de narcotraficantes. Además encontraron marihuana en el lugar, ante lo cual José Agustín declaró que era suya y logró que dejaran libre a Margarita. El grupo fue llevado a la Procuraduría General de la República (PGR), en donde fueron fotografiados y fichados.

El 17 de diciembre ingresaron a Lecumberri, acusados de tener en posesión 17 kilos de marihuana. En la declaración José Agustín afirmó que él sólo llevaba  una lata para su consumo personal. En el acta de formal prisión se asentó que fueron encarcelados por delitos contra la salud “en sus modalidades de posesión, transportación y tráfico de estupefacientes bajo la forma de marihuana…”.

En prisión, José Agustín empezó a escribir la novela “Se está haciendo tarde (final en laguna)”; lo hacía después de cumplir con la disciplina carcelaria, desde la tarde y hasta la noche. La narración la realizó en las bolsas de las tortas que comía, y en un cuaderno con letra muy pequeña. En ocasiones se encontraba con el escritor José Revueltas. El sábado 10 de julio de 1971 salió de prisión gracias a la solicitud de intervención que Angélica Ortiz, madre de la cantante Angelica María, le hizo al secretario de Gobernación.

Con la narración casi terminada, José Agustín se dedicó a revisarla durante1972, y al año siguiente la ofreció para su publicación en Penguin Random House (Col. Literatura Hispánica; México, 2022. 296 pp). La novela cuenta el encuentro de dos amigos y tres conocidos, así como las vicisitudes que pasan en Acapulco durante un día. Rafael decide ir a visitar a Virgilio con la intención de que lo introduzca en el ambiente del sexo, las drogas y el rock. Además, espera realizar varias lecturas del tarot en profundidad para poner a prueba sus capacidades interpretativas, así como obtener un ingreso que le permita mantener su estancia en el puerto.

En la playa de Caleta, Virgilio le presenta a Francine, Gladys y Paulhan. Con ellos empieza a beber alcohol y a fumar marihuana. Las relaciones que establecen son sensuales e intensas. Francine, por su relativa belleza, ejerce una influencia en lo referente a la sexualidad y maltrata a Gladys, una mujer madura y obesa. A su vez, Paulhan se somete y apenas manifiesta su homosexualidad. En los momentos en que están más intoxicados se despliegan sus deseos tanto eróticos como destructivos entre amigos y conocidos.

Las alucinaciones los llevan a seguir consumiendo varios enervantes y bebidas. Emprenden un recorrido por Acapulco en un vehículo prestado, y debido a la mala conducción son perseguidos por la policía. En la huida continúan fumando, bebiendo e ingiriendo pastillas. Para burlar a los perseguidores, Virgilio conduce el carro hacia Pie de la Cuesta, maneja sobre la playa y logra que la patrulla se atasque. Ya libres llegan a la laguna de Coyuca. y en pleno delirio rentan una lancha. En ese momento cada uno de los personajes realiza y vive su propio viaje y el lanchero que los conduce les dice “Mejor nos regresamos. Se está haciendo tarde”.

En esta historia José Agustín retrata a algunos jóvenes de los años setenta. Contenidos por una sociedad cerrada, buscan la libertad escuchando el rock que con sus ritmos y letras los invita a realizar aquello que les gusta. También por medio de las drogas, su consumo permite el acceso a otras realidades, y con ello rompen las contenciones morales. Así expresan sus gustos y anhelos.

El quebrantamiento se manifiesta en un erotismo mayor. Narra José Agustín la experiencia de Rafael después de consumir marihuana: “La sangre fluía por todo su cuerpo… y al fluir lo incendiaba de una forma voluptuosa… su cuerpo era fuego, brillantez y calor consumiéndose perennemente y a través de esa consunción surgía más vida y más vida, más fuego, más calor: un desgaste eterno que permitía un eterno renacimiento, una constante fuente de vida al agotarse.” La renovación trae consigo una diferente posición basada en la paz, la comprensión, la humildad inventada por los hippies: “…para salir del infierno, para no quedarse girando en los tormentos (…) de la mente. Y no somos nada, no somos nadie y somos todo y todos.” De esta manera, identificados unos con otros, se vive con cordialidad.

Asimismo, para vivir se requiere, le dice el propio Rafael a Gladys, “… conocerse. Conocer lo que (…) rodea. Encontrar el sentido, la armonía, el orden del universo. No dejarse ir sin saber qué pasa, qué hace, qué la fuerzan a hacer… (de no hacerlo se hunde) en aguas pantanosas y va acelerando su destrucción…”. Con esta conciencia de la vida como un momento placentero y armonioso, los jóvenes se enfrentan a una existencia mortífera y represora para transformarla.

“Se está haciendo tarde (final en laguna)” es una novela criptica. El ella José Agustín muestra ciertas formas de la rebeldía, característica de los jóvenes a finales de los años sesenta, que siguen estando vigentes frente a las nuevas intolerancias.

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